- Espera, ¿la viste desnuda? -me interrumpió- Oh viejo, nunca pensé que eras un acosador, tengo que aprender de ti. -dijo entre risas.

- ¿Qué?, ¡no!, no pasó eso. -me sonrojé.

- ¿Entonces qué pasó?, porque te estás sonrojando. -se estaba burlando de mí, desgraciado.

- ¡Cállate!, no la vi desnuda ¿si?, solo que quiero que me ayudes a hablarle. -le dije, haciendo que él se burlara aún más de mí.

- ¿En serio me estás pidiendo ayuda a mí?, has sido uno de los más populares entre las chicas desde que tengo memoria. ¿Por qué necesitarías mi ayuda?

- Yo sé que hay muchas chicas detrás de mí y todo eso, pero ella no se ve fácil.

- ¿Y crees que ella será la excepción a esas chicas?

- Espero que lo sea.

- Está bien, te ayudaré. Oye, ¿tu mamá está en casa?

- Sí, ¿por qué? -fruncí el seño.

- Porque quiero comer las galletas de chocolate que tu mamá hace -dijo haciendo una cara graciosa al pensar en las galletas- Son tan deliciosas.

- Está bien, iremos a mi casa después de clases.

Ya estábamos en el pasillo de la preparatoria para llegar a la salida, y en ése transcurso de tiempo, chicas se acercaban a mi y a mi mejor amigo para saludarnos y algunas coqueteaban con Aaron, algo en lo que mi mejor amigo es experto.

Aaron es muy apuesto, tiene los ojos color avellana y su cabello es castaño, es de contextura gruesa, ya que practica deportes igual que yo y su color de piel es un poco morena; incluso puedo decir que es más guapo que yo, pero su actitud de mujeriego hace que eso se opaque.

Hemos sido amigos desde que tengo memoria. Mi madre me contó que cuando nos conocimos estábamos peleando por un coche de carreras, en ese momento teníamos aproximadamente 3 años de edad, y desde ese entonces somos inseparables.

Ya estando en camino hacia mi casa, Aaron me contaba como había tenido relaciones con una chica en un parque, se podría decir que le gusta la adrenalina y tener relaciones en lugares poco convencionales. Lo más gracioso de la historia, es que no recuerda ni su nombre, solo recuerda que estaba buena.

Estábamos pasando por al frente de una casa que estaban rentando, al lado de la misma había un callejón oscuro, donde vi una luz pequeña de color naranja que se movía de arriba hacia abajo en algunas ocasiones; la curiosidad empezó a aflorar en mí y empecé a acercarme, al momento de hacerlo se veía una silueta, parecía ser femenina. Ya no resistiendo la curiosidad decidí acercarme un poco más.

Era una chica con un saco negro, se notaba que estaba fumando, porque salía humo por su boca, no podía ver con claridad su rostro por la sombra que daba a su cara, hasta que ella me miró, era la chica que había visto escapar por su ventana el día anterior. Apenas pude reaccionar, era muy hermosa. Al ver que no me movía hacia ningún lado, ella decidió tirar su cigarrillo y pasar por mi lado para seguir su camino.

Me acerqué a Aaron nuevamente, que tenía una cara de confusión por lo que acababa de hacer, simplemente lo dejé ahí parado para descubrir quien era esa persona. Luego me preguntó.

- ¿Que pasó?

- Era ella. -le dije casi babeando.

- ¿Qué?, habla bien y deja de babear.

- Era la chica de la que te hablé.

- ¿Tu vecina? -asentí- Es más bonita de lo que pensaba, tienes razón al estar babeando. -dijo gracioso

- Lo sé, por eso pedí tu ayuda. -suspiré

- Ahora veo porqué, parece muy difícil. -dijo mirándome.

- ¿Qué puedo decir?, me gustan los retos. -dije mientras rascaba mi nuca.

- Ese es mi chico -pasó su brazo por mi hombro- Crecen tan rápido. -dijo pasando un dedo por su ojo limpiando una lágrima imaginaria, haciéndome reír.

- Eres un tonto.

Llegamos a casa, y saludamos a mi madre, quien abrazaba a Aaron diciéndole que cada día estaba más guapo. Empecé a subir la escaleras yendo hacia mi cuarto mientras Aaron se quedaba con mi mamá mientras preparaba las galletas de chocolate. Tiré mi bolso en la cama empezando a quitarme la camisa, quería ponerme cómodo.

Mientras buscaba algo qué ponerme miré hacia mi ventana para saber si ahí estaba ella en su cuarto. Al principio no vi a nadie, hasta que detecté movimiento cuando alguien entró a la habitación, era ella; parecía que estaba discutiendo con alguien que no podía ver, porque sus cortinas me lo impedían, luego de un poco tiempo, cerró su puerta de un portazo y se sentó en su cama, se levantó nuevamente y se acercó a un escritorio, sentándose en la silla y poniendo rock, la canción que sonaba en su habitación era Devil in I de Slipknot, luego​ se paró de la silla y empezó a caminar de un lado al otro moviendo su cabeza un poco al ritmo de la canción, se notaba su furia en ese instante.

Yo por otro lado, no podía dejar de mirarla mientras recorría su habitación, como un acosador, pero era inevitable, quería ver lo que hacía, quería verla a ella.

Luego de observar por un tiempo como el acosador que soy, ella decidió cerrar sus cortinas, sin darse cuenta que yo la miraba desde mi ventana, o eso es lo que creo. Ya estando en mi cama, revisé por un tiempo mis redes sociales y decidí escuchar música, quedándome profundamente dormido.

Al despertar, ya estaba oscureciendo, hacía frío, algo habitual. Salí de mi cuarto y bajé las escaleras, llegando hasta Aaron que estaba jugando Resident Evil 7 en la sala de estar, le pregunté por mi madre y me dijo que había salido a comprar algunos víveres. Jugamos un rato, hasta que me percaté de la hora, ya eran las 10:40 pm y teníamos estudio, entonces le dije a Aaron que lo acompañaría hasta su casa para que no estuviera caminando por las calles solo, y él asintió. Busqué mi abrigo y cogí las llaves de mi casa, saliendo de ella junto a Aaron.

Íbamos caminando por las calles solitarias de Seattle, hablando ocasionalmente de deportes, o sobre los videojuegos nuevos que saldrían, casi todos de terror psicológico. Ya llegando por la calle donde vive Aaron, llegamos a su casa nos despedimos y me fui.

Mientras caminaba, quise acortar el trayecto hacia mi casa, decidiendo entrar por el parque Seattle, es más o menos cercano a mi casa. Caminaba por el parque absorto en mis pensamientos, hasta que vi una persona sentada en una banca al frente mío. Era ella. Estaba sentada leyendo un libro llamado Buscando a Alaska. Apenas la vi paré de caminar en sorpresa, ella por su parte no se había percatado de mi presencia, hasta que alzó su mirada hacia mi, mirándome con extrañeza.

Al ver la forma en la que me miraba me di cuenta que dejé de caminar cuando la vi, por eso me miraba de esa manera, así que empecé a caminar con torpeza, tratando de parecer lo más natural posible, hasta que la escuché aclararse la garganta.

- ¿Por qué me observabas desde tu ventana?

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Nota de la autora.

Hola, ésta es mi primera historia, no tengo mucha experiencia en el área, por esa razón quiero que me den sus opiniones constructivas, sean buenas o malas para mejorar. En serio quiero que les guste la historia, y salir un poco de lo cliché. Ya verán lo que pasará en el siguiente capítulo.

Espero que les guste.

Besos.

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