—Vamos... a divorciarnos —mostré una verdadera mueca apenada.

Su rostro se transformó. Lucía completamente sorprendida. Y en ese momento, apareció Harry con una bolsa de plástico en manos.

—Aquí están tus medicinas —le acercó la bolsa, pero al ver que no la tomó, probablemente se imaginó lo que le confesé— ¿Todo bien?

—¿Te vas a divorciar? —me miró sin creerlo—. Perdóname que te lo pregunte, pero ¿por qué?

Oh, aquí venía mi voz cortada. Y es que, aún me ponía sensible ese tema.

—Descubrí que tenía otra familia —mostró horror—. Él tiene una hija de uno o dos años me parece. Y cuando decía que iba de viaje de negocios, realmente se iba con la otra mujer y su hija.

Rápidamente tomé una servilleta. Al recordar ese impacto de noticia, mi cuerpo tembló y me hizo dar cuenta que no iba ser fácil de olvidar. Mientras limpiaba mis lágrimas, sentí la mirada de Harry en mí.

—Lo lamento mucho —aclaró su garganta—. Yo... no sé qué decir. Perdón por haberte preguntado eso, en verdad que es delicado.

—No te preocupes —sonreí apenada.

—Y supongo que Harry te ha estado apoyando mucho —miró a su hermano.

—En realidad...—me miró y yo asentí—. Stella y yo, hemos estado juntos estas semanas.

—¿Juntos? Juntos, ¿cómo qué? —aladeó su cabeza, estaba riendo confundida— ¿Juntos como amigos?

—No. En una relación —terminó de decir.

Yo solo los miraba, Gemma no se sorprendió tanto al recibir esa noticia.

—Lo imaginaba, pero una parte de mí creía que el único enamorado en esta situación eras tú, hermano.

Decidí intervenir.

—Y era así, yo seguía aferrada con la idea que amaba a mi esposo. Pero su ausencia empezó hacer que olvidara lo que realmente siento por él, además su poca falta de interés en mi bebé y en mí por tener que mantener a su otra familia. Pero, el quien realmente estaba ahí en toda ocasión fue Harry. Y ahí los sentimientos surgieron y estoy completamente segura de que lo amo.

Miré a Harry, éste me sonrió. Pero su sonrisa era una entre felicidad y asombro, como que no se esperó que dijera todo aquello con tanta seguridad. Pero cuando uno dice lo que en verdad siente, todo sale con fluidez.

—Cuídense mucho entonces —nos sonrió gentilmente—. Su felicidad es lo que importa, y sé que ese bebé nacerá muy feliz teniendo a los dos —se acercó a su hermano para darle un beso en la mejilla y después quitarle la bolsa anterior— Los dejo solos.

Se acercó a mí y yo me levanté de mi asiento.

—Adiós Stella —me abrazó, yo gustosa recibí su acto.

—Hasta luego, Gemma —dije.

—Ya me voy, para que así puedan continuar con lo que hacían —se burló, Harry y yo nos quedamos viendo confundidos—. Sí, los oí. Bueno, oí los jadeos de Harry antes de tocar el timbre.

Los dos nos quedamos rojos de la vergüenza. Y eso la hizo carcajear, pero ella volvió a despedirse para así ya poder marcharse.

En el medio día, decidí llevar el almuerzo a Harry en su hora libre. Le había avisado antes de que se fuera, así que ahí lo vería. Llegando, miré por todo el comedor tratando de localizarlo. Y cuando por fin pude verlo, lo vi sentado con aquella enfermera rubia que ya había visto con él. Según recuerdo, su nombre era Camille. No quería acercarme, pero tenía que hacerlo. ¿Por qué no quería? Porque ella sabe que soy una paciente de él, y si me ve entregando su almuerzo pues eso sería extraño. Pero tenía que hacerlo, porque se lo prometí a Harry.

Y con todo mi esfuerzo, me acerqué. La primera en voltear fue ella, y vaya qué ojos tan verdes y profundos tiene. A pesar de que no traía ni una gota de maquillaje, lucía tan bien.

—H-hola buenos tardes —murmuré con mucha timidez.

—Siéntate, Stella —Harry se levantó y me ayudó con la silla—. Camille, ella es Stella. Stella, ella es Camille. Creo que ya se habían visto —volvió a sentarse.

—Sí, te he visto en algunas citas con el doctor —me sonrió—. Mucho gusto, por cierto.

—No, el gusto es mío —traté de mostrar una sonrisa tan linda como la de ella—. Harry, digo... doctor Harry, le traigo... su almuerzo —la verdad quería huir.

Él se dio cuenta de mi incomodidad, y más porque lo llamaba más de "usted".

—Perdón, si supiera que estarías aquí también te hubiera traído —la miré apenada, la cosa es que lo decía con honestidad.

—No, tú tranquila que yo ya almorcé. Además, soy vegetariana —dijo al ver la carne. Luego soltó una risilla, que sonaba tan encantadora que me preguntaba por qué Harry no se fijó primero en ella. Era mucho más bella que yo—. Bueno, provecho. Tengo que seguir con mi labor, lo veo más tarde doctor. Hasta pronto Stella.

Yo asentí, pero no pude evitar sentirme un poco mal. No sé si sea por el embarazo y sus repentinos cambios de humor, pero sentía ahora mismo que mi autoestima era tan baja que ahora me sentía como un asqueroso trapo sucio.

—Sabe bien —habló Harry a mi lado.

—¿Ah?

—¿Estás bien? Te pusiste nerviosa —me miró.

—Ah, es que me dio pena, fue todo.

—No te preocupes. La enfermera Camille no es de juzgar, te lo prometo —acarició mi mano.

—Oye...—sonreí hacia él, ya queriendo olvidar lo de antes—. ¿Qué te parece si salimos a pasear a González hoy en la noche? Vi que por tu casa hay un lindo parque.

—Me gustaría, en serio, pero hoy regresa mi madre. Y hay una cena esta noche en casa de mi hermana y no sé si quisieras, pero ¿te gustaría ir? Si no te sientes cómoda como para ir, no hay ni un problema que yo lo entiendo. Habrá tiempo. —me sonrió, para trasmitirme confianza.

—No hay problema, quiero ir —asentí.

—De acuerdo, es como a las nueve. Iremos juntos en eso no hay duda, y no es nada formal solo es una cena —suspiró—. A mi madre le agradaras, créeme.

¿Y si no?

—Bien, tengo algo de tiempo libre. ¿Qué tal si vamos a la sala de ecografías y te apartamos una fecha para tu parto? —se levantó.

—Dirás 'qué diablos', pero me imaginé que dirías otra cosa. Solo... ignora lo que dije.

—Andas muy sexual, ¿no crees? —medio sonrió y yo reí. Tomó mi mano y ambos fuimos.

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora