Seguimos caminando hasta que llegamos donde el chico se encontraba, lo miré exigente.—Eh, tú. Danos un par de bebidas, estamos sedientas.—el tipo está a punto de reclamar mi agresividad de como le digo las palabras.

Sin embargo, me reconoce. Sabe que soy la dueña del lugar y si yo quiero puedo botarlo de la fiesta en unos segundos.

Chasquea la lengua en frustración, con sumo cuidado llena dos vasos de tequila y nos los entrega con una cara de pocos amigos, aunque el muy descarado posa su vista en mi escote. Le dedico un gesto de asco, y salgo junto a mi amiga al otro extremo del lugar.

Nuestro destino es donde se encuentran las barras en estas hay tubos de strippers sobre ellas, una gran idea llega a mi mente y sonrío con malicia. Observo por un rato el vaso de vidrio lleno de esa sustancia dañina y a la vez adictiva, sin pensarlo bebo todo el contenido de un trago.

Inmediatamente subo a uno de los tubos metálicos. 

—Marinette, ¿qué haces?.—pregunta Alya exaltada, arquea una ceja con confusión.—Dijiste que los tubos son para las necesitadas.

—Lo es.—afirmo burlona.—Pero esto matará a Adrien, quiero verlo convulsionar de la ira.

Suelto una sonora carcajada, que hace que la expresión de mi amiga cambie a una de lástima.

—Este chico no sabe a lo que se metió, pobre.—se lamenta ella por el sexy oxigenado.  

La ignoro y comienzo a mover las caderas al ritmo.—¡Súbele a esa música!.—exijo al DJ, la canción Light it up retumba en mi oídos, sonrío para mi misma y comienzo a bailar eróticamente en el tubo mientras todos gritaban y aplaudían a mi alrededor.

En unos instantes llegó Adrien aguafiestas Agreste, su rostro estaba pálido como si hubiera visto a un fantasma. Se acercó a mí hecho una fiera a punto de asesinarme con sus garras, bueno eso dependía. Podía darle un derrame mientras perdía el tiempo caminando hacia aquí. 

—Niña loca. ¡Baja de ahí ahora mismo!.—grito rojo como un tomate por la furia que recorría por sus venas, si seguía así muy pronto el tipo moriría y yo no pude haber aprovechado una noche con él.

—Ni sueñes, lindura.—fingí estar ebria, no le obedecí y seguí moviéndome al ritmo que daba Major Lazer.—¡Estoy en la cumbre!

Comencé a gritar como desquiciada y empecé a beber grande cantidades de Vodka. El blondo tenía un pequeño tic en el ojo, con poca paciencia haló de mis piernas, caí en la barra en un golpe seco, a mi trasero no le gustó esto.           

Tomó mi cintura con rudeza y cargó como si de una princesa se tratara. Con sus hipnóticos orbes esmeraldas puestos en los míos. Camino hacia las escaleras con sutileza temiendo caer y hacerle daño a ambos hasta llegar a una habitación.

Oh si, Adrien. Hazme tuya.

En el cuarto habían dos parejas haciendo de las suyas. Él totalmente con la amargura aún en su ser los saco a patadas, literalmente. Algunos todavía no terminaban de colocarse la ropa cuando salieron. 

El joven cerró la puerta de un portazo, me recostó en la cama con delicadeza y se acarició la frente con seriedad. Podía ser un momento serio, sin embargo, yo no desaprovecharía la oportunidad.

Sabía que muy en el fondo moría por mí, era la hora de seducirlo, abducir a este bello ángel tan puro y corromperlo de la mejor manera posible, sabía que iría al infierno si lo hacía pero valdría la pena.

—No puedo creer lo que hiciste.—exclama indignado intentando equilibrar su pesada respiración.—Está bien que no sea raro de ti pero ni siquiera estabas presente. Nos fuimos una hora, unos simples sesenta minutos por una película, ni siquiera te dejé sola un segundo y armas todo esto. Tienes un nivel de inteligencia malévola impresionante.

Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora