8. Solo debe haber amor en el corazón

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Ambos tardaron días en llegar a Idris, pero antes de atravesar la entrada a la ciudad, decidieron usar un disfraz que los ayudara a mezclase con la gente sin llamar sospechas. Decidieron que un anciano ciego con su lazarillo era la mejor opción para pasar desapercibidos.
La ciudad era una maravilla descubierta para ambos. Había más gente de la que nunca llegaron a creer posible ver. Pasaban por negocios con exquisita variedad de telas, joyas, comida, libros y mucho más.
Un grupo de hermosas bailarinas caminaron por su lado agitando sus pañuelos, con encantos y excentricidades.
Luego, se dirigieron hacia unos viajeros a los que le hicieron lo mismo.
Magnus y Max siguieron caminando, hasta que llegaron a ver a un chico que iba junto a una hermosa joven.
-Es él- le dijo Magnus al ciervo.
-Entonces vamos- dijo el ciervo.
Ambos estuvieron siguiendo a ambos jóvenes, hasta que estos se detuvieron en un callejón. Allí, Magnus usó su magia para poner al chico contra la pared.
-Donde está él?!- exigió saber Magnus

-No sé de que hablas- dijo Simon.
Su mano llegó a la daga de su cinturón, pero cuando iba a tomarla, sintió que  quemaba como si fuera fuego.
-El chico de ojos azules y cabello negro- volvió a decir Magnus- Donde está? Te juro que sí le hiciste daño...

-Magnus- gritó la chica- Alec está conmigo, está a salvo.
E

l brujo volteo hacia Isabelle y el niño quitó el hechizo que la mantenía en la pared. Magnus hizo lo mismo con Simon.

El glamour cayó abajo y se reveló el verdadero aspecto del brujo. Asiático, de cabello negro, piel caramelo y ojos de gato.
-

Llevame con él-exigió el brujo.

Y ahora, todos estaban en la carreta. Una carreta que estaba encantada para que por dentro fuera más grande que afuera y que en el exterior presentaba una imagen de deterioro.
Magnus solo quería matar a los tres chicos justo ahora, pero reconocía que para ser criminales, vivían muy bien.

El interior era tan grande que presentaba dos camas, un sofá, una despensa con buena comida, libros, una sala de combate y una armería.
Él, Max, la chica pelirroja (que se había presentado como Clary), el castaño (que se llamaba Shylock) y la joven de temple indomable (Isabelle), estaban sentados en una mesa del centro mientras esperaban a que Jace el falso rubio natural trajera unas bebidas.
Cuando lo hizo, se sentó al lado de Clary. Magnus se dirigió la jarra de cerveza a sus labios y bebió.
-Entonces, cual es el plan?- preguntó Jace.
-El plan es que me dirán donde está mi esposo para largarnos de aquí- dijo Magnus.
-Espera un poco, brillitos- dijo Simon- tu no puedes aparecer de la nada y decirnos que hac...
Pero Simon no pudo terminar de hablar porque un anillo de energía roja empezó a apretar su cuello.
-Simon- gritó Isabelle.
Todos dirigieron su mirada a Magnus, el anillo provenía de sus manos y sus ojos de gato tenían un color más oscuro.
-No me provoques- dijo el brujo- Es su culpa que mi Alec haya sido torturado y ahora me llevaran a donde está.
-Magnus- dijo Isabelle, tratando de calmar al brujo- Mirame.
El brujo lo hizo, el anillo de energía bajando la potencia pero aún presente.
-Alec está a salvo, pero salir será más difícil que entrar. Ambos decidimos que la única manera de salir era con ayuda. Confía en mí.
-Y por qué debería?
El anillo se hacía más fuerte y el rostro de Simon perdía sangre.
-Magnus- dijo Max- Debes escucharla.
-Soy su hermana- dijo Isabelle.
Magnus palideció y soltó a Simon, quien cayó desmayado. Jace y Clary fueron hacia él.
-Lo dices en serio?-preguntó Magnus.
-Juro por mi vida que es verdad- dijo Isabelle.

Entonces,  Magnus corrió a los brazos de Isabelle. Lágrimas caían del rostro de su rostro.
Izzy lo acunó, dejando que las lágrimas cayeran.
-Como está?
-No muy bien, lo siento. Algo le hicieron que lo destruyó por dentro. Pero se que pomos salvarlo. En todo momento no dejaba de hablar de ti y de sus hijos. Te extraña y la distancia lo está matando.
-A mí también, no paro de morir cada segundo que pasa.

Esa Magia Entre Nosotros (Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora