—Si hiciera eso —añadió. Se acercó al lado de la silla donde se acomodaba el mayor Kaiba—, agravaría más el problema.

—Esos problemas que mencionas, no existen.

—Seto ¿cuántos años tienes ya? ¿Treinta? ¿Cuarenta?

—Veinticinco —corrigió con expresión seria y mirara muy fija.

—¿Estás seguro? Pareces de más.

—Mokuba —pronunció en forma de advertencia—. Déjate de rodeos porque tengo muchas cosas que hacer.

—A eso iba. —Hizo un ademán para continuar—. Si por algún motivo nos deshiciéramos de la muchacha, que debe estar por algún lado, confirmaríamos que es una treta para llamar su atención.

—¿Y no lo es?

—Bueno si —dijo pensativo—, pero ellos no lo saben. De todas maneras, es para engañarlos y no piensen que su CEO estrella, nunca ha tenido alguna relación. ¿Sabes lo que piensan de los hombres solteros que pasan los veinte?

Se rió fríamente ante el comentario de su hermano. ¿Cómo no hacerlo? Personalmente tenía una enorme responsabilidad al manejar la corporación, para así llevar el apellido Kaiba en todo el mundo, y a Mokuba se le ocurría pensar que los paparazzis iban a hablar mal de él por no tener una mujer a su lado. Menuda tontería. Tenía que poner remedio a este asunto.

—¿Que estás haciendo? —preguntó Mokuba al verlo sacar su teléfono.

—Llamando a la empresa de luz para administrar el consumo. Muchas horas de televisión te están obligando a decir estupideces.

—¡Seto! Lo digo en serio.

—Yo también. Tengo suficiente pensando en lo que presentaré mañana, y estos asuntos de publicidad, me tienen sin cuidado —explicó seriamente al guardar el teléfono—. Así que si me disculpas...

—Entonces —dijo Mokuba al detener la silla para evitar que lo ignorara—, eso quiere decir que ya encontraste solución a lo del señor Harris y el contrato.

—Hasta el último detalle —contestó seguro.

—¿Piensas hacer uso de mi idea y decir, que la pelirroja que pasea por ahí, es tu novia?

—No tengo que llegar a esos extremos.

—Sabes que te arrepentirás. El magnate Harris es fanático del concepto 'familia'.

—Mokuba, creo que ya cumplí la suficiente edad para que un adolescente me haga advertencias. —Hizo fuerza para girar su silla—. Así que puedes ir deshaciéndote de la... mujer que da mal aspecto a la casa.

—En verdad, espero que no te arrepientas de lo que haces —intervino algo contrariado al escuchar tales palabras.

—No creo que lo haga.

—Si cambias de idea, por muy mínima que sea la probabilidad, házmelo saber para estar preparado —comentó seguro al dirigirse hacia la puerta antes que, literalmente, lo botaran de la oficina.

—Veremos Mokuba. —Le quitó importancia a lo que decía. Estaba muy ocupado alistando su portátil para seguir con sus responsabilidades.

—Por lo menos no es una negativa.

Escuchó fuerte y claro el sonido de la puerta al cerrarse. Lo único que le faltaba era que el dolor de cabeza se agudizara más, y fuera él mismo, quien tomara cartas en el asunto con respecto a lo discutido. ¿Hacer que una mujer se pasee por la casa con el título inexistente de ser su novia? Era una idea que sólo se le ocurriría a Mokuba. No necesitaba llegar a tales extremos para generar su tan aclamada publicidad y así hacerles creer que tenía una relación. Era una vil tontería.

Encuentro Fortuito (Serenity x Kaiba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora