Soy todo un caso. Cuando muera, deseo que mi cerebro sea donado a la ciencia.
Iba entonces yo distraída cuando comencé a escuchar una canción bastante conocida. Era de Epik High, un famoso grupo surcoreano de hip-hop. No era mi grupo favorito ni mi canción favorita, aún así no pude evitar mover mi cabeza al ritmo de la base. De pronto la canción comenzó a sonar más y más fuerte, como si se estuviera acercando a mí. Al principio me asusté, pero me dejé llevar por la música de igual manera. Entonces por encima de la melodía sonó un timbre de bicicleta. Cuando me quise dar cuenta alguien me había tomado de la cintura y arrastrado a un lado de la acera. El velocípedo iba tan rápido que al pasar enfrente de nosotros provocó que mi pelo bailara en el aire y chocara contra mi cara. La música sonaba muy fuerte, parecía que estaba detrás de... mí.
Me giré para mirar a mi salvador y me di una gran sorpresa al encontrar la cara de póker del chico que me ayudó en el metro. Llevaba puesta una gorra negra ocultando su alborotado cabello del mismo color y una camisa de cuadros encima de una camiseta gris. Los vaqueros parecían los mismos de la última vez y calzaba unas botas negras bastante brillantes.
No escondí mi sonrisa y estuve a punto de lanzarme a sus brazos, aunque conseguí contenerme y soltar un simple "gracias". Me esperaba algo fuera de lo normal. A decir verdad me esperaba una sonrisa e incluso un leve sonrojo adorable. Pero no, veía demasiadas películas y dramas.—Me debes otro café.
Dio media vuelta y comenzó andar por delante de mí, dejándome con la sonrisa en la cara.
Admito que me sorprendió cuando se dio la vuelta y me miró expectante.—¿Vas a venir o me voy a la perrera a por una correa?—soltó con sarcasmo y sin mostrar alguna emoción en su pálido rostro.
—No hablo con extraños...—respondí, casi entonando una pregunta.
—No soy un extraño, Hyori.
Por dentro de mí grité cual fan loca al escuchar mi nombre. A pesar de todo, aunque me quisera solamente para sonsacarme cafés, se acordaba de mi nombre.
—No sé tu nombre.
Esa fue la gota que colmó el vaso. Se dio media vuelta, otra vez, y continuó caminando alzando el dedo de en medio. No entiendo porqué solté una carcajada ni porqué corrí con cuidado de que la falda de mi uniforme no se levantara hasta llegar a su lado, pero lo hice. Me miró con una mueca de disgusto pero aminoró su marcha y quitó la música.
—¡Oye, era la mejor parte!—Me quejé.
—Hoy quiero un americano—murmuró con su profunda voz sin mirarme e ignorando mis ruegos para que volviera a poner Epik High.
—Y yo un pony.
Continuamos andando. Yo le seguí a él sin saber muy bien adónde íbamos, solo me fié de que no me llevara a un callejón oscuro o a un bar extraño. Por el camino intenté nulamente sacarle información personal. Era un libro cerrado con candado y con alarma antiladrones que solo soltaba comentarios sarcásticos, suspiros y alguna que otra palabrota.
—Si no me dices tu nombre, me lo voy a inventar. ¿Te puedo llamar Santa Claus? No preguntes, pero me recuerdas a él y no soy muy orginal.
—Cállate—escupió y se paró delante de la puerta de una cafetería—. Pasa.
Hice caso sin rechistar y celebré en silencio cuando noté que entraba detrás de mí, no a una distancia muy alejada. Pedí su café y un brownie de chocolate para mí. Santa Claus tomó su café y se sentó al fondo del lugar en una mesa de dos. Le seguí con mi brownie en la mano derecha e intentando guardar mi monedero en la mochila con la izquierda. Forcejeé y me enfadé bastante cuando se me cayó la mochila al suelo. Logré al final mi cometido haciendo extrañas maniobras. Me senté enfrente de Santa Claus cantando una canción de Girls' Generation y sonriendo a más no poder.
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Blue | Min Yoongi; BTS
FanfictionA decir verdad Hyori no podía pensar en otra cosa que no fuera en terminar su último año de instituto, ingresar en una buena universidad e intentar, si había una oportunidad, hacer una audición a ver si alguna empresa veía algo especial en ella más...