Capítulo diecinueve. Negocios.

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—Él no va a hacer absolutamente nada o pienso freírle a puñetazos.

—Dan ya está acostumbrado a tus puñetazos, tendrás que amenazarlo de otra manera. —al lado de banco había una pequeña mochila, la cogí y la abrí dejando a la vista una gran cantidad de comida.

—¿Por qué tienes tanta comida en esa mochila? —curioseó mi amiga. —¿Y por qué no sabía la existencia de este bolsillo mágico mejor que el de Doraemon?

—Ni si quiera yo recordaba que la tenía. —Caterine rápidamente soltó la bolsa de patatas fritas que tenía en sus manos. —La tenía debajo de la cama.

—Llevas siglos sin mirar debajo de la cama, esa comida debe estar en mal estado Anne. —avisó mi amiga mirando como comenzaba a comerme un paquete de gusanitos.

—Si me pongo mala con gastroenteritis le puedo echar la culpa a Tahiel. —comenté encogiéndome de hombros. —Y mi libraría de los trabajos de paso.

—Y hablando del pelinaranja... —la miré recelosa. —¿No crees que ya va siendo hora de que os declaréis y os digáis lo que realmente sentís el uno por el otro?

—Tahiel y yo nunca en la vida estaremos juntos. Nunca en la vida Caterine. —contesté seriamente. —Los besos que me dan solo son para demostrar que soy vulnerable, lo cual me molesta bastante porque consigue anular mis reflejos y le da la razón. —apreté el paquete de chucherías en mis manos.

—Solo es una manera de convencerte a ti misma... —farfulló ella.

—Durante muchos años Tahiel y yo siempre hemos sido enemigos y eso no va a cambiar ahora.

—O quizás siempre os habéis querido y vuestra manera de demostrarlo era esa. —enarqué una de mis cejas.

—¿Mandándonos al hospital? —pregunté de forma irónica.

—Hace años empezasteis una guerra y no os habéis dado cuenta realmente en qué momento os habéis comenzado a querer porque esos sentimientos han estado ocultos y ahora están saliendo a flote, pero los demás llevamos siendo consciente de esto hace mucho tiempo. —explicó la pelirubia. —Aunque estéis continuamente discutiendo y en urgencias o en enfermería, cuando os habéis necesitado, habéis estado ahí.

—¡No me hagas líos Caterine! —dije cogiendo un puñado de gusanitos y metiéndoselos en la boca impidiendo que siguiese hablando. —Si te quedas más tranquila y así te demuestro que nunca en la vida estaremos juntos y que no tenemos sentimientos románticos el uno por el otro, te prometo que no nos volveremos a besar, así no lo volverás a malinterpretar.De todas formas, nunca debimos haber empezado a hacerlo.

Antes de que pudiésemos proseguir con nuestra conversación, la máquina que lanzaba pelotas de béisbol y que había sido previamente bloqueada por un bate por mí, explotó causando un terrible estruendo y provocando que lloviesen pelotas.

Miguel y Tahiel, que estaban a unos metros de nosotras jugando al fútbol, preparándose para el partido que tendrían, se pusieron a cubierto mientras que gritaba aterrorizados y nosotras comenzamos a intentar atrapar todas las pelotas que podíamos sin resultar heridas por algún trozo de la máquina o golpeadas por alguna pelota.

—¡Seguro que ha sido culpa tuya! —acusó Tahiel una vez que el cielo se despejó. —No puedes estarte quieta ni un solo segundo.

—Normalmente suelo negar las cosas pero esta vez tengo que atribuirme el mérito porque ha sido una pasada. —mencioné sonriente mientras que movía el bate en mis manos. —Aunque hubiese sido más divertido si te hubiese acabado golpeando.

—¡Deja de intentar matarme! —se quejó.

—¡Deja de gritar! —vociferé y puse mis brazos en jarra. —Ves a hacerme la cena, asaltador de labios.—ordené señalándole la entrada para que volviese a la casa.

—Ese tema tenemos que hablarlo. —él lo dijo con una naturalidad digna de admiración pero yo me quedé totalmente desconcertada y sin saber qué decir y el ambiente comenzó a sentirse un tanto tenso aunque parece ser que él no notaba nada. —No puedes seguir llamándome eso, cualquiera que te oiga puede malinterpretar tus palabras y voy derecho a comisaria.

—Deberías estar allí ya. —sentencié cruzándome de brazos.

—¡¿Pero qué dices mujer loca?! —comentó alterado. —Si yo estuviese en la cárcel tu estarías desprotegida; tienes que admitir de una vez que no puedes vivir sin mí.

—Acaba de hacer explotar una máquina; creo que sí que puede vivir sin ti. —intervino Miguel dándole golpecitos en la espalda a su amigo a modo de consuelo.

—Estas bolas serán usadas en tu contra. —dije perversamente mirando a Tahiel. —Caterine mañana te cuento el plan.

—¡Pues tú y yo tenemos que trazar una estrategia de combate! —exclamó balanceando a su amigo.

—Como si sirviese de algo... —comenté con un movimiento de pelo hacia atrás. —No puedes vencerme.

—Lo hago siempre. —me encaró.

—No comencéis. —intervino mi amiga posicionándose entre ambos. —Tú y yo tenemos que hablar y sabes de qué. —inflé mis mejillas.

—Prefiero seguir discutiendo con el chico teñido. —mencioné guiñándole el ojo al susodicho.

—¡Deja de meterte con mi color de pelo! —se acarició el pelo con suavidad. —Así nunca te vas a echar novio.

—¡Claro que voy a tener novio! Y mucho antes que tú, de eso puedes estar seguro.

—¿Me estás retando? —Tahiel enarcó una de sus cejas y yo fruncí mi ceño. Si eso era lo que él quería, eso era lo que iba a tener.

—Te voy a demostrar que voy a tener pareja mucho antes que tú y podrás decirme que soy genial porque te gano hasta en el amor aunque no crea en eso. —sentencié cruzando los brazos.

—¿Y quién va a querer a una chica tan agresiva como tú? Yo, sin embargo, soy un buen partido, tengo a un montón de chicas detrás de mí y no tendré dificultad para encontrar a la indicada. —contestó con superioridad. —¿Entonces es una apuesta?

—Hablamos de negocios. —extendí mi mano en su dirección. —El que pierda será el esclavo del otro durante un tiempo indefinido. —la mirada de Tahiel se iluminó y apretó mi mano rápidamente.

—Estoy deseando a verte como mi esclava, ¿cómo voy a negarme a algo así?

—Vas a ver lo que te tengo preparado.

—Esto va a ser divertido. —susurró Miguel observando nuestro duelo de miradas y llevando un asentimiento por parte de la pelirubia. —¿Quién de los dos va a darle la noticia a Dylan?

Encontrar un novio era lo ideal para demostrarle a los demás que no me gustaba Tahiel y para provocarlo y hacerlo enfadar demostrándole que era mejor, además de beneficiarme de sus servicios durante años y años. Ahora lo único que tenía que hacer era encontrar candidatos y tenía una gran y magnífica idea.




SÉ QUE ES MUY CORTITO PERO EL PRÓXIMO SERÁ MÁS LARGO YA QUE SE HABLARÁ SOBRE LA GRAN IDEA DE ANNE ;))).

SIENTO MUCHO MI AUSENCIA Y TARDANZA, PERO YA HE VUELTO Y CON MI MENTE LLENA DE IDEAS, ASÍ QUE MAÑANA INTENTARÉ SUBIR OTRO CAPÍTULO. ESPERO QUE ESTE OS HAYA GUSTADO Y OS HAYA QUEDADO CON LA DUDA DE QUÉ PASARÁ CON ESTA PAREJA TAN CÓMICA.

DEJAD EN COMENTARIOS VUESTRAS OPINIONES QUE ME ENCANTA LEERLAS. <33

UN BESO, GRACIAS POR LA ESPERA Y PACIENCIA, OS QUIERO. <33

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Nunca en la vida. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora