la perdida

CAPITULO 1

Me levante para ir al baño a las tres de la madrugada, pero para llegar ahí tenía que atravesar un gran pasillo que atravesaba las otras habitaciones donde se encontraban mis hermanos y mi abuelo.

Una vez enfrente del baño me quede frio ante la puerta, no me podía mover, sentía mis pies sudando y unos ojos atrás de mi mirándome fijamente, no me podía ni quería voltear a ver solo sentía que si volteaba a ver algo me agarraría con sus manos frías, cuando de repente una mano se postra encima de mi hombro. -que haces despierto a esta hora de la noche? - oí que me diga una voz muy familiar. -nada solo me levanté al baño tenía ganas de orinar, porque tú también quieres usar el baño? - dije con un tono un poco enojado. – no hijo, solo que desde mi cuarto se oye que no puedes dormir, quieres hablar de algo? - me decía mientras yo me limpiaba la lagrima que me estaba saliendo del ojo sin permiso. -no, no quiero- entre rápidamente al baño, quitándome la mano de mi abuelo de encima con tal velocidad que la el quedo ahí afuera mientras yo cerraba la puerta enfrente de él. Después de un minuto mas o menos solo escuche la puerta de su cuarto cerrándose y yo me tire en lagrimas enfrente al espejo mientras miraba mi cara con odio y furia. -yo lo pude evitar- me decía en voz baja mientras apoyaba las manos en el lavabo y me escurría las lagrimas por toda la mejilla hasta llegar hasta la nariz donde se juntaba toda para formar una gran gota de lágrimas. -yo los pude haber salvado. - repetía mientras me apretaba los dientes.

Después de estar un rato en el baño decido salir solo para regresar a mi habitación e intentar dormir, lo cual se que no va a pasar por que sinceramente solo quería verlos una ultima vez y disculparme por todo.

Mi alarma suena con un pitido, pero no alcanza a dar el segundo pitido cuando yo la apago. No peje el ojo en toda la noche no podía dejar de pensar en ellos.

Me alisto para ir a la escuela. meto unos libros en mi mochila por que sinceramente no tenia la cabeza como para prestarle atención a unos vejestorios que solo repiten las mismas cosas una y otra vez.

Bajo para desayunar cuando veo a mi abuelo haciendo el desayuno lo mejor que puede, la verdad nunca lo había visto tan acarreado con el desayuno, usualmente mi abuela nos lo preparaba, pero ya tiene mas de dos años desde que murió ella.

-a que bueno que ya te levantaste, me podrías ayudar viendo que tus hermanos ya se haigan vestido y peinado porfa Samael. - decía mientras se le quemaban los huevos en el sarten, se veía a leguas que la tenia rato sin cocinar algo para unos niños.

-si, y por lo de anoche...- decía mientras miraba el sarten un poco preocupado.

-mira hijo, no te tienes que disculpara por nada, - se acerco al sarten y vio los huevos con una cara de que esto ya no sirve. - yo estuve igual o si no es que peor cuando tu abuela murió, así que lo entiendo. - me dijo mientras votaba los huevos a la basura. -todo va a estar bien, pero solo quiero que recuerdes que tus hermanos te necesitan y ellos también lo están sufriendo, así que para hacer que esto sea menos doloroso por que no los ayudas a ellos por que como ustedes yo igual perdió algo muy importante. - me dijo mientras se agachaba y se ponía de rodillas y en sus ojos se deslumbraban un par de lágrimas. -

-si abuelo-

-ahora anda ver si ya terminaron tus hermanos, creo que van a llegar un poco tarde a la escuela, donde quieren ir a desayunar?