—Por cierto ¿no vas a la universidad hoy? —Jimin paró de comer su almuerzo (cocinado deliciosamente por Yoongi, por cierto) y levantó el rostro enarcando las cejas curioso al escuchar la pregunta—. Me contaste que estudiabas danza ¿no?

Negó, intentando no inquietarse por darse cuenta que Yoongi no se había olvidado de lo que hablaron en la fiesta. —Perdí este semestre, no alcancé a matricularme en la fecha de los ingresos especiales, tengo que esperar hasta fin de año.

—¿Que? —Yoongi bajó sus palillos y frunció el ceño ofendido—, ¿qué jodidas cláusulas son esas? Podría demandarlos sabes, ¿quieres que lo haga?

—¡Qué! ¡por supuesto que no! Hyung, por favor... —Jimin cerró los ojos y suspiró—, sé normal ¿quieres? Estoy bien así, después de operarme decidí dejar el resto del año para recuperarme, además quedan unos tres meses para que termine el año.

Yoongi asintió, conforme con la respuesta, aunque luego se reprochó mentalmente su comportamiento, ¿qué quería lograr? ¿demandar a una universidad sólo por Jimin? ¿Qué le pasaba?

—¿Hace cuánto te operaste?

Jimin se echó un poco de arroz a la boca antes de contestar. —Ya serán 4 meses más o menos —observó el calendario de kumamon colgado en la pared de la cocina, aunque frunció el ceño, preguntándose quién mierda había traído eso ahí, generalmente había cosas de Ryan adornando la casa, por cortesía de Namjoon, claro. O sino, de Hamtaro debido a él, pero nada de ese monstruo negro con sonrisa depravada que asustaba a los niños como él. De todas formas, recorrió los números hasta dar con el indicado—, el 29 de septiembre se cumplirán exactamente 4 meses.

Yoongi frunció el ceño, un dolor molestó en su estómago de forma repentina, pensando que también ese mismo 29 de septiembre se cumplirían cuatro meses de la muerte de Haeyeon. La vida parecía querer recordarle por todos los medios esa cruel memoria dolorosa, sin embargo, ver a Jimin así, con el rostro arrugado mientras pensaba y los mofletes hinchados por la comida lo hacían relajarse de inmediato, porque era muy mono.

No aguantándose, levantó la comisura de su boca, emitiendo un leve sonido parecido al de una risa, aunque la acción duró poco, porque al tiempo de percatarse de la mierda que hacía se tensó de golpe y carraspeó duro mientras regresaba a su comida.

—Y tú, hyung... ¿siempre has sido abogado?

—Sí, me gradué a los 22.

—Qué joven... —susurró Jimin, pensando en que él tenía 20 y le faltaban unos 3 años para graduarse.

—Bueno —Yoongi cogió una servilleta para limpiarse sin antes tenderle una a Jimin, quien tenía las comisuras de su labio manchados de salsa. Luchó con la urgencia de limpiarle él mismo, así que agradeció que el menor le haya recibido el pedazo de papel porque o sino estaba más que dispuesto a ponerse de pie, estirar el brazo y limpiarlo. Arrugó el papel pensando en que estaba muy mal esa idea en su cabeza. En serio ¿Qué mierda le pasaba? Carraspeó, como por cuarta vez y continuó—: eso es porque adelanté varias materias, además, entré un año antes a la universidad.

Jimin agrandó los ojos, removiéndose en su sitio y posando ambos codos en la mesa para intentar acercarse, totalmente curioso con la nueva información.

—¿Y el servicio de inteligencia? ¿siempre has estado ahí? ¿Cuál es tu trabajo?

Esta vez, Yoongi no se maldijo internamente ni se tensó de golpe cuando sonrió mostrando sus dientes, sin vergüenza, porque ver a Jimin luciendo tan pequeño y emocionado le causaba diversión.

HEARTBEAT #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora