Capítulo Tres

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TRES


16 de febrero 2011

—Katherine, te estoy confiando Dan —repito a mi hermana adolescente.

—¡Sé cómo cuidarlo! Y ni siquiera soy una chica que haga fiestas o desastres. Soy un ángel.

Entro a su habitación con Dan en mis brazos, pese a que camina a la perfección amo tenerlo en mis brazos porque siempre será mi bebé.

Cada vez que entro a esta habitación y veo los posters que llevan el emblema de "BG.5" no puedo evitar tener la sensación de que me resultan familiares de cierta manera. Son fotos que reflejan a cinco chicos en proceso de adolescencia y Katherine me asegura que ahora ellos contaban con la edad de Keith. Mi hermana está loca por ellos, se llama la más fan, bueno, en realidad se llama Fiver, lo que sea que eso signifique. Incluso está involucrada en eso del club de fans.

Quito la mirada de los posters y le sonrío a mi bebé antes de besarle la mejilla. Tiene dos años, veinte menos de lo que tengo yo, mi vida ha cambiado en estos casi tres años. Vivo en un bonito apartamento que alquilé y tengo un buen trabajo como escritora de libros infantiles. Luego de graduarme en escritura creativa pude ejercer mi carrera, y aunque en un principio mi idea era escribir historias juveniles o adultas, me entretuve un día escribiendo cuentos para mi pequeño sobre un castor travieso y lo último que supe es que ahora es distribuido por varios países y está en muchas librerías.

—Ante cualquier duda no dudes en llamarme, Katherine.

—¿Cuándo te vas? —pregunta mi hermana con burla mientras dejo a Dan en el suelo, mi hijo nos mira a ambas.

—Nos vemos más tarde, bebé, te amo —Beso la frente de mi hijo y revuelvo sus rulos color miel.

—¡Nani! —grita caminando detrás de mí, como si pudiera convencerme de llevarlo conmigo.

Me doy prisa conociendo esta rutina en donde no tarda ni un minuto en comenzar a llorar al darse cuenta de que me voy y no lo llevo conmigo. Subo a mi auto escuchándolo llorar y llamarme, es algo que siempre me remueve todo, pero sé que en un par de minutos conseguirá calmarse y divertirse con su tía. Debo irme porque soy la responsable de nuestras vidas.

Además de escribir cuentos, también trabajo como correctora para la editorial, una suerte que haya conseguido puesto en la sede de Liverpool, en donde he vivido toda mi vida.

Trabajo en algo que amo y sé que soy afortunada por ello.

***

Tengo la misma rutina: voy por el mismo café de una pequeña cafetería en donde ya conozco a los dueños y luego me dirijo a la editorial, donde paso al menos cinco horas haciendo corrección de novelas.

—Saldré a almorzar, ¿quieres que te traiga algo, Kae? —Me pregunta James, uno de los diseñadores.

Le agradezco, pero declino y poco después nuevamente estoy sola.

Sé que le intereso como más que una amiga a James, pero no me siento lista o con disponibilidad de tener una relación romántica.

Él es un encanto, atractivo, amable y dulce, además, siempre es lindo con Dan, pero eso no despierta interés romántico o pasionales en mí. A veces me pregunto si como mujer, perdí el interés en el sexo que antes tanto me inundaba, si simplemente ahora genuinamente soy feliz solo siendo una madre soltera aferrada a llegar muy lejos profesionalmente en un núcleo en donde solo somos mi hijo y yo.

¿Algún día querré más?

***

Cuando bajo del auto puedo escuchar la risa de Dan desde el otro lado de la puerta, lo cual me hace sonreír y al entrar, el rostro de mi hijo se ilumina en cuanto me ve.

—¡Nani!

Me agacho y extiendo mis brazos mientras corre hacia a mí. No dudo en alzarlo y sus manos me toman las mejillas para dejarme un beso en la punta de la nariz.

—¿Cómo está la cosita más preciosa del mundo? —pregunto, riendo con su respuesta llena de palabras claras, pero también de algunas que debo descifrar.

—¿Te quedaras a cenar? – pregunta Katherine mientras me ayuda a guardar los juguetes de Dan.

—No, tengo una corrección que hacer. Quiero terminarla hoy —respondo—, además, como Dan no durmió en la tarde seguramente cae en cualquier momento.

—Vale —Hace una pausa que me tiene mirándola con sospecha—. Oye...

—¿Qué pasa, Kathe?

—Me preguntaba, si mañana... como es sábado, tú ya sabes...

—No, yo no sé...

—¿Recuerdas que tenía este evento con el club en el que podríamos tener una reunión privada con BG.5?

—Lo recuerdo, mamá menciono lo emocionada que estabas y me dijiste como desde hace un mes que ni se me ocurriera hacer planes porque no podías cuidar a Dan.

—Bueno, sobre eso... mamá ya no puede llevarme. Y yo era una de las cinco privilegiadas a las que se le permitía llevar un representante porque es en Londres...

—Ve al grano, Kathe.

—¿Puedes llevarme, por favor? —me pregunta cerrando sus ojos con fuerzas.

Me quedo en silencio y eso la tiene abriendo los ojos nuevamente.

—¿Por qué no puede ir mamá? —pregunto.

—Tiene un evento en el trabajo al que ira con papá.

—¿Qué pasa con Keith? Podrías decirle a él.

—Keith está en Bolton.

—Por lo que soy tu salvación —suspiro—. Kathe, no solo se trata de mí, está Dan.

—¡Podemos llevarlo! —parece entusiasmada.

—Son cuatro horas desde Liverpool a Londres.

—Si manejas deprisa pueden ser menos. Además, mamá ya había hecho reservación en un hotel.

—¿Mamá sabe que me estas pidiendo esto?

—Me dijo que lo intentara.

Por un momento estoy por negarme en voz baja, pero recuerdo a la pequeña Katherine que me pidió un favor muy similar sobre su banda favorita cuando lloraba angustiada al confirmar que estaba embarazada, la manera en la que la decepcioné y lloró por mucho tiempo tras perderse el concierto. Además, siempre está dispuesta a ayudarme con Dan y es tan buena niña. Puede que manejar cuatro horas sea agotador, pero me sentiría muy culpable si no hago esto por ella, además será bastante divertido que Dan conozca Londres.

—¿A qué hora debemos salir? —pregunto con una sonrisa y Katherine grita de la emoción.

—A las seis de la mañana, la reunión es a las cinco de la tarde, lo cual nos da tiempo de asearnos y comer. Muchas gracias, te amo, te debo un montón.

—No te preocupes, me gusta hacerte feliz —Le hago saber tomando la mano de Dan entre las mías y tomando nuestras pertenencias—. Procura estar lista a las seis, seré puntual.

—Te prometo que estaré súper lista, mil gracias —casi llora dándome un corto abrazo y luego besando la mejilla de Dan—, por cierto, Dan se portó de maravillas.

Le sonrío y salgo de casa con mi pequeño y tras ubicarlo en el portabebés que odia, le beso la frente y le doy de sus juguetes favoritos ganándome una sonrisa de pequeños dientes que me confirma una y otra vez que quedarme con él fue mi mejor decisión.


H de Harry (BG.5 libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora