—Hola, papá —dijo Harry.
—¿Estás bien? —preguntó Harrison señalando la mano que Harry tenía en su improvisado yeso.
Harry asintió.
—Estará bien.
—Señor, ¿están mis padres aquí? —preguntó Louis.
Harrison asintió.
—Llegaron hace dos días. Están cómodos. Hicimos que se quedaran en la casa principal en lugar de la casa de invitados, concluimos que era mejor tener a todos cerca.
Louis soltó un suspiro de alivio.
Un momento después, la madre de Harry se detuvo en la entrada. Parecía más frágil de lo que Louis recordaba. Él le hizo un gesto con la cabeza mientras Harry le saludaba. Anne sostuvo la barbilla alzada por un momento, luego pasó junto a Harrison y empujó a Harry en un incómodo y torpe abrazo.
Louis se quedó boquiabierto, Harrison se acercó a él, sonriendo mientras Harry trataba de averiguar qué hacer.
—Tu madre y mi esposa han pasado los últimos días discutiendo cosas —le dijo Harrison en voz baja—. Ha sido realmente... revelador.
—Sí, señor.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Harrison cuando parecía que Anne no tenía la intención de dejar ir a Harry.
Louis miró por encima del hombro a los otros. Todos estaban vagando cerca del coche, observando. Zayn se despertó y de alguna manera se arrastró fuera de la parte trasera del Mustang para apoyarse contra el capó, con la cabeza colgando.
—Tenemos dos días antes de que el NIA nos encuentre —dijo Louis— . No podemos arriesgarnos a quedarnos más tiempo. Esperamos quedarnos aquí un día, sin embargo y descansar. ¿Quizás dejar a los que están heridos cuando nos vayamos?
Harrison miró a Louis y a los demás y frunció el ceño.
—Tus chicos podrían usar la barraca, si quieres que estén cerca.
Louis miró a Harry buscando su opinión. Él había envuelto sus brazos firmemente alrededor de su madre, su cabeza descansando sobre la suya. Tenía los ojos cerrados, pero de algún modo supo que Louis le había pedido una respuesta. Él asintió.
Louis encontró que su garganta estaba apretada por la expresión que adornaba la cara de Harry. Apartó los ojos y señaló a Harrison.
—Gracias señor —gruñó—. Eso será perfecto.
Harrison hizo un gesto hacia el pequeño ejército que Louis y Harry habían arrastrado con ellos a Texas, ondeando la mano mientras pisoteaba los escalones de la entrada.
—Vamos muchachos —les llamó—. Les mostraré los alojamientos.
Louis lo siguió para poder darle un momento a Harry con su madre. Los demás fueron detrás de ellos, con Zayn tomando su lugar habitual al frente, aunque estaba cojeando, y los otros se colocaron en abanico detrás de ellos.
—Ese auto parece estar en una magnífica forma, Louis —dijo Harrison mientras se dirigían a un pequeño edificio rústico en el patio de la casa principal y al lado del granero que casi se había quemado varios años antes. Le sonrió a Louis—. Estoy feliz de ver que no estaba equivocado al pensar que lo harías bien con ella.
—Gracias señor. Necesitaré las llaves de vuelta cuando todo esto termine.
Harrison se rió entre dientes. Dio a los otros hombres una mirada aguda.
Capítulo 11
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