-Esta noche es decisiva, y no pienso perder.

-¿Habrá alguna posibilidad si te lo suplico?- probó.

-No. Llevo esperando este momento muchos años y nadie lo va a impedir.

Una vez dentro la soltó y la apuntó con la varita.

-¿Qué vas a hacer?

-Necesitas un mínimo de Oclumancia para esta batalla. Has avanzado rápido pero no lo suficiente. Realizaremos unas clases intensivas hasta la tarde.

Y sin aviso empujó contra su mente y las delicadas barreras que había conseguido construir.

Lo que se encontró aquella vez fue muy diferente a las anteriores. No había memorias, tan solo una sala vacía. Avanzó por el lugar hasta encontrarse con Hermione inclinada sobre un cuerpo, llorando desconsolada. Formando un círculo a su alrededor, lejos y dados la vuelta había muchos magos y brujas, sin prestar atención a su amiga. Se acercó más y se vio en el suelo, reflejado ante sus propios ojos sin vida. Hermione lloraba sobre su inerte cuerpo. Algo le oprimió la garganta al mirarse a sí mismo y ver una mirada completamente vacía, al ver a Hermione completamente sola.

Salió de su mente sin querer seguir mirando.

-¿Eso es a lo que tienes miedo? ¿Que no sobreviva?

Hermione trató de limpiarse las lágrimas que caían de su rostro.

-Entre otras cosas- murmuró- malditas lágrimas, no paran de...

Voldemort la interrumpió. Aquel fue el beso más suave que recibió nunca. Lentamente Voldemort pasó las manos por detrás de su espalda y la apegó a él. Sin separarse ni dejar de besarla la llevó sobre él y salió de la oficina hacia su cuarto.

Esa tarde Hermione se abandonó. Sólo sintió caricias y placer del hombre al que amaba y aquello era suficiente por el momento.

-Vaya, vaya, vaya. Nosotros preparándonos para la batalla y el gran Lord Voldemort disfrutando del placer.

Hermione se congeló al escuchar la voz de Blaine. ¿Qué hacía él en los pasillos privados de Voldemort? Por la mirada del mago él tampoco tenía mucha idea, y su rostro completamente cubierto por furia no mejoraba la situación.

-¿Qué sucede, Blaine? ¿Problemas con tus vampiros?

-Mis vampiros, como ya te dije, están en perfectas condiciones. He venido por otro motivo- su mirada se dirigió hacia Hermione. Voldemort la apretó contra él, obligándola a retomar el agarre de sus piernas alrededor de su cadera.

-No me obligues a romper una buena alianza, Blaine.

-Me ofendes, Voldemort. No voy a obligar a esta pequeña a nada. Por lo menos no en esta década- añadió rápidamente al ver el sonrojo de la chica- Hoy he venido a ofrecerte un trato.

-¿Qué clase de trato?

-Uno en el que te ofrezco mis servicios y por tanto el de mis siervos durante todo un siglo. Cada orden tuya será llevada a cabo, por insignificante o exigente que sea- explicó- a cambio, me entregarás a tu futura mujer.

Hermione tragó saliva. Su corazón comenzó a hacerse notar, lo que estaba segura que era notado por el vampiro. ¡Si incluso el muy maleducado se estaba relamiendo los labios! Alzó la mirada clavándola en la especulativa del Señor Oscuro. Odiaba sentirse así de vulnerable. Con una sola palabra el mago podía acabar con ella, y no se refería físicamente.

-Hermione vale por lo menos dos siglos.

-Me parece razonable. ¿Te parece si vamos a realizar el papeleo?

Atada al señor oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora