— ¿Quieres ir a bailar un poco? —pregunta Jake después de un rato. Miro hacia la mesa entera, percatándome de que somos los únicos sentados en ella. A lo lejos distingo a Alisson bebiendo más alcohol del que debe, hago una mueca imaginando el desastre que hará en unas cuantas horas... o quizás en minutos, no podría predecir con exactitud qué sucederá, pero tengo el presentimiento de que algo va a ocurrir. Asiento y me pongo de pie a pesar de que no me apetece hacer nada. Lo tomo de la mano y nos encaminamos juntos a la pista abarrotada. La canción termina justo cuando encontramos nuestro sitio en la pista y le sonrío disculpándome. La verdad es que deseo estar en la sala de estar del departamento de Jacob viendo alguna mala película.
—Tendremos que regresar a la mesa. —digo inocente porque sé que él no quiere estar en compañía de mi acosadora amiga Alisson. La chica ha pasado dos años enteros tras Jake y él no sabe cómo manejarlo. —O ir a casa... —Una canción lenta comienza a sonar y maldigo al encargado del sonido en mi mente. Una sonrisa genuina de triunfo se dibuja en el rostro de Jake.
—O podemos bailar ésta.
Suena tan engreído y su sonrisa burlona al notar mi semblante es la digna de cualquier chico de película. Entrecierro mis ojos y él hace lo mismo, pero me pongo de puntillas y rodeo su cuello con mis brazos. Cayendo en lo que más desea. Jake me toma de la cintura y comenzamos a movernos al ritmo de la canción. De pronto es como si todas las personas a nuestro alrededor desaparecieran y los únicos en el sitio fuéramos Jacob y yo. Él comienza a cantar algo entre susurros, pero estoy tan abstraída por la sensación que no estoy al tanto de lo que dice la letra. Hacía mucho tiempo que no me ocurría algo parecido, no desde... desde aquella cita con Niall.
Cierro los ojos en un intento de drenar el doloroso recuerdo y encargarme de disfrutar estos instantes.
No es que no haya salido con más chicos desde que terminé las cosas con Niall en aquella carta que cobardemente dejé en el fondo de mi baúl. De hecho, salí con algunos en los últimos años, aunque siempre bajo el ojo protector de Edward y mi buen amigo Jacob Atwood. Pero en ninguna de las citas me sentí de la manera en que me sentí con Niall, ni de la manera en la que me estoy sintiendo ahora.
Nunca he sentido que es el lugar correcto, al lugar donde pertenezco.
Los brazos de Niall eran mi hogar. Era un sentimiento genuino.
Pero ya no deseo pensar en eso. Me lastima. Y es que el tiempo no se ha encargado de borrar toda la huella que el rubio dejó en mí. No creo que eso siquiera sea posible.
La canción termina y nosotros seguimos bailando de la misma manera por unos minutos más. De pronto alguien llega y toma a Jake del cuello, destruyendo la magia del momento que apenas comenzaba. Los dos estamos igual de confundidos y lo que sucede a continuación es tan extraño que me cuesta asimilarlo un par de segundos.
Alisson está literalmente asfixiando a Jacob con ese beso. Él se separa de mi amiga con una mueca de desconcierto y me mira con temor. Por otro lado, Alisson está sorprendida por el acto de desprecio, sus ojos rojos y vidriosos y, sí, algo parecido a esto fue lo que esperé cuando la vi beber directamente de la botella de tequila un rato atrás. Nuestros compañeros están expectantes ante la escena y yo, bueno... algo muy parecido a los celos y la furia me recorre las venas, pero me quedo estática en el suelo, absorbiendo todo.
Alisson se echa a llorar en los pies de Jacob y nadie sabe cómo reaccionar ante ello. Ella susurra entre sollozos cosas que no logro comprender. James y Ryan se acercan y tratan de levantar a Alisson pero ella se aferra a la pierna de mi amigo.
Créanme que si no se tratara del mayor ridículo de una de mis únicas amistades me estaría partiendo de la risa y burlándome de Jake. Sí, de esas personas terribles soy. Pero la amistad entre Jacob y yo es así de estúpida y simple. Somos algo así como Bob Esponja y Patricio Estrella. Con la única diferencia de que uno de los dos está enamorado del otro.
Ryan y Jem logran separar a Alisson de Jacob, mi amigo no sabe qué hacer y todos están esperando su reacción. Lo tomo de la mano, invitándolo a volver a la realidad y lo saco del lugar antes de que mi borracha amiga se escape y vuelva a hacer otra escena de la que se arrepentirá cuando esté sobria.
Saco las llaves del auto de Jake de sus bolsillos con facilidad. Buen, siendo honesta, no me agrada la idea de meter la mano en las bolsas del pantalón de un chico pero parece que él no se da cuenta de ello... o quizás le agrade el hecho de que sea lo más lejos que yo llegue a manosearlo algún día.
—No. Tú no vas a conducir mi coche. —dice Jacob cuando finalmente se percata de mi plan. Pongo mis ojos en blanco y lo ignoro. Abro la puerta de copiloto y lo empujo para que entre en el auto. —Olvídalo Diane, dame las llaves. —ordena con un tono estricto que claramente no me importa en absoluto.
—No. Tú entra al auto y cállate. —digo con dureza y él, sorprendentemente, hace caso a mi orden. Está bien, no sé de donde está saliendo ésta actitud ruda, pero la imagen de mi amiga besando a mi mejor amigo causa algo extraño... celos.
No, celos no. No siento nada por Jacob, pero después de esos momentos mágicos mientras bailamos han cambiado algo dentro de mí.
Conduzco en silencio hasta el departamento, Jake tampoco dice algo en todo el camino y me incomoda la situación.
(. . .)
—Jake... —intento al entrar a su habitación con sumo cuidado. Él está sobre la cama aún hecha, vestido únicamente con el pantalón de pijama que le regalé hace casi un año, cuando él se quejaba de no tener algo genial y presentable para visitarme en el campus por las noches. Tiene el torso desnudo y observa su teléfono pensativamente. Creo que está observando la galería. No me hace caso y entro de todas formas. Me siento en el suelo, recargando mi espalda contra la cama, a unos centímetros de sus piernas. Guardo silencio a la espera de que Jacob diga algo. No lo hace y comienzo a hablar casi en susurros. —Jake, yo... lamento haberte hablado de esa manera para hacer que subieras al coche y... —comienzo a balbucear. Jacob ríe.
—Diane, está bien. No pasa nada, en realidad no creía ser capaz de conducir en ese estado de sorpresa. —dice suavemente y suelto el aire que estaba reteniendo. Me pega suavemente con su pierna. —Vamos, sube acá. —comenta riendo bajito. Le hago caso porque comienza a dolerme el trasero. Me acuesto a un lado, él deja su teléfono a un lado y alcanzo a distinguir una foto de ambos en navidad. — ¿Sabes?, eso fue lo más extraño que pude imaginar. La vi ebria pero pensé que haría alguna otra cosa extraña, no llegar y besarme así sin más. Fue tan loco. —Sí, justo como pensé. Él le daba vueltas al asunto, buscando una explicación racional o algo más que no tuviera que ver con la obsesión de Alisson por él había llegado a tal extremo.
No puedo creer que Jake esté sorprendido de la situación, cuando por seguridad tuvo que existir otra chica antes de Alisson que tuviera ese nivel de obsesión por él.
Repentinamente y de la nada, ambos comenzamos a reírnos al mismo tiempo. Tal como lo harían un par de locos.
De hecho, lo estamos un poco.
—No quiero verla nunca más. —comenta con seriedad. No digo nada, porque no sé qué sería correcto agregar. Después de un rato él se pone de lado para observarme, hago lo mismo y noto la sonrisa que se expande por su rostro poco a poco. —Lo positivo de todo el asunto es que me percaté de que tú realmente te pusiste celosa. Lo vi en tus ojos. —me pongo de pie dispuesta a acabar la conversación.
—Lamento informarte que un sentimiento no se puede ver en los ojos. —espeto inmediatamente y me siento en la cama, pico sus costillas. —Lo siento Jake, tengo sueño. Buenas noches. —me despido escabulléndome de su habitación. El rubor es notable en mi clara piel y corro hasta llegar a mi habitación. Escucho a lo lejos las carcajadas de mi amigo.
4: Fiesta
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