—No fijes tus ojos en él —se repetía una y otra vez— es lo que quiere, que le retes y castigarte. No le des ni un motivo, eso le desquiciará.
Se rió para sus adentros y avanzó hacia la puerta mientras su hermano, que seguía sin salir de su asombro, contemplaba la imagen con los ojos a punto de salirse de las orbitas se giró levemente hacía él y sonrió. En ese momento se sintió fuerte, incluso creyó que Sasuke no la había visto hasta que al cerrar la puerta de la habitación volvió a inclinarse y la agarró por el pelo.
—¿Qué te hace tanta gracia? —le dijo—. Habla...
—Me... me despedía de él...
—Conmovedor —musitó—. Te recuerdo que a menos que te permita hacer o decir algo no puedes ni tan siquiera gesticular, así que deja los detalles cariñosos para cuando verdaderamente se te permita tenerlos. ¿Me entiendes?
—Sí Señor —tensó las mandíbulas. Le tiraba del pelo con fuerza.
—Bien, sígueme gatita... Vamos a aprender lo básico...
Avanzó hacia las escaleras y se quedó frente a ella.
—A bajar las escaleras como una buena zorra. A ver qué tal se te da.
—¡Santo cielo! —pensó—. Lo más sencillo que difícil se torna en esta posición.
Avanzó hacia el primer escalón y la entró el pánico. ¿Cómo lo haría? Era horrible, colocó las manos en el primer escalón y avanzó, cuando intentó colocar la rodilla en el mismo sitió ya tenía que bajar la otra mano al siguiente escalón y se veía rodando escaleras abajo. Sasuke se había parado en el primer descansillo y se apoyaba en la barandilla de madera con gesto cómico.
—Vamos, nena, no es tan difícil —dijo con sorna.
Sakura frunció el ceño y colocó la rodilla en el primer peldaño mientras la mano descendía hacia la siguiente, así una y otra muy despacio fue descendiendo torpemente las escaleras hasta que tropezó y bajó de golpe dos escalones.
—Mal, sube al principio y empieza de nuevo.
Quería matarlo lentamente, subir era más sencillo. Otra vez estaba en la parte superior y empezó a descender haciendo lo mismo. Una mano en el peldaño inferior, sus rodillas se clavaron en el suelo y empezaban a dolerla. Comprobó que era más cómodo colocar las manos en un peldaño dejando otro en medio, entre sus rodillas y las palmas, así que tras descubrir aquel truco bajó más rápidamente hasta rozar las piernas de Sasuke. Este descendió el resto de las escaleras y esperó al final mientras ella seguía descendiendo lentamente. Cuando llegó a la planta de abajo se llenó de orgullo. Lo había conseguido. Sasuke se inclinó y la cogió por la mejilla.
—Qué lista es mi niña... —parecía como si azuzará a un caniche—.Sígueme —repitió ya con más autoridad.
—Capullo —pensó—, Sakura uno, Sasuke cero —rió para sus adentros y avanzó tras él emocionada por superar algo tan sencillo como bajar unas escaleras.
Sasuke entró en la cocina y la hizo sentarse sobre sus tobillos, sus nalgas se apoyaron en los pies y colocó las manos nuevamente en la nuca.
—Aquí será el único sitio donde podrás incorporarte, siempre y cuando no estemos ninguno de nosotros dentro.
—¿Nosotros? ¿Quiénes? —pensó.
—Ahora te ocuparás tú de preparar desayuno, comida y cena, lo servirás en esa bandeja, volverás a dejarla y cuando tus manos estén libres volverás a tu posición. Desayuno siete de la mañana, comida dos y media, cena diez de la noche, ni un minuto más ni un minuto menos. ¿Ves aquello?
8. LA INICIACIÓN
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