– ¡Pues ahora mira lo que causaste! – dije indicando hacia donde se encontraban Ena, Angelo y David.

- Angelo? ¿Qué haces aquí? – dijo Ena muy desconcertada y casi tartamudeando.

– No, Ena, esa pregunta la hago yo, ¿Qué haces aquí con David? – dijo inclinando su cabeza hacia David y por el gesto que hizo se notaba que estaba enfadado y mucho.

– Solo conversamos, ¿acaso no lo ves Angelo? – dijo David.

– ¿Solo conversan? Y me supongo que esa agarrada de mano que vi cuando llegué, ¿era parte de su conversación? – preguntó Angelo casi gritando.

– Solo estábamos conversando Angelo. - dijo Ena poniéndose de pie para enfrentar a Angelo.

– Ena, esto es entre David y yo.

– Pues para que te lo sepas yo también estoy aquí, y esta pelea es porque estoy aquí con David.

– Por favor Ena.

– Angelo, ya cállate y vete, a ti que te importa mi vida, no te incumbe con quien quiera salir o no, ¡tú no eres nada para mí! – dijo Ena con ojos llorosos y con voz suplicante – yo salgo con quien me dé la gana, ¿acaso tengo que estar avisándote de todo lo que haga y vaya a hacer? Además... tu... estas interesado en.... Loo, lo puedo ver en tus ojos cuando estas con ella. – dijo Ena con una voz devastada.

– Ena ya cálmate y vámonos de aquí. – dijo David abrazando a Ena en señal de consuelo.

– ¡David, tú no te metas!, ¡Esto es algo entre Ena y yo! – dijo Angelo.

- ¿Así?, creí que antes las cosas eran entre tú y yo. – mostro una sonrisa.

- Así era, pero ahora es entre Ena y yo, así que por tu bien no te metas...

– Sabes Angelo, te voy a decir una cosa, David puede meterse porque él es mi cita y no tú, y por favor ya vete que solo estas para causar problemas. – contesto Ena.

– Ena, si me voy de aquí..., será contigo. – dijo Angelo, tomo de un brazo a Ena y David del otro.

- ¡Angelo, ya basta! – dijo David empujando a Angelo contra la pared. - ¿acaso no escuchaste lo que te dijo Ena?

- David, no me hagas reír, ambos sabemos que no eres capaz de golpearme. – dijo Angelo en tono desafiante.

- ¿Crees que no me atrevo a golpearte? – dijo David acortándola distancia entre él y Angelo – pues ahora mira... - cuando acabó de decirle eso, le dio un derechazo en la cara a Angelo, quien por el efecto del golpe empezó a brotar su brillante y roja sangre del lado derecho del labio inferior.

– Así que te atreviste... pues ahora es mi turno. – dijo Angelo y le dio una golpiza que obligó a David caer al suelo.

- ¿Ahora quien golpea a quién? – pregunto Angelo y continuo con cinco puñetazos más hacia David, cuando de repente este esquivo el quinto y se balanceo para la izquierda y ahora era David quien golpeaba a Angelo. Ena al ver toda esta escena quedó anonada y lo que tenía que hacer, era separarlos, pero ya, porque si no Angelo y David quedarían en un charco de sangre.

- ¡Ya basta! – grito Ena, pero como David se había detenido en la golpiza, Angelo aprovecho para dar vuelta a la situación.

– ¡Angelo!, si dices que realmente te importo demuéstralo ahora, por favor. – dijo Ena con ojos suplicantes.

– Ena si lo hago es por ti, porque tú me lo estas pidiendo. - dijo Angelo y se apartó de David.

– David creo que es mejor que vayas

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