Salí del baño y me dirigí a la mesa mientras era observada por Matteo, quien prestaba atención a cada uno de mis movimientos.
— ¿Te fuiste a poner linda para mí? — se mordió el labio para después llevar su frappe a sus labios.
— Eres un idiota. — me senté.
— Igual, me gustas más así. — lo miré frunciendo el ceño. — Más natural, sin tanto maquillaje y sin tanto spray. — me miró con ternura. — No necesitas nada de eso para ser linda. — se sinceró y yo me sonroje levemente.
— ¿Tú no te cansas de tú papel de señor romántico, tierno, sexy y perfecto, eh? — lleve mi chocolate caliente a mis labios.
— Nunca, es un trabajo de tiempo completo. — respondió y yo tomé mi chocolate.
Lo saboree y Dios, parecía haberse hecho por los mismos ángeles, tenía un sabor dulce pero nada empalagoso, era perfecto.
— Dios, está delicioso. — me relamí los labios.
— Te lo dije. — me guiñó y comió un poco de su pastel.
— Yo quiero probar. — metí mi tenedor en su pastel y el frunció el ceño.
— Es mío. — declaró como un nene de cinco años.
— No, ahora es mío. — lleve el tenedor a mi boca y provee el paste. — ¿Por qué aquí todo está tan bueno?
— Te lo dije. — sonrío orgulloso.
Lo ignore y comí un poco de mi pastel de chocolate que aunque estaba bueno no estaba tan rico como el de Matteo; así que tomé el plato de Matteo y lo cambie por el mío.
— ¡Hey! — se quejó.
— ¿Te das cuenta de que pediste un pastel de queso con fresa? — reflexione comiendo un bocado más. — Siempre serás el chico fresa.
— Si y tú te estás comiendo a la fresa de este chico. — mencionó risueño con doble sentido.
— No sabes cómo lo disfruto eh. — reí irónica comiendo más pastel.
Después de eso comenzamos a hablar estupideces mientras comíamos y el se quejaba porque no pudo pedir otro pastel de fresa con queso, pues esta era la única rebanada así que se resignó a comer el de chocolate y picotear un poco de su pastel que ahora era mi pastel.
— Todo estuvo delicioso. — deje el tenedor en el plato vacío y me relamí los labios.
— Eres una roba pasteles. — escupió serio y yo sonreí orgullosa.
— Lo sé.
— Te tengo un regalo. — tomó su mochila de la silla.
— ¿Otro? ¿No te cansas de ser espléndido verdad? — abrió los ojos sorprendida. — Ahora cuando sea tú cumpleaños yo tendré que esmerarme porque si no quedaré como una hija de puta. — bufé.
— El pastelillo no estaba planeado y la canción no salió taaaan bien como quería así que en realidad este era el regalo planeado. — justificó y sacó una gran caja de su mochila.
Me la extendió y la puse en mis piernas.
Deshice el moño color morado y abrí con sumo cuidado la caja rosada.
— Dios...— mis ojos se humedecieron. — Matteo.
Saqué el precioso patín de la caja, eran blancos con detalles rosados, dorados y brillantes en algunas partes.
Eran sutiles pero divinos.— No sé si fue mi imaginación pero la vez anterior vi que rentaste unos patines. — comenzó a relatar. — Y hace ya mucho que no te veo con los tuyos, no sé qué pasó si tú tenías mil pares pero decidí que igual y les había pasado algo así que me decidí a comprarte unos. — sonrío.
— No sé qué decir. — tape mi boca incrédula.
— No tienes que decir nada. — me sonrió tierno.
Me levanté de la silla y deje la caja con los patines en esta, rodeé la mesa para llegar al lugar de Matteo.
— Gracias.
Me senté en sus piernas y rodé su cuello con mis brazos para después esconderme en este.
— Ya te dije que no hay nada que agradecer. — me abrazó. — Si algún día me quieres contar lo que pasó ten en cuenta que yo estaré aquí para escucharte.
Levanté mi mirada y aunque quería llorar decidí disfrutar el momento y guardar las lágrimas para la almohada.
— Te prometo que te voy a contar pero no ahora, es muy reciente todo. — acaricie su mejilla y me acerqué a él. — ¿Si?
— Si. — afirmó comprensivo.
Capturé sus labios con los míos en un beso lento, pausado, lleno de ternura.
Sentía sus manos apretarse a mi cintura y aferrarse a ella, como si nunca me quisiera soltar.
Matteo me comprende de una manera increíble, aunque yo no le cuente nada él sabe lo que necesito, lo que quiero y es por eso que aveces me dan unas ganas incontrolables de abrazarlo, porque por primera vez siento que alguien me comprende.Odio no poder corresponderle, porque aunque quiero, simplemente hay algo que me lo impide y aún tengo que averiguar qué es ese impedimento que no me deja ser feliz.
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¿Qué creen que le impida a Luna estar con Matteo? 7u7 ¡Las leo!Holaaaaaa amoreeeees miossss 💓💓💓✨
Espero que hayan disfrutado mucho del capítulo y comenten mucho también porque me hacen muy feliz sus comentarios.
Por cierto, el segundo CAP lo subo en la nochecita si no es que antes. 💜
Pregunta del día: ¿De dónde son? 🤔💚❤️💙💜 ¡Yo soy de México! ¿y ustedes?
Una cosa más, en el capítulo anterior llegamos a las 100 estrellitas y a 350 comentarios, no lo puedo creer, de verdad. Quizás para ustedes soy solo una escritora que escribe su novela favorita pero cada uno de ustedes para mí significa muchísimas cosas, me provocan tantos sentimientos que no puedo describir con palabras. ✨💜 Siempre que estoy y mal los leo y creanme, no puedo creer todo lo que me dan, simplemente gracias, cuenten conmigo, siempre. 💓💓✨😍
Nos vemos la próxima semana! 🔜🔜💕
¡Si les gustó no olviden comentar ✍🏻✍🏻✍🏻, votar 🙏🏻🌟 y comentar más ✍🏻✍🏻✍🏻✍🏻!
💕Los amooooo 💕
Un beso en sus pompis ❤️😘💋
— LittleBunnyGxrl 🐰✨💅🏻
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• Galaxias Paralelas •
Fanfiction«Fuiste un pequeño rayo de sol que iluminó mi vida de la manera más hermosa y sincera. Después, te apagaste y jamás volví a sentir tú calor.» Obra original de LittleBunnyGxrl, nos se aceptan copias, adaptación o lo que sea sin previa consulta Se or...
Capítulo XIX [Impedimento]
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