-Realmente no sabía que era él – le explicó a su madre.

-Tienes que presentármelo, cuando quieras lo traes a cenar a casa, ya sabes que aquí siempre será bien recibido.

-¡Mamá! – gritó Kate, al borde de un ataque de risa y de pánico al mismo tiempo.

-¿Qué pasa? No hay nada malo en que quiera conocer al novio de mi hija. Aunque tengo que advertirte, – dijo, esta vez cambiando a un tono más serio – Castle es conocido en la prensa rosa por ir de flor en flor desde que se divorció y además está lo de su hija… Me gusta mucho como escribe, y en las firmas siempre ha parecido muy amable Kate, pero no quiero que te hagan daño.

Kate intentaba retener toda aquella información, demasiado de un solo golpe. ¿Rick había estado casado? No se sentía traicionada, ya que tampoco habían tenido tiempo de hablar apenas, pero de repente sintió una enorme curiosidad por conocer todo eso sobre él.

Justo en ese momento sonó el timbre. Salvada por la campana, pensó Kate.

-Mamá, alguien está llamando al timbre, tengo que colgarte.

-Está bien, ya hablaremos, no pienses que te vas a librar – dijo Johanna.

-Adiós mamá – dijo Kate, rodando los ojos.

-Te quiero.

-Yo también a ti.

Dejó el móvil de nuevo sobre la mesilla y caminó, todavía descalza y con una única toalla cubriendo parte de su cuerpo, hasta la puerta. Observó por la mirilla antes de abrir de la manera en la que se encontraba, y una sonrisa atravesó rápidamente su rostro al ver a un Castle, impaciente, esperando al otro lado de la puerta, aunque todavía estaba algo asustada por toda la información que acababa de recibir.

Abrió, todavía sonriendo, haciendo que a él casi se le desencajase la mandíbula.

-Wow, no esperaba encontrarte así – dijo, impresionado, al ver cómo el pelo mojado caía por los hombros de Kate y cómo sus piernas desnudas lucían por debajo de aquella toalla. Por no hablar de la sonrisa perfecta que había instalada en su rostro.

-Apuesto a que no – dijo ella, haciéndose a un lado para dejarle pasar. En realidad le habría gustado que Rick le quitase la toalla allí mismo, y no le cabía ninguna duda, por la forma en que la miraba, que a él también se le había pasado por la mente. Pero dado que estaban en el vestíbulo y en cualquier momento podía aparecer su vecina, la señora Kravitz, o que incluso podría estar mirando por la mirilla en esos instantes, prefirió entrar dentro antes de que fuese demasiado tarde.

Cerró la puerta y se acercó a Rick, que estaba parado en medio de salón, cogió su cara entre sus manos y lo besó, esperando que sus grandes manos recorriesen sus brazos, hasta llegar a sus hombros y quitase esa molesta toalla. Sin embargo, eso no ocurrió. Él le correspondió el besó, pero estaba más pendiente de alguna otra cosa. Algo que había en el sofá. Ella se giró, para ver de qué se trataba, viendo la chaqueta de Dylan en su sofá, se la había dejado olvidada.

El escritor miró a la abogada en tono interrogativo. No quería emitir falsos juicios o presuposiciones, pero al ver esa chaqueta, de hombre, en el sofá de Kate había sentido una punzada de celos de repente. De pronto se dio cuenta de que no habían hablado de lo qué había exactamente entre ellos, quizás Kate estuviese viendo a alguien más y eso le produjo más celos todavía.

-Dylan se la debió dejar olvidada – dijo ella, avanzando hasta el sofá.

-¿Dylan? – preguntó él.

-Es un amigo – dijo, intentando quitarle importancia, pero dudando al decir la palabra amigo.

-¿Solo amigo?

Ella no respondió.

-Joder Kate – dijo, tras el silencio de ella.

-No es lo que piensas, no ha pasado nada – dijo ahora ella, acercándose a él.

-¿Entonces? ¿Qué es lo que tengo que pensar? Veo una chaqueta de un tío en tu sofá y cuando te pregunto si es sólo un amigo no respondes.

-Dylan y yo éramos algo más que amigos.

-¿Éramos?

-Sí, éramos, ahora que estás tú, Dylan y yo somos solamente amigos, en el sentido más estricto de la palabra.

-¿Entonces, os acostabais? ¿Erais algo así como follamigos? – Preguntó él, sorprendido.

Ella asintió, tratando de quitarle importancia a eso.

-Él no sabía que tú y yo… bueno, estábamos juntos, así que vino hoy a buscarme, pero no ha pasado nada. De verdad.

Por alguna razón él supo, al mirarle a los ojos, que le estaba diciendo la verdad. Sin embargo le resultaba molesto que aquel Dylan hubiese ido a buscar a Kate con las intenciones de acostarse con ella.

-Lo siento – dijo él, quizás su reacción había sido exagerada – Yo solo… pensaba que quizás…

-Lo sé, yo también había pensado que quizás tú…

-¿Qué quizás yo qué, que me estaba acostando con otras? – preguntó él, un tanto ofendido.

-No, o bueno sí – dijo ella, dudando y alzando la voz – Tú también habías pensado que quizás me había acostado con otro, ¿no?

-Porque hay una chaqueta de otro en tu sofá – dijo él, señalando la chaqueta de Dylan - Yo no te he dado ningún motivo para que pienses eso de mí.

-Lo sé, pero… - dijo ella, ofuscada, pensando en lo que su madre le había dicho de Rick y las mujeres – Es que no hemos hablado de lo que hay entre nosotros, no hemos hablado de lo que somos y no sé si somos exclusivos el uno del otro o para ti esto es un juego.

Las lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos por la rabia. Acababa de comenzar una relación con un hombre que realmente le gustaba, aunque lo hubiese detestado al principio, y ahora estaban peleando, porque quizás ni siquiera estaban realmente saliendo, o al menos no como ella quería.

-Kate – dijo acercándose a ella y agarrando suavemente su barbilla – Tienes razón, no lo habíamos hablado, pero esto no es un juego para mí. Y sí, quiero que seamos exclusivos el uno para el otro. Me gustas, no quiero estar con nadie más. Y ahora… ¿me dejas llevarte al dormitorio y quitarte esta maldita toalla?

Ella asintió, riendo, antes de que él la cogiese en brazos, cargándola en el hombro y la llevase a su habitación, entre risas.
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N/E: Como se que ya os habéis quedado tranquilas, ya sólo me queda rezar para que esto no se tuerza y alguien quiera torturarme 😰😰. 😘💙😎

Las Leyes del Universo de BeckettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora