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Kendra Harper despertó en una cama que no era la suya. Extrañada, y con los ojos aún cerrados, buscó a tientas una fuente de luz que pudiera revelarle dónde se encontraba. La cabeza le daba vueltas a medida que se levantaba, como si sufriera de una profunda resaca. Consiguió llegar a una ventana y separar las cortinas.

Estaba en la habitación de un chico. Pero allí no había nadie, a excepción de ella. Sin duda, debía de ser el cuarto del anfitrión de la fiesta de la noche anterior: Eneko.

Se dispuso entonces a intentar rememorar lo que había hecho, y cómo había llegado allí. Y antes de que pudiera darse cuenta por ella misma, se vio reflejada en un espejo de la habitación. Kendra era una joven de 17 años, de mediana estatura, caucásica, y larga cabellera castaña claro. Sus ojos eran de un verde oliva brillante. Pero no era su atractiva figura lo que le sorprendió... Solo llevaba puestas unas bragas, por lo demás, iba totalmente desnuda.

Extrañada, y claramente asustada por no saber cómo había acabado sin ropa, buscó su sujetador, y el resto de prendas. Las encontró entre las sábanas, y se las puso. Empezó a temblar como un flan. No se escuchaba ningún ruido, y en el piso de abajo tampoco se detectaba actividad.

    —¿Qué demonios ha pasado...? —se dijo a sí misma, asustada.

Encontró su bolso encima de un desordenado escritorio. Cogió el móvil, para revisar si tenía llamadas registradas o mensajes que pudieran explicarle qué había pasado. Tenía 2 llamadas perdidas de un número desconocido, y un mensaje de otro número también desconocido. Abrió el mensaje y descubrió que le habían enviado un vídeo, con este mensaje debajo:

"Si no quieres que esto circule por todo el instituto e internet, más te vale que hagas exactamente lo que te diga".

Temblando, y con los ojos como platos, Kendra procedió a ver el vídeo, temiéndose lo peor.

En él, aparecían ella, visiblemente borracha, sentada en la cama de Eneko, el día anterior por la noche. Se reía con alguien y le instaba a sentarse con ella. Era un muchacho alto que le resultaba familiar... Tenía el pelo negro, una chaqueta gris claro, una complexión algo musculosa... Se giró por fin y Kendra le vio la cara.

Era Rupert. Rupert Wallace. Básicamente, el chico al que más odiaba en el mundo. Y en ese vídeo, se estaban besando apasionadamente.

   

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⏰ Last updated: Apr 25, 2018 ⏰

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