CAPÍTULO 12: GEMELOS (parte 1/?)

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— ¡Claro! —.

A ver, les explico un poco el asunto, ahora que volví a la realidad, cuando salimos por fin del aeropuerto, quien nos recogió no fue un familiar, ni un taxi, sino un amigo, Dany, un chico de la misma edad y estatura que Anthony; ojos oscuros, peinado regular y alborotado con vestimenta simple: camisa de color y jeans claros. En todo el camino no dejaban de hablar de sus propios asuntos personales; Anthony le contaba el cómo le fue en el viaje de regreso para acá, mientras que Dany contaba sobre su trabajo de medio tiempo y sus últimos estudios en la universidad para tomar su trabajo como tiempo completo. En el proceso inconscientemente me quedé dormida, pues el viaje en avión me había agotado; desconozco los demás detalles del camino después de eso.

— Bien, ¿vamos? —Anthony se despidió de su amigo con una despedida de puños y se regresó a mi lado. Yo simplemente asentí al ver aquella bella casa en frente mía.

Un edificio en forma de "L", color claro, puerta de madera lisa oscuro y dos ventanas, mostraban lo que sería siendo la parte delantera de la casa; un camino de piedras ondulado desde la puerta hasta el cemento mostraba lo pequeño que era el patio y el espacio entre éstos, ya que bajo de ésta y a sus costados había césped, al perecer, artificial. Lo demás constituía de rejas negras muy pequeñas, hasta las rodillas si te ponías enfrente de éstas, rodeaba lo que sería siendo las orillas de la casa, mostrando igualmente su territorio, que no era demasiada. Una cosa realmente simple, pero bonito. 

— Bien, déjalas donde quieras —se quejó, pues estaba dejando las maletas en el suelo, al igual que yo, justo en la puerta. Un pequeño pasillo mostraba la entrada de la casa, dejando ver solamente un poco de la sala— cuidado con la subidita —Me detube. Un pequeño escalón tocaba la punta de mis tenis— Bien —separó los brazos, como si pidiera un abrazo— ¿qué te parece? —suspiró, volviendo a poner sus brazos dentro de las bolsas de su pantalón.

Me metí a la sala, ya que es lo primero que te encuentras al entrar: un sofá acolchado color gris junto con una mesa de centro, enfrente de esta estaba una televisión plasma pegada a la pared, y debajo un mueble color madera oscuro, donde se puede contemplar unos cuantos libros, algunos eran de física, otros de aventuras contemplando la acción, pero la mayoría era para la universidad. El piso era color madera oscuro, oscuro. Aun lado de la sala, justo entre ésta y la cocina hay una mesa cuadrada con cuatro sillas a su alrededor y para acabar, aun lado de la mesa, estaba la cocina, una mesa color gris, con estantes debajo de ésta como si vinieran junto a la mesa, sobre él había una maceta pequeña con una plantita en una esquina, justo atrás, había otra mesa con cajones sobre y debajo de ésta, exactamente igual a la otra, sólo que ésta estaba contra la pared, sobre él, estaba la licuadora y el microondas, aparte de estas estaba la estufa y el refrigerador. Apunté a una puerta que estaba aun lado de el refrigerador, a su lado derecho.

— ¿Qué?... ¡ah! la puerta —la miró— es el baño de abajo. ¡Pero! —exclamó— mira a tu derecha —. Sus manos se posaron sobre mis hombros girándome hacia aquella dirección.

Simplemente no me lo creía, ¿cómo no pude verlo visto antes? Había, justo aun lado mío, un ventanal, mostrando un bellísimo patio verde natural: un árbol grande que mostraba sus hermosas hojas soplar con el viento que provocaban las olas del mar no muy lejos de aquí, un césped cortado a la perfección con flores regadas en todo el jardín, una mesita redonda con sus cuatros sillas bien puestas, te llamaban para que pudieras disfrutar del cálido clima bajo la sombra de aquel árbol y disfrutar de esa bella tarde.

— Guau —fue todo lo que pude decir ante esta escena. Anthony no pudo evitar una sonrisa que pedía salir al ver mi reacción ante aquella vista.

Sara (Cancelado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora