《Tendré que seducirlo con cuidado》

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— ¿Quieres que llame a una doncella para que te atienda en el baño?

— ¡Maldita sea, no! —Exclamó JiSoo—. No necesito a ninguna jovencita lloriqueando sobre mis cicatrices.

Cuando HanSol volvió a hablar, su voz sonó tan dura como la de su hermano mayor.

— ¿Te apetece entonces practicar con la espada y el escudo? —Sugirió en voz baja—. Estaré encantado de hacerte los honores.

Al escuchar aquellas palabras, JiSoo se giró hacia su hermano y le dedicó una larga mirada evaluándole.

Durante un tenso momento HanSol pensó que tendría la pelea que había sugerido, pero lo único que hizo el barón fue emitir un sonoro suspiro.

—Pareces enfadado, hermano.

—Sólo sigo tu ejemplo.

—Está bien. Me lo merezco. —Los labios de JiSoo esbozaron una sonrisa—. ¿Te ocuparías tú de mi baño? No le confiaría mis espaldas a nadie más en este lugar.

—Estaba a punto de decir lo mismo. No me gusta que tu prometido se esconda y que nuestro anfitrión esté «demasiado enfermo» para recibirte de manera adecuada.

El barón se quitó el valioso broche nórdico que sujetaba su capa y lanzó las pieles sobre un pequeño baúl que su hermano había llevado a la habitación, haciendo que las llamas de las velas titilaran en los candelabros.

HanSol se acercó entonces a una mesa para oler el jabón que alguien había depositado allí.

—Especias. Y un toque de rosas, creo. —Miró a JiSoo de manera tranquila, intentando no mostrar su diversión.

—Acabaré oliendo como el harén de un sultán —ironizó su hermano.

Los ojos de HanSol brillaron con burla, pero procuró no reír en voz alta.

Con rápidos movimientos, el barón dejó a un lado el resto de sus ropas, enterrando bajo ellas el pequeño baúl. Bajo la tenue luz, la larga cicatriz que atravesaba su musculoso brazo y su torso tenía un brillo nacarado. Después, se introdujo en la bañera amenazando con desbordarla, y emitió un sonido de placer cuando el agua caliente calmó el dolor que le producía una vieja herida.

— ¿Jabón? —preguntó HanSol con suavidad.

JiSoo extendió una mano, y un trozo de jabón con un olor familiar cayó sobre su palma. Frunciendo el ceño, comenzó a extender el jabón por su pelo intentando recordar dónde había olido aquel aroma anteriormente.

—Ahora —ordenó—, explícame lo que quisiste decir cuando afirmaste que el señor del castillo era víctima de una maldición.

—Su mujer era una bruja.

—He oído decir lo mismo de muchas mujeres.

Su hermano se rio secamente.

—Sí, pero lady JiNa pertenecía a los Glendruid.

El barón se quedó inmóvil por un instante.

—Glendruid...

—Son un clan celta —le explicó HanSol—. Una especie de matriarcado, por lo que he oído.

JiSoo soltó un bufido antes de deslizarse en la tina hasta quedar completamente bajo el agua, aclarando la aromática espuma. Momentos después emergió con tal fuerza que salpicó la habitación, provocando que su hermano saltara a un lado entre maldiciones.

—Continúa —pidió JiSoo.

Sacudiendo el agua de su túnica con una mano, HanSol utilizó la otra para poner más jabón en la palma de su hermano con la fuerza suficiente para demostrarle su desagrado por el remojón.

Indómito《JiHan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora