El peso de esta combinación.

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— ¿A qué te refieres? — Preguntó la morena confusa.

— Este es mi libro favorito. — Hice una pausa. 

— Mis actos te dirán algo de mí y mis palabras te dirán algo de mí. Las personas hablaran y te dirán algo de mí, pero aún así no tendrás una imagen clara de quien soy. — Hice otra pausa para organizar mis ideas. — Siento que me puedes conocer más por las cosas que amo. Mis libros favoritos te dirán mucho más sobre mí que mis decisiones. Las canciones que amo te dirán mucho más que mi pasado.

Camila me miraba atenta.

— Veras, quiero que me conozcas por lo que soy y no por lo que en un momento hice. — Aun manteníamos una conexión con nuestras miradas. — Quiero que tú lo descubras. Quiero que crees esa idea de mí y no solo como la chica fugitiva que se está quedando contigo. — Le sonreí.

Camila estaba tan sumergida en mis palabras que inclusive pude notar que una lagrima se resbaló lentamente de uno de sus ojos color chocolate. ¡Era tan sentimental! Entonces, fue cuando decidí acortar la distancia y dejar un suave beso en su mejilla.

Debo admitir que me asustaba un poco volver a besarla y tenía toda la razón, mi cuerpo ya estaba lo bastante lastimado como para arriesgarme a recibir otra cachetada de Camila.

Yo no podía dejar de mirar sus hermosos labios rosados. Pude notar que Camila estaba haciendo lo mismo. Inconscientemente mojé mis labios, fue cuando ella dijo:

— Puedes besarme... prometo que no te voy a golpear de nuevo.

— ¿Lo prometes?

— Sí.

Acortamos distancia. En ese momento, no me importo la pequeña herida en mi labio.

Estaba tan cerca, ella era como un sueño. Uno que se estaba cumpliendo. Uno del que no quería despertar.

Estaba tan cerca que pude sentir el rozar de su nariz contra la mía, eso me hizo sonreír inconscientemente. Y fue cuando nuestros labios tuvieron el primer contacto. Un simple roce y yo estaba sintiendo toda una descarga eléctrica en mi interior. Solo ella me había hecho sentir tal cosa con solo un pequeño toque.

Solo Camila Cabello había tenido ese efecto en mí.

Empezó como un tierno y casto beso. Después un momento, puse mi mano en su cuello para profundizar el beso, solo esperaba el permiso de la morena.

Camila abrió un poco su boca concediéndome así el tan esperado permiso para profundizar el beso. Fue entonces cuando pude sentir la punta de su tímida lengua vagando por mis labios...

— Chicas ¿Qué están haciendo? — Sí, era la inoportuna de Dinah. Apareció como un fantasma de pie en la entrada de mi habitación.

Nos separamos de un golpe. Sabía que era cliché en los libros que alguien interrumpiera el tan esperado beso de los protagonistas, no podía creer que eso me estuviera pasando a mí. ¡Era como si aquello fuera una mala broma!

— ¿Y bien? ¿Por qué tan calladas? — Repitió la más alta.

— Y-Yo...— Camila no sabía que decir ante la situación. — Le estaba checando los golpes de Lauren.

— ¿Con tu lengua en su garganta?

No pude mantenerme seria por más tiempo, ahí fue cuando rompí en risas. Camila por su parte estaba sonrojada. Se veía tan tierna. Su cara tenía una gama de rojos. Tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos. Me regalo una tierna mirada junto a un guiño.

Entre bromas y chistes de Dinah pasamos juntas lo que quedaba de la tarde. Cuando Camila ya no estaba presente, la más alta comenzó a hablar en voz baja.

— Debiste haberle dicho la verdad. — Me recalcó.

Dinah estaba enterada de absolutamente todo. Era una bendición.

— ¿Y asustarla con todo el asunto de Leekie y la droga? — Una risa sarcástica salió de mi boca. — Dinah es mejor si no lo sabe. Prefiero que crea que soy una estúpida alcohólica a que sepa todo lo que hice para conseguir aquel dinero.

— Lolo...

— No Dinah, no quiero arruinarlo todo de nuevo. No quiero que me vuelvan a ver con miedo. No quiero que se repita la historia de Ariana.

— Ariana era una estúpida y lo sabes.

— Ariana en ese momento era realista.

— Claro que no Lolo. — Dijo la más alta. — Ariana fue una maldita estúpida.

— Tenía razón al estar asustada. — Bajé mi mirada. — Pero todo lo que hice fue abrirme a ella, supongo que ese fue mi error.

Flashback

El típico calor de Miami me acompañaba aquella tarde. Me encontraba a salidas del hospital en donde estaba mi amiga Normani desde hacía un par de semanas. Aunque hacía calor, yo sentía un terrible frió en mi interior. ¿Miedo, desespero, ansiedad, impotencia? Posiblemente una gran revoltura de todo eso.

Mire mi reloj el cual marcaba las 3:39 PM.

— Nueve minutos tarde. — Suspiré.

Entonces la vi. Venía dando sancos con la acera. Claramente estaba consciente que llegaba tarde.

— Lo siento. Dijo Ariana. — Lo lamento mucho.

— No importa. —  Le dije. ¿Vamos?

Ella asintió.

El camino era silencioso. Yo tenía la culpa. Estaba muy aterrada como para hablar como si nada sucediera. Después de treinta minutos caminando, llegamos a un enorme parque. Nos sentamos en una banca que estaba alejada del resto de personas que se encontraban también allí.

 ¿De que querías hablar? Fue ella quien le dio fin al silencio.

 Tengo que decirte algo. Es importante. — Ariana frunció el ceño.

 ¿Quieres terminar?  — Dijo la pelinegra.

 No es eso. 

Sentía atracción por Ariana no lo voy a negar. Teníamos química, o por lo menos en las tres citas que habíamos tenido, había sentido que había atracción. Quería ser lo más honesta posible con ella. Nada de secretos en una relación porque es lo más sano, o eso creía yo.

¡Vaya error!

Cuando terminé de contarle lo que estaba haciendo para Leekie, ella literalmente salió corriendo del parque. Corrió como gacela que huye del león. ¡Se fue como alma que lleva al diablo!

Cuando trate de comunicarme con ella, había cambiado su número, su correo electrónico y me bloqueo en las redes sociales.

... Y ahí termino mi fugaz romance con Ariana. Desde eso, aprendí a ser cuidadosa con mis palabras. Aprendí a ocultar mejor la basura que hay en mi vida.  

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora