—No tengo ganas, además, entreno diario, un descanso no me matará —señaló el pelinegro y se sentó en su cama.

Lance se rascó la nuca y comenzaba a jugar con sus dedos.

—¿Eso era todo? — Keith se cruzó de brazos sin apartar la mirada del contrario.

—Sí, era todo —suspiró y salió de la habitación.

Keith estrelló su rostro contra la almohada completamente ruborizado, se sentía avergonzado por lo de la mañana. No podía ni pensar en como reaccionaría el moreno si se enterase que entró a su habitación a escondidas. Sin duda sería un martirio tener que soportar los comentarios irritantes de Lance todo el día.

No podía permitirse otro error como ese, pero agradecía profundamente que Pidge y Hunk guardaran el secreto.



~*~



—¿Entonces? —inquirió la ojimiel con curiosidad.

—Entonces ¿qué? —frunció el ceño confundido.

Hunk, Pidge y Lance habían ido a la cocina por bocadillos.

—Keith nos dijo que debía ser un secreto, pero dado a que tu también sabes, recurrimos a ti —dramatizó Hunk ansioso por saber.

—Chicos ¿de qué rayos hablan?—se llevó otro bocadillo a la boca.

—No intentes fingir, sabemos que Keith estaba en tu habitación anoche—se acercó Pidge al aludido con mirada fulminante.

Sobresaltado, escupió su bocado ensuciando a Pidge.

—Oh genial, ahora tendré que bañarme otra vez, gracias Lance —gruñó levantando un mechón de cabello sucio mientras Hunk intentaba aguantar una carcajada.

—¿Qué acabas de decir?—se levantó apoyándose en la mesa totalmente sonrojado y confundido.

—Lo vi salir de tu habitación, eso no es nada normal—cruzó los brazos y negó con la cabeza junto a Hunk.

—Debe ser un chiste, Keith nunca iría a mi habitación, ¡es una completa locura!

—No intentes fingir demencia Lance, sabemos que traman algo

—Sí, no hay motivo para que Keith vaya a tu habitación todas las noches creyendo que nadie lo ve, mientras yo de casualidad estoy en la cocina y siempre lo noto, luego esté dentro por aproximadamente media hora y luego salga para ir corriendo a su cuarto de nuevo —habló actuando la situación de manera ridícula.

Pidge y Lance solo rieron.

—¿Por qué habría de hacer eso?

—Imposible—habló Lance con una mano en la cintura.

—Sí, lo sé, se me acaba de ocurrir —jugó Hunk antes de que todos callaran.

Hubo un incómodo silencio.

—Eso... no es cierto ¿o si?—cuestionó la menor mirando a su compañero.

—No puede ser ¿verdad?—Lance observó a Hunk también.

—Yo...

—¿HUNK?—gritó el castaño sosteniéndolo de los hombros.

—¡Yo a veces tengo hambre! ¡y salgo a comer a escondidas!, ayer estaba con Pidge porque teníamos una plática sobre la síntesis de proteínas, pero normalmente voy a la cocina...

—¿HUNK?—sujetó Pidge también al mayor apartando a Lance de golpe.

—¡OK! Keith va al cuarto de Lance por las noches, pero creí que Lance lo sabía así que intenté no entrometerme, supuse que no tendría nada de malo que tuvieran una MEJOR RELACIÓN ya que todo el tiempo están peleando  —explicó enfatizando "mejor relación".

—¡Eso no tiene sentido! ¿por qué ese gruñón querría ir a mi habitación?—exclamó sonrojado señalando al recién mencionado que estaba de pie en el marco de la puerta.

Los tres se giraron a ver al pelinegro nerviosos.

—¡Iba a ser secreto!, no sabíamos, que él... no sabía—explicaba tensa Pidge.

—Sí, exactamente eso—Hunk jaló a Lance poniéndolo frente a él.

Hubo silencio de nuevo, uno muy largo y molesto.

Lance estaba completamente rojo, sin poder quitar la vista de Keith y viceversa.

Simplemente las palabras no salían y ellos solo se observaban con suma vergüenza. Ambos querían que la tierra se los tragara.

S W E E T ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora