Londres, 20 de Junio de 1800

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Imagen: Christine hablando con la Reina

Almerind se arregló lo más elegante que pudo para asistir a la ópera, un hermoso vestido violeta destacaba la forma de su cuerpo, Elizabeth y Bright habían decidido asistir al baile de presentación en sociedad de una joven de dieciséis años, y como Esther la había invitado a la ópera, entre las dos opciones sin duda se quedaba con la última opción. Además tenían un palco con una vista fenomenal, la madre de Esther estaba en la ciudad y era una señora tan agradable, sin duda Esther había sacado su personalidad, Quin no era un gran fanático de la ópera pero reconocía la buena música, y Colin asistía sólo para ver a las mujeres que concurrieran y hacer hora para asistir al baile de presentación. Uno de sus antiguos pretendientes, ahora casado, se acercó a saludarla junto a su esposa, él había engordado muchísimo, agradecía haberlo rechazado.

Se situó en su lugar hasta que una hermosa dama vestida como Isolda comenzó su actuación, era sin duda una representación conmovedora del sufrimiento por amor y pronto sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.

No supo qué la hizo mirar al palco ubicado frente a ella pero un piso arriba. Una deslumbrante Christine miraba atenta la actuación junto a un muy también atento Ian. Eso la dejó estupefacta, era la primera vez desde el matrimonio que hacían una aparición social, se veían concentrados en el espectáculo. Desde hace días que no veía a Ian, lo había divisado una vez mientras él se dirigía al parlamento pero no podía hablarle ahí. Ahora se veía tan atractivo, vestía elegantemente y parecía ensimismado en el espectáculo, nunca se lo habría imaginado ahí.

Continuó mirando la actuación hasta que llegó la parte más alegre de la historia en la que sacaba carcajadas a los asistentes, miró de soslayo a la pareja y ahí estaban los dos, riendo alegremente, sintió un dolor en su pecho, ellos se veían tan felices y hermosos, sin duda para cualquiera eran la pareja perfecta, pero ella sabía que se reían del espectáculo, aunque que hablaran tan próximos no le gustaba. De pronto Christine advirtió que ella estaba ahí e hizo un gesto con la mano a modo de saludo y luego señalaba a Ian en su dirección. Él la había mirado, había inclinado un poco la cabeza y continuó mirando el espectáculo. La pareja no volvió a mirarla en lo que quedaba de la actuación, pero sin duda se los encontrarían a la salida del espectáculo.



- ¿Te gustaría ir a la ópera? -preguntó su esposa mientras tomaban desayuno. Él lo pensó un momento, ciertamente era algo distinto

- Sería interesante, claro que sí -le respondió sonriente- ¿ya te aburriste de quedarte tantas noches en casa?

- La verdad es que no, pero quiero acallar unos rumores -le respondió ella.

- ¿Qué rumores? -Preguntó

- Están hablando sobre nuestra vida íntima -dijo ella y cambió de tema- He organizado una reunión de té para unos días más, ¿te molesta?

- En lo absoluto, ni siquiera estaré aquí -le respondió al tiempo que la miraba- tú eres la señora de la casa -Christine lo miró y notó que sus mejillas se ruborizaron. El sol le daba la luz perfecta. Se quedó mudo un momento, era tan bella. No podía creer que ese monumento de mujer fuera su esposa ¡era un tonto!

- Creo que todavía no me acostumbro a lo de señora -dijo ella con una voz suave y tierna- mamá dice que después ni lo notaré -sonrió desganada

- No te presiones, Christine, tienes dieciocho años recién. Es entendible que escuchar que te digan señora sea algo extraño para ti. Prometo no volver a hacerlo -le dijo sonriéndole

- ¿Cómo me dirás entonces?

- Esposa -le dijo. No era que eso fuera muy distinto a lo de señora pero por lo menos la hacía sentir más joven que señora- o sólo Christine, cómo tú gustes... Bueno, yo iré al parlamento y llegaré antes de las siete para prepararme para la noche -se puso de pie y se despidió con un beso en la frente. Iba a salir del comedor cuando la voz de ella con un "gracias" lo detuvo y la miró nuevamente- ¿Por qué?

El Amor De Una LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora