Esmy: ¿Por qué llorabas?

Nariel: Por lo de siempre -respondió cortante alejándose.

Él terminó por abrazarla y unos minutos después se separaró al notar que la menor no correspondía el gesto.

Olein: ¿Entonces? -preguntó a Tembar directamente.

Todos querían saber si Nariel realmente tenía alguna clase de afecto hacia Elladan que evite que ellos lo maten.

Tembar: ¿Crees que deberíamos? -hizo una disimulada seña apuntando a la menor.

Nariel: No soy tan despistada, sé que quieren que me vaya, solo lo hubieran dicho -se levantó con una sonrisa forzada que no representaba absolutamente ninguna emoción.

Olein: ¿Nos esperas en el campo de entrenamiento?

Nariel: Por supuesto... no tarden mucho ¿si? -se fue a destino.

Caminaba tranquila, haciendo tiempo para que al lleguar no tuviera que espera demasiado ni a sus hermanos ni amigos.

Llegó y vió mucho movimiento, bastante más del que normalmente había en ese lugar, cosa no muy normal o común. Ella no lo sabía, para Nariel era un día cualquiera, como todos, por lo que no entendía, y se acercó a Orías para averiguar qué pasaba.

Nariel: Hola Orías -saludó desganada, sin dejar de observar a varias direcciones.

Orías: Hola princesa, ¿por qué tan cabizbaja? -teminó de atender al soldado que estaba con él y entregó toda su atención a la fémina.

Nariel: Unos problemas que me persiguen desde anoche.

Orías: ¿A nombre de quién responde ese problema?

Nariel: Elladan -lo miró para contarle lo sucedido debido a toda la confianza que se logró desde siempre entre ellos-. Anoche quería hablar conmigo...

Orías: Y no se imaginó que usted le gustaba -dedujo perspicaz.

Nariel quedó notablemente sorprendida al ver que ya lo sabía.

Nariel: ¿Ya lo sabes, pero... cómo?

Orías: Lo sé porque desde que vi a ese joven... bueno, de kilómetros se notaba que usted le gustaba.

Nariel: ¿Y cómo es que yo no me di cuenta? -se preguntó confundida mirando el sulo.

Orías: ¿No se ofendería si se lo digo?

Nariel: La verdad no ofende -se frunció de hombros sin dejar de pensar qué se le pasó por alto.

Orías: Tal vez lo que le diga ahora sea muy osado por lo que va a quedar entre nos, ¿le parece?

Nariel: Perfecto.

Orías: Usted es bastante ingenua. Toma a todo el mundo como a su amigo y no siempre terminan siéndolo, en este caso por ejemplo -habló siendo muy sincero y esperando no ofender a Lady Nariel.

Ella se lo quedó pensando unos segundos y levantó la mirada con una sonrisa triste.

Nariel: Tienes razón, ¿sabes?, hace unos minutos Tembar me estaba haciendo muchos cumplidos, diciendo lo buena que soy, pero no se fijó en mis defectos. ¿Por qué nunca nadie lo hace?, tal vez halla un par de cosas que tenga que cambiar -volviò la vista al frente copiando la postura del general al entrelazar las manos tras la espalda.

Orías: Yo no sé si debería, ser ingenuo, lo es todo el mundo hasta cierto punto, solo se va aprendiendo con la edad y usted es joven aún, hay tiempo de sobra para corregir cosas, que se corrigen cuando se es mayor, instintivamente o involuntariamente.

«Valiente Y Audaz»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora