Me levanté de mi asiento y camine hasta donde Asthon, ahora hablaba con un hombre calvo. Preferí quedarme unos metros atrás y esperar a que aquel hombre se fuera.

—¿Vamos?— preguntó Asthon cuando se giró hacia mi y sonrió.

Sólo asentí y empecé a caminar, el camino hacia la salida fue eterno. Ahora sentía el doble de miradas sobre mi y no sabía el por qué.

—Gracias— dije cuando llegamos a la entrada del hospital.

Él negó con su cabeza y su silencio se hizo presente. No sabía que decir y al parecer él estaba esperando algo.

De pronto una gran mano tomo mi brazo, me sacudió un poco y el miedo llego a mi.

—¿Puedo pedirte algo?— la voz venía detrás de mi, fui girada por la mano que sostenía aún mi brazo.

Empecé a forcejear para que me soltara, frente a mi había un hombre calvo y me miraba esperando una respuesta. Mi respiración se volvió pesada y no se en que momento empecé a gritar.

—Suéltala— pidió Asthon, su voz era ajeno a lo que estaba sintiendo. Los recuerdos vinieron a mi.

—Duele— susurré mientras era arrastrada por el piso.

—No seas llorona— grito alguien —Perra— su voz estaba llena de odio pero... ¿Por qué?

¿Qué había hecho yo para merecer esto?

Su mano se posó al rededor de mi muñeca y empezó a tirar.

Ya no sentía la mano en mi brazo, mire que Lore y Nora se posaron frente a aquel hombre y empezaron a gritarles. Por otro lado, mi cuerpo estaba inmóvil, los brazos de Asthon estaban a mi alrededor.

—No es nada— susurró en mi oído —Yo te cuido.

Mi cabeza descansaba en su pecho, sus brazos me apretaban más. A mi alrededor tenía una docena de mirada encima, personas que me miraban como si estuviera loca o simplemente con lástima.

—Quiero irme a casa— pedí, las lágrimas empezaron a brotar.

—Yo las llevaré— dijo Asthon.

—¿Estas bien, pequeña?— Nora preguntó cuando se posó frente a mi.

—No...— susurré.

—Yo las llevaré a casa— repitió Asthon y empezó a caminar.

Mi cuerpo estaba siendo arrastrado por el de Asthon, mis piernas no respondían por el contrario estaban temblando. Asthon me miro y me soltó, me sentí desprotegida pero uno de sus brazos paso por encima de mis hombros y el otro detrás de mis piernas, me cargo hasta el auto.

Mis hermanas iban rogándole a Asthon que no me dejara caer, pero él ni se inmutaba. Paro al lado de un auto color negro.

—Debo soltarte un momento— susurro, asentí y me dejó en el suelo.

Abrió la puerta del copiloto y me invitó a subir, abrocho mi cinturón y abrió la puerta trasera para mis hermanas.

Mi respiración ya se había regulado cuando él arranco el auto, pero aún estaba llorando, lloraba por lo débil que había sido por un simple persona que toca mi brazo. Pero es persona era un hombre y eso era la razón de mi temor.

•|•

Todo el trayecto fue silencioso, la única que vez que se escucho algo fue cuando Lore le dió la dirección de nuestra casa a Asthon.

De tanto llorar me dolían los ojos, el dolor en mi cara se empezaba a amonestar, me sentía pesada, cansada, sin fuerzas y claro apenas veía los pequeños morados que se me estaban formando en los brazos.

—Aquí es— informo Nora, desabroche el cinturón de seguridad y abrí la puerta para bajar pero esta no cedió.

—Espera un momento Sara— pidió Asthon, lo mire sin entender. Él se giró hacia mis hermanas y hablo —¿Pueden darme un momento a solas con Sara? Por favor.

Ellas se miraron entre sí y luego a mi. Asentí en señal de que estaba bien, el seguro de las puertas se escucho y ellas bajaron.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora