—¿Lo que sucedió es tan grave que su propia hija no puede saberlo?

—La señorita Samantha está en coma —Lena abrió sus ojos con sorpresa —, no sería muy profesional decírselo a su hija siendo ésta menor de quince años.

—¿Cuándo despertara? Ella... ella tiene una hija, no puede estar simplemente dormida.

—No podría decirle con exactitud en qué momento despertará, puede tomar unos días, así como semanas o incluso meses, el golpe que sufrió en la cabeza fue muy fuerte sin embargo las demás heridas ya fueron tratadas y sanarán sin repercusiones... puede recibir visitas en el horario correspondiente y si decide moverla a una habitación más privada podrá permanecer allí con ella una persona.

Lena lo miró desconcertada, dejó de escuchar apenas dijo la palabra "meses" ¿Eso quería decir que no iba a despertar en meses?

—Espere un segundo... ¿Meses? No, creo que no lo ha entendido... esa chica sólo tiene a su madre y viceversa ¿Qué se supone que deba hacer una niña de doce años si su madre está en un coma por meses?

—... ya que es amiga de la familia quizás podría... ya sabe... ¿quedarse con usted?

Lena negó con la cabeza varias veces, aquello debía ser una broma ¡ella no podía cuidar de Ruby! ¿Era diabética? No, no lo era... ni sufría ninguna enfermedad que requiriera dieta... pero ¿qué tal que siguiera una? ¡¿Y si envenenaba a Ruby y terminaba perdiendo el alma de Samantha?! ¡Necesitaba ayuda! Necesitaba que Samantha despertara con algo... un beso de amor verdadero ¡Algo!

Hablar con Ruby y explicarle la situación fue difícil, sobre todo porque no sabía lidiar con una niña llorando, no es que su llanto no fuera música para sus oídos, sino porque todos veían como Lena Luthor abrazaba y trataba de calmar a una niña sin tener éxito. Arregló el papeleo para que Samantha fuera transferida a una habitación privada, en donde Ruby estuvo con ella hasta que la noche cayó, comiendo sólo unas barras de cereal que Lena le llevó al ver que no quería despegarse de su madre ni para tomar algo de comer. Cuando acabó la hora de visitas fue la peor parte, pues ella comenzó a llorar nuevamente y no quiso despegarse de Sam hasta que una enfermera les llamó la atención, indicando que debían marcharse por hoy y que debían volver el día de mañana.

Actuar como humana era lo peor, definitivamente ¡Lo peor! Caminar hasta el auto, ir a la casa de Samantha siendo casi guiada por Ruby pues a decir verdad no tenía idea de dónde vivía Sam... usualmente ella sólo aparecía allí, manejar el auto, hablar con una niña acerca de cómo todo va a mejorar, estacionar el auto, caminar, ver como Ruby tomaba algunas cosas para dormir fuera de casa, volver al auto, volver a manejar, estacionarse nuevamente, caminar, esperar el ascensor, ¡Caminar!, tocar la puerta del departamento de su novia.

—¿Lena? No hay nadie en casa ¿Por qué no —Lena señaló rápidamente a Ruby, quien miraba a Kara con intriga —¡Que sorpresa! ¿Quién es esta ternurita?

—Kara... ella es Ruby, la hija de mi buena amiga Sam... de quien debí hablarte en algún momento, Ruby ella es Kara Danvers... mi... eam...

—¿Ella es tu novia, tía Lena?

—¿Tía Lena?

Preguntó Kara mirando a la pelinegra con una sonrisa en el rostro.

—¿Qué? ­—preguntó mirando a Kara con sus ojos entrecerrados a lo que ella sólo negó con la cabeza aun con la sonrisa en sus labios ­—¿Cómo lo supiste?

—Mamá me habló una vez de ella cuando le pregunté por qué tenías tiempo sin visitarnos a la casa —esta vez Kara miró a Lena con su ceño fruncido, queriendo preguntarle por qué había dejado de visitar a aquella pequeña criatura —, dijo que por fin alguien había domado tu corazón... ¿Es eso cierto, Kara? ¿Domaste a la alocada tía Lena?

Tus deseos son mis órdenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora