—Temo que alguien se nos adelantó —susurré, inspeccionando el cuadro que sirvió como tapadera para la caja de seguridad.
Era interesante, en él estaban representadas tres personas, un hombre, una mujer y una niña. El hombre era sin duda Julius, pero no conocía a las otras dos, aunque lo más seguro es que fueran de su familia.
—¿Quién pudo haber hecho esto? —preguntó Sarah, mientras se agachaba a recoger una hoja partida por la mitad—. Pareciera que estuvieran buscando algo.
—No sé... —En el momento en el que decía eso, escuche las mismas voces de antes regresar de donde hubiesen ido. Diablos, no tardaron nada, pero escucharlas me dio una idea.
—Suzanna, Sarah, abriré la puerta a la de tres. Ya saben qué hacer.
—¿Huir? —pregunto Suzanna, sin comprender.
—No... Sarah, lo harás tú. ¿Lista? —Ella asintió—. Una, dos, TRES.
Al abrir la puerta nos precipitamos sobre dos chicos vestidos con túnicas ambarinas. Seguramente se trataban de estudiantes o graduados de la universidad y eran fuertes, pero los tomamos por sorpresa, lo que hizo que capturarlos fuera sumamente sencillo.
—¿Quiénes...? ¿Qué hacen en el despacho del director...? —grito uno de ellos.
Sin responderle active mi habilidad solamente un segundo y lo coloque boca abajo, para que mantener mi cuerpo sobre él, sosteniéndole brazos y piernas, para así poder interrogarlo mejor, mientras que Sarah mantuvo una daga contra el cuello del otro. El que estaba sujeto por ella no parecía ser bueno en combate, pues su rostro se había tornado azulado, aunque el que apresaba yo parecía conservar un poco más la calma.
—Respóndeme —amenacé—. ¿Quién es Carina? ¿Cuándo vino? ¿Se llevó algo?
—Yo no diré nada...
Increíble, aun estando apresado, el tipo no pretendía decir ni una sola palabra. Eso estaba bien, era bueno, pero si algo me ha enseñado el observar a Hill, es que a algunos les afecta más lo que le hagan a sus compañeros que a sí mismo.
—Sarah, hazlo —sentencie.
Ella asintió y comenzó a apretar más la daga contra el cuello del otro joven, aunque debió ser porque sabía que no hablaba en serio, de lo contrario, dudo mucho que se atreviera siquiera a poner un cuchillo sobre una persona inocente.
De nuevo, al menos eso quiero creer.
—¡Esperen!
Para mi sorpresa, no fue el joven que mantenía apresado quien hablo, sino aquel que estaba amenazando Sarah.
—¡No digas nada, Sebastián!
—¿Qué mierda importa, Lousy? —respondió Sebastián—. Si quieren saberlo, a nosotros nos da igual. Tampoco es que sea importante ni que afecte la academia.
—Habla —ordené.
—Carina es la hija del director y vino justo después de que se fuera su padre a la academia de caballeros, hace unas horas. Dijo que se le había olvidado algo, pero solo estuvo unos minutos y luego salió. Es todo, lo juro, de ahí nadie ha venido aquí, Lo sabemos, hemos estado patrullando cada cinco minutos y...
—¿Cómo que cada cinco minutos? —le gruñí— ¿Si sabes que la oficina de tu director está destruida, verdad? Esa destrucción debió llevar más tiempo en hacerse y ustedes ni en cuenta, idiotas.
—¡¿Qué hicieron...?! —me grito Lousy, intentando ponerse en pie, pero logre evitarlo presionando con una mayor fuerza para mantenerlo inmovilizado.
—No hicimos nada, imbécil —conteste—. Estaba así cuando llegamos y por eso los interrogamos. Ahora responde mis preguntas, ¿Por qué patrullaban?
—Es una precaución que tomamos desde el ataque de hace algunos años —respondió Sebastián—. Pero como nunca había ocurrido nada, no lo tomábamos en serio. Aun así, nadie debería haber sido capaz de...
De pronto Sebastián se quedó callado, como si recordara algo y miro a su amigo, que pareció confirmar algo con un pequeño gesto de asentimiento.
—¿Qué? —pregunte, dudosa.
—Fue Carina —contesto Lousy—. Ella nos encontró en el piso de abajo justo en el momento del cambio de guardia, cuando los otros ya se habían ido a descansar, y nos pidió que la acompañáramos a la salida, mientras conversábamos. Nos preguntó cómo iban las cosas en la academia y sobre la salud de su padre. Ella no ha estado aquí a menudo, ¿saben? No desde que se casó, así que no sospeche nada cuando hizo preguntas sobre el director, era normal que se preocupara por su padre. Sin embargo, ahora que lo pienso, su comportamiento era algo extraño...
—¿Y qué paso después? —dijo Sarah, compasiva. Ella ya había soltado al otro tipo, aunque él se mantenía en su misma posición, sin moverse ni un milímetro.
—Cuando ya estábamos a punto de salir de la academia Carina nos dijo que algo se le había olvidado y regresamos al despacho del director, donde entro sola, dejándonos a nosotros fuera —continúo Lousy—. No me pareció raro, pues podría ser algo de uso personal y era comprensive que no quisiera que nosotros lo viésemos. No tardó más de un minuto en salir, de eso estoy seguro. E iba sola. Nosotros tuvimos que quedarnos aquí y dejarla irse sola porque ya habíamos estado fuera de turno mucho tiempo, sin embargo, recuerdo que mire por la ventana para verla irse y note algo raro...
—¿Qué cosa?
—No estoy seguro, pero me pareció que iba acompañada. Lo extraño era que aquella mujer pareció materializarse de repente, como si saliera de su sombra...
—Eh... ¿chicas? —nos interrumpió Suzanna—. No estoy segura, pero, ¿esto es importante? Estaba hecho trizas en el suelo...
En sus manos tenía un trozo de papel amarillento. Al principio pensé que podría no ser nada, pero un momento después, incluso a la distancia donde me encontraba, alcance a distinguir caracteres rúnicos. No podía asegurarlo, pero me daba la sensación de que eso era lo que Hill nos mandó a buscar.
—¡Cuidado!
Sarah soltó al joven que sostenía y se teletransporto junto a Suzanna, para apartarla justo en el momento en el que un brazo afilado como una cuchilla atravesó la runa de la pared, la cual había comenzado a brillar en algún momento mientras nosotros nos encontrábamos distraídos.
Por desgracia, aunque aquel brazo no daño a Suzanna, si hizo un corte en la mejilla de Sarah, salpicando con su sangre la pared. Como si respondiera ante eso, la runa comenzó a brillar con mayor intensidad, hasta que, sustituyendo los trazos, apareció un círculo brillante del cual comenzó a salir una criatura de aspecto horrible.
—¿Qué es eso? —murmuro el joven que aún mantenía debajo de mí.
No sabía que responderle, todos nos encontrábamos en un estado de shock. Aquella cosa no tenía rostro, era más bien una máscara de carne unida a un cuerpo segmentado y lleno de postulas, del cual brotaban cuatro patas y dos brazos, los cuales terminaban en afiladas cuchillas.
Aunque no poseía ojos, esa cosa parecía saber dónde estábamos, porque en ese momento aquella mascara se volvió y comenzó a correr en mi dirección, alzando sus brazos para atravesarme con ellos.
Estaba tan sorprendida, que me vi incapaz de reaccionar.
—¡Quítate, idiota! ¡No te quedes parada ahí nada más, corre!
El joven que mantenía prisionero de pronto uno el impulso de su magia de luz para ponerse de pie y arrojarme lejos de él, al mismo tiempo que uno de sus brazos era cortado por las filosas extremidades de aquella cosa.
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Theria Volumen 4: Los revolucionarios de Mirie
AdventurePara proteger a Mia, Hill tiene la obligación de sacar a la niña del pais en guerra de Ulien, sin embargo, por circunstancias imprevistas, se vera forzado a ayudar a la princesa Farenis a llegar a Mirie para, con la ayuda de Tailbert Kaleisis y Juli...
Preludio a la batalla: Marioneta
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