Capitulo27 {Alguien como yo}

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-Pues yo no.

Por una vez en estos tres meses Mario y yo no estábamos de acuerdo. No sabía si era porque el se estaba curando mientras yo permanecía encharcada en el mismo pantano de barro.

-Algún día saldremos de aquí.- aseguró con tal certeza que terminé creyendo que eso sería posible.

-¿Juntos?

-Por supuesto. - respondió él, con tal naturalidad que parecía casi seguro.

Le miré y el sonrió con nerviosismo.

-¿Alisson Brillot?

Me volví extrañada y vi a una mujer vestida de blanco, con unos zapatos de goma y con una carpeta azul entre las manos. Además sonreía de una forma muy falsa, como si supiera lo que era estar ahí encerrada.

-Soy yo. -dije mientras me levantaba.

-Acompáñame, el doctor Robles quiere hablar contigo.

Me coloqué la bata que llevaba de hospital y seguí a la mujer de blanco hacia la puerta de las falsas promesas.

-Buenos días Alisson. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

-Bien. - mentí mientras jugaba con un hilo de uno de los botones de la bata.

-Pues ya no tenemos que hacerte más pruebas. Hemos evaluado tu situación y hemos tomado una decisión. - solté el hilo y le miré directamente a los ojos. Él, intimidado por mis ojos, apartó la vista hacia la carpeta azul que había dejado la enfermera en la mesa. Carraspeó y continuó con su mirada fija en mi.- Vamos a darte el alta. Tras analizar cada una de las pruebas con los mejores expertos hemos decidido que puedes irte a casa o, en este caso, al hotel. Creemos que lo mejor es que no te muevas de Cádiz para que te podamos evaluar los mismos médicos cada semana. ¿Alguna duda?

-¿Y Mario?

-Mario tendrá que quedarse durante algún tiempo más.

-Él está bien. Está mejor que yo. No le pueden dejar aquí. - aseguré alzando un poco la voz.

-Tranquilízate, Alisson.

-No me diga que me tranquilice. No me quiero tranquilizar.

-Alisson, tu estás bien, estás fuera. Olvídate de Mario.

-¿Qué clase de persona se cree que soy yo, doctor Robles? ¿Cree que me voy a olvidar tan fácilmente de la única persona que me ha ayudado en este puto hospital? Ni usted ni todo su maldito equipo de médicos tienen ni idea de lo que es estar enfermo y que nadie te entienda. Ni idea.

Me levanté enfadada y salí de su despacho dando un portazo.

Corrí con mis zapatillas acolchadas en la mano y los pies descalzos hacia la sala donde estaría Mario esperándome.

-Mario.-dije apoyándome en el cristal y respirando agitadamente.

-Siéntate anda. - dijo señalando la silla que tenía a su lado. Aquella silla donde me había sentado infinidad de veces.

Me senté y respiré durante unos segundos.

-Me voy. Me han dado el alta.

Él me miró con una sonrisa y con sus ojos llenos de tristeza.

-Me alegro mucho. Pero, ¿qué haces aquí? Prepara tus cosas para irte cuanto antes. -me dijo en un ademán de parecer feliz.

-Tenía que hablar contigo antes. No pensarías que me iba a ir sin... -dejó de mirarme para mirar a través del cristal.- ¡tú lo sabias! -exclamé.

Nos vemos en la luna (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora