-Yo dormiré en el colchón inflable, tu toma la cama –me sonrió Mike mientras con el pie presionaba un artefacto que lo hacía inflarse.

-No, ni hablar –me negué rápidamente mientras tomaba unas sabanas que Jane había puesto en mi maleta ¿Por qué? No lo sé, ella se toma en serio eso de "todo lo necesario".

-Claro que si, eres mi invitada.

-Y tu el dueño, así que ni lo pienses.

-Hey, piedra, papel o tijera ¿bien? Si yo gano, duermes en la cama. Si ganas...bueno, haces lo que quieras.

-Bien –me animé- A las tres.

-Uno, dos... ¡Sí!

-Demonios –bufé. Hice piedra, él papel.

Fui a buscar mi pijama dentro de la maleta, no sin antes mostrarle maduramente mi lengua a Michael. Revolví un poco las cosas para comenzar a ponerlas el armario (que era gigante)

Jane me había guardado todo desordenado, por lo cual, aún no encontraba mi pijama. Pude ver un pequeño bollo arrugado en un rincón de la maleta. Saqué el pequeño short que ocupaba para dormir y cuando tomé la camiseta sentí mi corazón encogerse.

Ahí estaba lo que fue un regalo de Finn cuando cumplimos cinco meses de noviazgo. Él era un jugador de soccer en la escuela, lo apasionaba tanto como a mis dieciséis 5sos.

Y con esto, acabo de entender que es lo que hace aquí.

Jane me había querido jugar una broma.

En el mismo cajón oscuro donde guardaba este, también estaba una camiseta de 5 seconds of summer muy parecida por el color. Seguramente con la prisa, tomó la que creyó correcta para que me viera aquí, recordando mis tiempos fangirl.

Pero esta...esta era otra cosa.

Era negra, con el número diez estampado y un gran "Hardwell" escrito. Era una pequeña copia de su camiseta de soccer. Y hasta tenía impregnado su aroma, de todas las veces que dormí junto a él o los abrazos después de cada partido, cuando me levantaba enfrente de toda la escuela, besándome. Recordé su mirada juguetona justo antes de lanzarse sobre mí, haciéndome cosquillas, la forma en la que se las arreglaba para siempre sacarme una sonrisa e, incluso, él quizás no lo sabía, pero bastaba con su sonrisa para poder sonreír yo.

Su sonrisa...

Respiraba, pero el oxigeno no ingresaba correctamente a mi sistema, las manos me temblaban, apretujando con todas sus fuerzas la tela. Mis ojos comenzaron a nublarse y mis piernas perdían el soporte.

Dios, no.

Uno, dos, tre...

Uno, dos-s...

U-u-uno...

Fui levemente consiente del sollozo brutal que emití. Se me estaba yendo de las manos otra vez.

-¿Danner? ¿Qué ocurre?

Mike sonaba muy preocupado, pero honestamente no me importaba. El corazón me dolía y me aferraba con toda mi fuerza a la camiseta, perdí completamente el dominio de mi misma. Me encontraba sentada en el suelo, gritando, sollozando, llorando.

Vi como llegaban los demás chicos, pero nada me podía interesar menos. Los cuatro se intentaban acercar a mí, hacerme preguntas o incluso solo tocarme, pero los espasmos de mi cuerpo los repudiaba de inmediato.

Apreté aún más la camiseta a mi pecho, impregnando mis fosas nasales de aquel aroma a paraíso. Mi paraíso.

Michael.

She's kinda hot »5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora