The winter is coming...(Sterek)

Episodio trece.

– Mi instinto me guió – comenzó a explicar –. Mientras dormía, soñé que me apuñalaban, y logré sentir el dolor; Cuando desperté, simplemente fui hacia él.

Deaton procesó la narración de los hechos por un momento.

– ¿Perdió el control? – volvió a preguntar, y Derek asintió.

– No hay necesidad de que lo diga – interrumpió el rey antes de que Deaton siguiera hablando –. Sé porqué me sucedió eso.

– ¿Y ya se lo dijo a él? – señaló la habitación.

– Lo mencioné, pero después se lo explicaré con más calma.

Deaton asintió y se acercó a Derek para susurrarle al oído.

– No se separe de él, los enemigos abundan.

Dicho eso, el hombre caminó por el pasillo con tranquilidad, sintiendo la mirada de Derek encima, sabiendo que había dejado con dudas al lobo.

***

Lydia se dejó caer de rodillas cuando dejó de gritar, escapando un suspiro de alivio. Cora gruñó bajo, limpiando la poca sangre que salió de sus oídos con sus dedos, y mirando a Lydia con cierta confusión.

– ¿Porqué fue eso? – preguntó Ethan.

– Él no tiene que morir, tuve que ayudarle a regresar – contestó Lydia –. ¿En dónde está?

– ¿Quién?

– Mieczyslaw – dijo obvia, mirando a Cora –. ¿En dónde está él?

Los presentes se miraron entre sí con algo de duda.

– ¿Hablas de Stiles? – siguió la reina, y Lydia asintió.

– Lléveme con él.

Cora suspiró y señaló el pasillo antes de comenzar a caminar hacia allí. Se guió por su oído, deteniéndose frente a la habitación del humano, donde sólo podía detectar un pulso debido a que Derek no estaba con Stiles, cosa que sorprendió a la loba.

– ¿Stiles? – tocó a la puerta –. ¿Podemos entrar?

– Pasen.

Enseguida la reina abrió la puerta, soltando un suspiro lleno de alivio al notar que el castaño realmente estaba con vida.

– ¿Se les ofrece algo? – preguntó Stiles, mirando a los tres desconocidos que entraron con la reina.

Lydia se quedó de pie a unos pasos del humano, mirándolo directamente, asegurándose de que era él al que había visto en sus premoniciones.

– Ojos castaños – susurró ella –. Tú eres Stiles...

– Así es – asintió, mirándola con el ceño ligeramente fruncido –. ¿Y quién es usted?

– Lydia, de la casa Martin – se acercó a él –. Vengo desde el reino de las banshees.

– ¿En qué puedo ayudarle, Lady?

La chica estiró su brazo para tocar el hombro de Stiles, sintiendo la calidad que tenía su piel.

– Estás a salvo – dijo Lydia –. Sólo por ahora, no te confíes.

Quitó su mano del hombro del chico, para pasarla hacia la frente del mismo, pero justo en ese momento, Derek entró a la habitación.

– ¡Aléjate de él! – gruñó, jalando a Lydia del brazo para hacerla a un lado –. ¿Qué haces aquí?

Ethan iba a alegar sobre el comportamiento del rey pero Cora lo detuvo de inmediato para no ocasionar conflicto.

– Vine a ayudar – contestó Lydia –. Sólo a ayudar, no más.