Conduje sin prisa por las partes poco congestionadas de la ciudad en su hermoso Mercedes negro, mientras él miraba por la ventana para evadirme a toda costa. Pasamos por un bello parque y sólo se me ocurrió decir,... -Qué hermoso, ¿verdad?
Eso sólo consiguió tensar aun más el ambiente puesto que él me lanzó un frívola mirada a través de sus lentes que gracias a los rayos del sol de la tarde me dejaba apreciar un poco más esa mirada de rechazo.
También me puse mis lentes de sol para que no fuera tan obvia mi cara de decepción y en cierta ocasión estacionamos en un lugar seguro para caminar un rato y tomar algo. Aunque no hablara me seguía en todas las decisiones que yo tomaba, sabía que debía respetar eso aunque no le gustara.
-Derek, sinceramente no quiero que siga esta tensión entre nosotros- Mencioné mientras tomábamos asiento en una cafetería elegante al aire libre.
-¿A qué te refieres?
-Sabes lo que quiero decir. Sé que estás molesto conmigo, y demasiado. Sé que quizá piensas que perjudiqué tu relación de años con Emma. Realmente no fue mi intención, de hecho estaba dispuesta a que no notara mi presencia ese día pero pasó. Quiero que me perdones, por favor.
-Ya da igual, todo se fue al diablo- Respondió desviando la cabeza hacia otra dirección. Yo había pedido una gran malteada de chocolate con grandes trozos de galletas y barquillos, (Nótese mi aun inmadurez) mientras que él había pedido apenas un frapuchino mediano. -Dudo que te quepa todo eso- Dijo arrogante pero con alguna chispa de humor, y yo no pude evitar soltar una carcajada ni sonreír.
-No me subestimes, y mucho menos me retes- Respondí divertida y retórica, pero él se quedó estático mirándome como si fuera la más ridícula chica. Aunque no fue motivo para dejar de sonreír; baje mi cabeza para disimular mi sonrisa de tonta para que no fuera tan obvia la reacción que él provoca en mí.
-¿Dónde quedó la sortija?- Preguntó un poco despreocupado esta vez.
-Am... No lo sé. La estuve buscando todo el día pero definitivamente no la hallé.
-No mientas, sé que la tienes Samuelsen.
-No la tengo, Derek. Te lo juro- Dije alzando ambas manos.
-Sé que la tienes- Masculló impaciente y golpeando la mesa lo cual hizo captar la atención de todos los circunvecinos.
-Si me perdonas te digo qué pasó con ella- Respondí con una medio sonrisa y con miedo de que me fuera a gritar.
-Está bien, te perdono. Ahora dime qué pasó. Dónde está.
-Espera, espera, espera. Eso se tiene que oír muy realista para que lo pueda creer- Dije haciendo una acentuación en la palabra 'muy' y con una sonrisa cómplice.
-Mi****- Volvió a mascullar. -Taylor, perdóname por tratarte así, quiero que me perdones tú a mi y en cambio yo también te perdono- En su voz se escuchó algo de sinceridad. Yo sonreí apoyando mi mandíbula sobre mi mano.
-Bien, lo que pasó con el anillo fue que...- me miró afanoso. -Emma lo tiró al piso el día en que pelearon y se perdió- En realidad era una tontería realmente y no pude parar de reírme de eso como si me hubieran suministrado gas de la risa.
-¿Cuál es tu maldito problema? Deberías madurar un poco, ¿no crees?
No pude contestar por mi ataque de risa al ver su expresión cuando le gasté esa mala y estúpida broma. En cambio, en sus labios repentinamente se dibujó una sonrisa que rápidamente de disipó intentándola tapar con su orgullo, pero sé que le había causado gracia la forma en que me reía.
-Admite que fue divertido- Dije mientras caminábamos por la zona verde de un parque lleno de árboles; los rastros de los últimos rayos de sol del día se colaban por entre las pequeñas grietas que se formaban entre las ramas y daban algún efecto iridicente.
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Estando en Berlín - (Manuel Neuer)
FanfictionDerek Hoffman (Manuel Neuer) celebridad del deporte es víctima del impacto de un rayo en su espalda y su condición amenaza poner en riesgo su carrera. Taylor Samuelsen universitaria norteamericana acaba de mudarse junto con su familia a Alemania y b...