—Lo lamento, Nolan, en verdad lo siento tanto.

Al terminar de decir eso, sale corriendo hacia fuera de la cafetería, dejándome confundido y sin saber si debo seguirla o no, pero al darme cuenta de la tonta pregunta que me estoy haciendo, salgo corriendo para seguirla, ignorando que no he pagado nada de lo que consumí, pero no tengo tiempo de hacerlo. Luego volveré a pagar más de lo que iba a ser mi cuenta.

Coloco mi pies fuera del lugar y el fresco aire este azota mi cuerpo con fuerza. Abro los ojos todo lo que puedo para encontrar a Lía, temiendo que la haya vuelto a perder. Lo único que quiero hacer es hablar por última vez, solo anhelo eso.

La veo en la orilla de la carretera esperando el autobús y salgo corriendo para llegar a donde se encuentra, me detengo a su lado guardando silencio, pensando en cómo iniciar la conversación para evitar que se vaya de nuevo.

—¿Por qué lo lamentas? —pregunto mirando mis zapatos negros, nervioso por su respuesta.

—Por verme ido ese día sin despedirme y porque me iré de nuevo —responde haciendo que levante el rostro para ver como sigue llorando e intenta esconder que lo hace.

—No tienes porque hacerlo de nuevo, quédate a mi lado.

Intento que mis palabras no salgan como una suplica, pero lo hacen. No quiero que se vaya, la conexión que sentí aquella noche sigue presente, lo sé porque a ambos nos está doliendo bastante esto y por como me miro cuando hicimos contacto visual minutos atrás.

—Es imposible que ocurra algo entre los dos...

—¿Por qué? ¿Por qué es imposible? Estoy enamorado por completo de ti y no quiero volver a perderte —la interrumpo intentando ahogar el llanto y volteando por completo para mirarnos a los ojos.

—¡Nolan, fue solo una noche! ¡Una!

Al escucharla decir aquello, siento un inmenso dolor en el pecho, estoy comenzando a creer que para ella no significó nada, pero verla llorando de esa forma delante de mí, no me permite creerlo por completo. Hay algo que no le permite estar conmigo.

—Una sola noche fue suficiente para darme cuenta que me gustas y quiero algo contigo —hablo dando un paso para acercarme más a ella con miedo a que se aleje de mí, pero no lo hace, se queda donde mismo.

—Tengo miedo.

Sus palabras rebotan en mi cabeza intentando encontrarle un sentido.

—¿De qué? Jamas te haría daño, eso nunca ha pasado por mi mente...

—No tengo miedo de ti, tengo miedo de lo que conlleva a ser tu novia, eres famoso, tienes fans, gente que está al pendiente de ti, de todo lo qué haces y yo no soy para eso.

Siento como si me estuvieran lanzado un balde de agua fría. Esa mañana me dejó por ser Nolan Harford. Me abandonó en mi departamento sin despedirse porque soy un cantante famoso. Quiero morir.

No sé que decir al respecto, si ella no quiere estar conmigo por esa situación, no puedo hacer nada. Amo mi trabajo con locura y no quiero dejarlo por nada del mundo porque es de las cosas que me hacen feliz y lo que siempre soñé, solo que tampoco quiero que Lía se vaya, ansío que podamos estar juntos, pero no encuentro un camino en donde pueda obtener las dos cosas y ser feliz con ellas a mi lado. Debo decidir solo una y eso no es posible.

La calle está vacía, hay un gran silencio. Cuando giro mi cabeza a la izquierda, puedo ver a lo lejos que el autobús se encuentra por pasar frente a nosotros en algunos segundos, logrando que no tenga idea acerca de lo que debo hacer para impedir que Lía suba. Veo como de manera lenta el vehículo comienza a detenerse.

—Te amo.

Pronuncio lo primero que sale de mi boca, ella me mira estupefacta sin creer lo que he dicho, yo tampoco lo creo pero no me arrepiento, ya que sí siento lo que he dicho.

—¿Cómo puedes amarme si estuvimos horas juntos?

—No lo sé, me he preguntado eso desde que chocaste conmigo en la fiesta, no logro entender, por eso quédate conmigo, confía en mí, se que mi vida es completamente distinta a la tuya, pero si entras haré todo lo posible para que no te arrepientas.

Ella me mira con cientos de ideas en su cabeza, analizando mis palabras. Yo solo estoy mirándolo, rogando que acepte mi propuesta, cruzando mis dedos y pidiéndole a quien sea que me escuche que cumpla lo que solicito, porque si es así, seré la persona más feliz del mundo.

De alguna forma sé, que Lía es la indicada para mí. En solo unas horas viví y sentí con ella lo que nunca antes una chica había provocado en mí y quiero seguir sintiendo eso hasta que me muera.

Del transporte inician a bajar personas y Lía sigue sin comentar algo al respecto, me sigue mirando y siento como mi cuerpo tiembla con una intensidad sorprendente, mis ojos se nublan y me da miedo desmayarme ahí mismo. Veo como ya no hay ninguna persona que baja y suben otras dos, el chofer se queda mirando a la chica de manera insistente para ver si subirá o no, ella lo mira nervioso y luego a mí, debatiéndose lo que debe hacer.

Se lanza a mí y pega su rostro en mi pecho abrazándome con todas sus fuerzas, tardo en reaccionar, pero en cuanto lo hago, le respondo todo con la misma intensidad que ella. Le doy cientos de besos en la cabeza y no paro de llorar agradeciendo con todo mi interior porque decidió arriesgarse conmigo.

Escucho el sonido de las puertas cerrándose y luego el del bus alejándose.

No quiero soltarla para nada, quiero que se quede entre mis brazos por siempre porque me hace tan feliz, hace que sienta tantas cosas que nunca creí que lo haría. Levanta su cabeza para poder verme y le doy una sonrisa sincera que ella devuelve, para después ponerse de puntitas para lograr alcanzarme y darme el beso más lento y con mayor sentimiento que tenido en mi corta vida.

Ella eligió quedarse conmigo.

FIN

¿Dónde estabas en la mañana? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora