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Ambos jóvenes contemplaron como su pequeño se hallaba al borde en una pequeña elevación del terreno, en medio de una sangrienta lucha y además... Por donde los soldados de Amaru iban a pasar con sus caballos, sin mirar al frente, pues solo se mantenían preocupados por no pedir de vista al rey. 

Sin que ni Christian ni Ávalon se dirigiesen la palabra, salieron velozmente corriendo hacia el pequeño, sin llegar a chocarse en el intento. Ávalon llegó antes, por lo que, trató de coger al pequeño, pero si perdía tiempo en eso, sería aplastada por los de su propio ejército, más, alguien los arrolló a ambos, cogiendo al pequeño con su brazo izquierdo, protegiéndolo, mientras que a la joven morena se la colocó sobre su cuerpo al deslizarse por aquella pequeña costera, evitando que los caballos los pisasen como si fueran parte del terreno. 

Axel exclamó un gemidito de pavor, que pasó al observar  a su salvador. 

-Hola Eloy.- Dijo sonriendo. Mientras Ávalon le miró, y verdaderamente, no supo si se alegró de verlo, fue como si una parte de ella hubiese deseado que Christian, le arrollase de aquella manera, pero que, no necesariamente la hubiese colocado sobre su cuerpo. Finalmente, Ávalon acabó por sonreír de medio lado al joven, apoyando sus manos sobre su pecho hasta alzarse, para después levantar a su pequeño mientras Eloy se alzaba. 

-Gracias, Eloy.- Contestó, de forma casi tierna la joven Ávalon, consiguiendo una amplia sonrisa por parte del joven moreno de ojos oscuros que se hallaba frente a ella. Aquella joven era preciosa, y no era nada raro que al atractivo Eloy le hubiese llamado la atención, de ahí que, normalmente la cuidase, sobre todo de aquellos indeseables como Noel y Percival, que no la querían para algo precisamente puro. 

Christian, que había parado antes de llegar hasta ellos para intentar salvarlos, contemplaba con desagrado aquella escena, frunciendo su ceño, con la boca entreabierta en una gran mueca de desagrado. Estaba muerto de celos y envidia ahora mismo. Agachó su cabeza respirando fuertemente, para después alzarla y gruñir. Aquello no iba a quedar así. 

Empuñando su espada, fue directo a atacar a Eloy, pero Ávalon se percató de aquello. 

-¡Eloy, detrás! - El joven moreno se giró, con su espada desenvainada, haciéndole frente a Christian. 

-Ávalon, iros, volver con Amaru, esto está ganado. -La joven obedeció, cogiendo su pequeño, que se despedía con la mano de Christian, el cual ignoró aquella despedida,pues estaba echo una furia, tanto que, lograba hacer retroceder a Eloy. 

-¿Tu no te pareces demasiado a Axel? .- Dijo Eloy, con una severa voz, tratando de encajar una fuerte estocada en el abdomen de Christian, pero este lo esquivó. Nada más ver a aquel hombre, supo que Axel y él deberían de ser familia, pues eran como dos gotas de agua. 

A Christian pareció molestarle aquello, de ahí que emprendiera fuertemente contra el joven, derribándole y tirándolo contra el suelo. 

-Él se parece a mí, perro. -Dijo Christian con desagrado, posando un pie sobre el pecho del joven Eloy, evitando que se levantara, mostrando así su grandeza, ejerciendo todo su peso sobre aquel pié. 

Pero gran error fue por su parte, porque seguidamente, Eloy rodó, y el que acabó en el suelo por su torpeza, amenazado por una espada en vez de por un simple pié, fue Christian. 

El joven ojiverde gruñó con cierto hastío, sin mover ni un solo músculo, pero Eloy no clavó su espada.

-Si no me equivoco... Eres el padre de Axel... Entonces ¿ Qué hacías luchando contra Ávalon? -Dijo el joven, de manera más calmada, pero no abandonó su posición.
Esto provocó que Christian arquease sus cejas, haciendo uso de su deslenguada boca.

- No es de tu incumbencia. - Fue directo, pero aquello hizo que Eloy le propiciara un fuerte puñetazo, en la misma mejilla en la que Ávalon le había pegado con anterioridad.

-Me parece que no estás en posición de negarme nada. - Le amenazó Eloy, alzando una ceja orgulloso, mientras que, acercaba el filo de la espada algo más al cuello de Christian. 

Esto, obligó al joven a resoplar, y por ende, a tragar su enorme orgullo y con ello, ver con levedad como había llegado a perder el honor de aquella manera tan ruin. 

-Maldita sea, sí, soy el padre de Axel y yo no estaba luchando exactamente contra ella, simplemente comenzó ella. -Christian rodó los ojos, cansado de aquella tontería, mientras un divertido Eloy, rió. Así que ese era el padre el pequeño... Un caballero del rey... Aunque verdaderamente, lo que más gracia le hizo, fue el saber que Ávalon tenía aquel carácter. Qué mujer... 

-Por lo que veo no acabasteis bien... -Dijo con regodeo, provocando un gruñido en el joven Christian, que seguidamente gritó. 

-¡CÁLLATE! -Justo en ese instante, alguien golpeó de tal forma a Eloy que el joven tuvo que apartarse con brusquedad, casi haciéndole un corte con el filo de su espada al cuello de Christian, pero para su suerte, no fue así. 

Alex tendió la mano a su compañero, y a este le sirvió de apoyo para alzarse, cuando normalmente, la hubiese apartado con desagrado, y hubiese ido directo a por Eloy, pero aquel joven, aquel maldito joven se había escabullido como si no hubiese pasado nada, y es que, si Christian no hubiese estado tan ensimismados, se hubiese percatado de que los hombres de Amaru se habían retirado, y no precisamente porque fueran perdiendo... Todo lo contrario, pero vio a sus hombres agotados, e incluso contempló muchas bajas, de ahí que decidieran retirarse y descansar, pero era obvio, que soldados del rey se hallaban en peores condiciones , tanto que habían reducido enormemente su número. 

-Christian ¿Quién era ese? .- Dijo Alex, mirando al jadeante ojiverde, que contemplaba con rabia el campo de batalla. 

-Un ser indeseable. -Musitó, frunciendo el labio en una mueca de desagrado.- Conocía a Ávalon que... O sí, la he visto. He visto como ese... Ese.- Y rugió.- ¡Ese estúpido la salvaba! 

Alex arqueó sus cejas, escondiendo sus labios. Se iban a llevar una buena reprimenda del rey cuando se enterara de esto, pero lo mejor era, tranquilizar a su amigo y volver con los heridos y los sanos al castillo.

-Coge a Thunder y vayámonos, Chris. No es seguro quedarnos aquí más tiempo. 

Christian obedeció a regañadientes, yendo hacia donde había dejado su caballo con anterioridad. 

-Pero jamás he visto... ¡Maldita prostituta! -Graznó con violencia, lanzando un fuerte puñetazo al árbol que se hallaba frente a él. Se habían llevado a Thunder y era obvio quién había sido.... ¿Quién sino iba a poder doblegar a semejante caballo sin armar ni un mísero barullo por parte del corcel? Ávalon...  

Christian gritó desbocado, volviendo a desahogarse con el pobre árbol, hasta acabar apoyando la frente sobre su corteza, sintiéndose impotente. No tenía la cabeza necesaria para poder procesar tantas sorpresas desagradables que había tenido que soportar, porque por desgracia, solo tuvo una noticia medio buena, y es que tenía un hijo con la mujer que más parecía detestarlo ahora.

Entre tanto, Ávalon se hallaba sujetando a su pequeño, mientras Thunder se encargaba del resto para llegar hasta Amaru. Dio gracias a que ese caballo se acordase de ella, sino, hubiese sido francamente divertido verla pelear contra él, aunque... Lo que sí hubiese sido divertido habría sido ver el rostro de Christian al no ver a Thunder donde lo dejó.. Y al pensarlo, Ávalon se estremeció, sintiendo una amarga sensación en su interior. 

Ojos verdes III [ Tercera parte de ojos negros ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora