Caminó en silencio por todo el instituto, mientras que como alma en pena se mantenía cabizbaja. Después de su discusión en el camión, Anna y ____ tampoco habían hablado mucho que digamos. Anna estaba metida a fondo en sus exámenes, intentando sacar la tesitura de voz de todos los cursos de Séptimo a Noveno grado, ya que necesitaba puntos extras para materias como solfeo y rítmica. Los maestros decidieron darle la oportunidad de aumentar notas si sacaba la tesitura de todos y cada uno de los niños de los grados inferiores; una tarea menos para ellos, y con la ventaja de no tener que aguantar a pubertos de middle school que querían aprender a tocar un instrumento después de la escuela. Por lo que, Anna y su mejor amiga habían estado un poco... distantes. 

Así que ____ estaba sola, casi todo el tiempo. Anna corría de un lado a otro, y ____ tan solo la veía ir de un lado al otro. Caótico.

Llegó enfrente al salón de cuerdas; sus pesadillas estaban tornándose realidad. ¿Ese sería un tipo de Nuevo Comienzo? Tal vez. Todo estaba igual a como lo estuvo el primer día: ____ por su lado, temerosa, expectante. En el salón de cuerdas, una clase que le tocaba con el engreído, frio, e insoportablemente encantador, Justin Bieber. A ____ hasta le dio una minúscula punzada en el pecho con solo pensar en su nombre.

Tomando un fuerte respiro, e inflando sus pulmones de oxígeno, ____ abrió la puerta. Tal vez ese día todo conspiraba en su contra. Sí, eso debía de ser. ____ se sintió mierda cuando, abriendo la puerta, descubrió el Panorama: El profesor estaba al frente, recargado en su escritorio hablando con nada más, y nada menos que la Profesora Laine. Y mientras ellos dos hablaban, Justin la observaba desde su banca, callado, distante, sin embargo con Laine en sus ojos. Claro, hasta que ____ Llego.

Justin no pudo evitar no echarle un vistazo a _____, por más que le doliera, por más que lo odiara. Sus ojos no cesaban a la búsqueda de esa melena castaña cayendo en cascada por su espalda, y no se darían por vencidos tan fácilmente. 

Sus ojos se engancharon unos con otros; los ojos tristes de ____ resultaron confusos para él, sin embargo esa confusión fue prácticamente imperceptible para alguien, ya que solo dos segundos después, Justin apartó la mirada devolviéndola a la mujer de sus ojos.

Laine no había hecho nada malo, de hecho solamente hacía lo que las mujeres solían hacer: Admitámoslo, a las mujeres les gustaba que les rueguen. Sentirse seguidas por un hombre, hasta no hacerle caso solamente para que siga insistiendo. Eso era lo que Laine había hecho sin siquiera darse cuenta. Pero, apenas empiezan a voltear los ojos hacia otra chica, las mujeres suelen ponerse un poco... celosas. No importa si la chica decía que odiaba a su "admirador", ni tampoco si no le gustaba. La atención se perdía, y eso era motivo de disgusto. Así que, _____ no podía odiar a Laine, por hacer lo que cualquier mujer hacía. Más bien, se odiaba a si misma por haber sido tan estúpida, orgullosa y ridícula en todos los sentidos. 

- Entonces, ¿me pasas a dejar el registro en la salida? - Preguntó Laine tomando una carpeta verde y llevándola hasta su pecho.

- Sí. Estarán en tu escritorio antes que La Directora pregunte por ellos. - Respondió sonriente el profesor. Laine le regaló una sonrisa a su añejo compañero de trabajo, y caminó hacia la salida procurando no mirar al dueño de sus labios; no podía. Las relaciones Maestra-Alumno no eran necesariamente bien recibidas. Lo mejor era guardar un poco de discreción. 

Los ojos de la castaña se toparon con los de la rubia; no fue una sensación bonita. Laine sonrió hipócrita, y ____ tan solo la miró con deseos de arrancarle las extensiones de cabello. De hecho si sería capaz de hacerlo, si no existiera el hecho de que realmente las extensiones eran hermosas. ¿Desde cuándo era tan materialista? Tal vez desde esa mañana, cuando se dio cuenta de que, o su acondicionador para el cabello era un completo asco, o su cabello estaba muriéndose, listo para ser rapado a coco y tener una crisis emocional. ¿Cómo me vería rapada? sonrió internamente _____. Que... extraño.

Laine pasó a un lado de ____, hombro con hombro. La castaña respiró profundamente al escuchar que la puerta se cerraba detrás de ella, lo que significaba que por ende, Laine ya no estaba en el salón. 

Justin ocultó su rostro en el banco, manteniéndose boca abajo, sin atreverse a mirar boca arriba. ____, triste ante la actitud de Justin, decidió tomar asiento en el rincón contrario a donde Justin estaban.

....

Ese era el momento, quizás el ultimo. ¿Y si llego como si nada hubiera ocurrido? Se preguntó ella, mordiéndose el labio. Anna tan solo la observaba con detenimiento, mientras que, indiferente a este hecho, ____ lo miraba a él. Pobre chica... ¿En verdad no se daba cuenta de lo obvia que era? Anna suspiró y sonrió, mientras tomaba su vaso de café entre sus manos. Ese día el frío caía sobre las personas allí. Bueno, ¿Frio? No. Era simplemente fresco, una temperatura agradable de 17 grados centígrados, para una chaqueta ligera y, si hay mucho viendo, tal vez una bufanda pequeña o una chalina. 

A unas cuantas mesas de distancia de Anna y _____, Kyle y Justin hablaban entre ellos mismos. Aunque Justin había estado un poco extraño esos últimos días - ya siete días desde "la tragedia" de la playa -, parecía que Laine había amortiguado la caída que Justin había estado a punto de dar por _____, y eso provocaba que Kyle se sintiera un poco mejor. Aunque su mejor amigo estuviera feliz, eso no le quitaba el hecho a que tuviera sus propios delirios internos: Anna. 

Desde aquella caminata, Kyle se sentía intrigado por la chica. Era hermosa, inteligente, y divertida, y eso era difícil de conseguir. ¿Al menos esas tres cualidades juntas? Si, bastante complicado. 

Así que, mientras más pensaba, mas era el martirio para Kyle. ¿Le debía de hablar a Anna? Tal vez un suave "hola" funcionaría para romper el hielo. Respiró profundamente.

- No te ayudaré. - masculló Justin entre dientes. - Ve tu solo, no me necesitas.

- No. Si te necesito. - admitió Kyle, mirándolo suplicante. - ¿Qué tal si me tropiezo en mis palabras?

- Vamos, tranquilo. A las chicas les gustan los bobos. - Justin rió, mientras que Kyle no le hizo una cara muy bonita que digamos. 

- Hablando enserio, ayúdame. Quiero sacar conversación, pero no sé cómo.

- ¿Insinúas que quieres que yo llegue a hablarle? - Los ojos de Justin casi se salían de sus orbitas. ¡Kyle sí que debía de estar loco para pensar que Justin haría algo así!

- Vamos... - alzó las cejas. - ____ no muerte. - Justin lo miró con cara de pocos amigos, provocando en Kyle risillas sigilosas y burlonas. 

- Eres un idiota. 

- Pero me ayudarás, ¿Cierto?

- No. 

- Gracias. - alargó Kyle, y respiró profundamente. - con eso me compruebas definitivamente que sigues loco por la castaña. - Justin lo volteó a ver perplejo. ¡¿El?! ¡¿Loco por ____?! ¡Claro que no! Definitivamente ese cambio de temperatura tan drástico ya estaba dañando las pocas neuronas que Kyle tenía en su solitario cerebro.

- ¡Eso es mentira! - casi escupió Justin. - No es por _____.

- Demuéstramelo.

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora