-¿Estás enojada conmigo?

-No, pero no tienes que besarte en los baños, eso no está bien, hay un lugar para cada cosa.

-Está bien.

Me dio un beso en la cabeza.

-Aunque puedo entender por qué lo hicieron en el baño, es algo lamentable, pero sigo creyendo que la escuela no es un lugar para eso, se supone que vas a estudiar.

-Te quiero.

Ella rompió el abrazo unos momentos, me miró a los ojos y me sonrió.

-Yo también te quiero, te quiero mucho y no voy a dejar de hacerlo, ¿está bien?

Asentí y ella me dio un beso en la mejilla para después volver a abrazarme.

A Renata le va a ir mal, no puedo dejar de pensar en eso, menos ahora con lo que me acaba de pasar, su mamá no va a tomar esto como la mía, ella no la abrazará ni le dará un beso en la cabeza, no sé qué vaya a hacerle ahora, esto es más de lo que ha sido las otras veces, las otras veces se ha molestado con mi simple presencia pero ahora esto implicó una suspensión, no tengo ni idea de qué es lo que vaya a hacerle.

-Tengo que ir a ver a Renata -dije a mi mamá rompiendo el abrazo que nos mantenía unidas- Tengo que ver que esté bien, no me contesta los mensajes.

Me fui antes de que ella pudiera decirme algo.

Fui corriendo a la casa de Renata, estaba a punto de tocar la puerta cuando se abrió ante mí, su mamá estaba ahí, con el rostro rojo lleno de furia, sujetaba a Renata del brazo con fuerza, sus ojos estaban llenos de dolor, de tristeza y de lágrimas.

Su mamá la soltó empujándola, Renata se tropezó y terminó tirada en el suelo, iba a acercarme a ayudarla pero un impacto en mi mejilla me hizo pararme en seco.

¿Pero qué...?

La mamá de Renata ni siquiera me vio, siguió con lo que estaba haciendo justo antes de que ella me diera una bofetada, creo que alguien está enojada conmigo.

-RENATA YA VETE DE AQUÍ.

-Pero mamá...

-No me digas así, ya vete de aquí.

Renata asintió, se puso de pie.

-Subiré por unas cosas a mi habitación, luego me iré de aquí y, si la vuelves a tocar te juro que nunca vas a volver a saber de mí.

Renata se dio la vuelta y fue a su habitación, no me atreví a entrar, no quiero causar más problemas.

El rostro de la mamá de Renata cambió, sabe que lo que le dijo es cierto, supongo que si Renata quiere desaparecer de su vida lo haría sin ningún problema, la quiere, pero no quiere admitirlo, se preocupa por ella pero por las razones equivocadas, después de todo es su madre y le dolería perderla por completo.

O al menos eso quiero creer yo.

Renata bajó luego de unos minutos con una maleta y una mochila, la ayudé con su mochila pequeña y nos dirigimos a mi casa.

-¿Estas bien? -me preguntó, mi mejilla sigue ardiendo.

-¿Tú estás bien?

Negó con la cabeza.

-No, no lo estoy.

Llegamos a mi casa mi mamá nos vio ahí, pareció entender la situación y se acercó a abrazar a Renata.

Antonio apareció de la nada corriendo hacia mí alborotando su cabeza llena de rulos, me agaché y lo cargué, el me abrazó.

-¿Qué te pasó en la cara Elena? -preguntó Antonio, llevé mi mano a mi mejilla donde me había golpeado la mamá de Renata, tenía sangre y ardía, creo que su mamá usa anillos, ahora ya veo porque no ha dejado de arderme, me abrió la mejilla.

No cambiaría ninguna cosa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora