11-"Las cosas son mejor ahora"

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-Cla-claro que puedo creerlo. Sobre e-eso venía a hablar c-contigo -Bill ya no estaba serio, ahora volvía a sonreír-. Eddie en s-serio te extrañaba mu-mucho. Me preguntaba s-siempre por ti. A veces q-q-quería decirle que dejara de p-preguntarme por ti, y que simplemente t-te hablara. Al parecer le-leyó mi mente.

-Es que, Bill. Le hice la carta, tal como me aconsejaste. Y se la fui a dejar a su casa y todo. Pero luego, al otro día, Eddie vino y me dijo que él no sentía lo mismo por mí -Richie miró a su amigo cabizbajo, no le agradaba mucho hablar de eso-. Y lloré. No pensé que me afectaría tanto. Y luego le conté sobre todo esto a mi madre, ¿sabes? Pero lo tomó bien, o eso me ha dejado ver.

-Ci-cielos Richie, fue una s-semana intensa -Bill le dio una palmadita en el hombro a su amigo-. Perdón por no estar ahí p-para ti.

-No te preocupes Bill, ya me di cuenta de que no puedo contar contigo cuando las cosas se ponen difíciles -Bill lo miró ofendido, pero luego recordó que estaba hablando con Richie, así que no tomó las palabras de éste en serio-. ¿Le creo, Bill? Sé que soy el puto amo, pero con Eddie todo es confuso.

-Le gustas, Ri-Richie. Eddie no te mentiría con eso.

Y así, ambos amigos disfrutaron de un desayuno juntos con una agradable conversación.

Richie no sabía que extrañaba tanto a Bill, y Bill jamás pensó que podía haber extrañado tanto las estúpidas bromas y chistes de su amigo bocazas.

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Eddie había despertado realmente radiante ese domingo.

"Soy todo un valiente. Ni siquiera Richie se atrevió a leerme la carta a la cara."

Y entonces pensó en que quizá Richie sabía que él lo rechazaría. Y que exactamente, por esa razón, no le había leído la carta de frente. En cambio, Eddie sabía que Richie le correspondía, él sólo iba, practicamente a decir "siento lo mismo", y en teoría eso no era nada romántico. Pero Richie se había visto feliz, y con eso le bastaba.

Y quería verlo así de feliz de nuevo, porque se veía bonito cuando sonreía.

También se veía bonito cuando reía como si la vida se le fuera en ello, pero las sonrisas que le dedicaba a él, eran diferentes. Y aunque Eddie no fuera capaz de reconocerlo a viva voz, le encantaba.

Así que iría a verlo.

Era arriesgado, porque su madre estaba en casa los domingos, y probablemente no lo dejara salir por ya haberse escapado.

Pero lo intentaría, porque en serio tenía unas ganas inmensas de ver a Richie.

-Mami -decía dulcemente Eddie mientras movía el hombro de su madre-. Mamá.

Y Eddie sólo recibió por respuesta un par de ronquidos y un suspiro. Así que decidió salir y volver en un par de horas. Su madre no despertaría hasta que le volviese a dar hambre y el ruido de su estómago gruñendo la despertara.

Se subió en su bicicleta para poder transportarse más rápido, sus cortas piernas no le eran de mucha ayuda a la hora de trasladarse.

Mientras pedaleaba hacia la casa de Richie, recordó aquel muffin con sabor a sal. Y pensó que quizá él podría enseñarle a Richie como cocinar muffins de verdad, y con azúcar, por supuesto.

Cuando la puerta de la casa de los Tozier se abrió, y fue Richie quien lo recibió. Eddie no podía hacer más grande su sonrisa.

-Hola, Rich -Eddie quería dar saltitos, y en su interior lo estaba haciendo. El corazón le latía muy rápido, pero al demonio la salud, Richie le había abierto la puerta-. ¿Puedo pasar?

"Yo nunca, nunca..." Donde viven las historias. Descúbrelo ahora