Capitulo Unico

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Era el baile, era la música, eran los chicos pidiéndole a las chicas bailar. Era Reaper con ese agresivo y si es que quería muy dulce albino de nombre Geno, Error había dejado su orgullo para bailar con aquel dulce castaño que le sonreía con suma inocencia, incluso Lust dejó de lado toda perversión por un sentimiento puro, para salir con el joven de sus sueños, ese peliplata de nombre Horror que nadie parecía notar, que nadie sacaba a bailar siquiera una vez, pero ahora él no lo soltaba, no le concebía la mano de su amado a nadie.

Y allí estaba el, vestido de forma elegante. Cierra los ojos mirando el vaso con aquel líquido dentro que agita con suavidad. Porque veía como todos tenían a alguien, a alguien a quien mirar.

En cambio el ¿por qué estaba allí? ¿Por qué creía que las cosas ese día iban a cambiar?, no era negativo ni mucho menos, pero sabía de antemano que si había sido invitado fue más por mera cortesía de los dueños de aquel despacho que por desear tenerle ahí, también sabía, que para todos era algo aburrido, su mundo, sus gustos. De seguro todo el mundo pensaba que su vida sería todo menos una aventura para ellos.

Pero se equivocaba, cerró los ojos, mientras alguien avanzaba, alguien sin pareja, con un traje elegante...que había estado pensando todo el día en cómo verse un poco más guapo para él, que pensó todo el día cómo pedirle salir a bailar. Porque a diferencia del albino, él pensó que todos le pedirían la mano a ese bello ángel que ahora llevaba un traje plateado en vez de aquel buzo marfil.

Porque para él fue una aventura desde la primera vez que le vio. Desde que revolucionó su mundo, y ese simple acto de extender la mano, de sonreír bobamente y pedirle salir a bailar le costó mucho trabajo.

Y los ojos plateados se abrieron sorprendidos, Nigthmare Joku, ese era él, y extiende la mano, dejándose guiar por la música, quizás por la inercia, sus cuerpos flotan entre la multitud pensando que la noche es suya, tal vez era así, en el fondo de sus corazones era así, porque las inseguridades los absorben, pero cuando el miedo ya no es causa de cobardía, cuando alzas el puño dispuesto a demostrar quién eres...

Todo cambia. Ellos, ese que te hizo cambiar. El albino sonríe, siempre quiso que él fuera diferente, por eso está allí, bailando sin tanta gracia por su compañero que le guía con gran habilidad al son de la envolvente música y se lo pregunta, porque ve en sus ojos que quiere oír el cuestionamiento que tiene.

– ¿Desde cuándo quisiste sacarme a bailar?

–Desde que te comencé a amar –susurró figurativamente.

Ccino cerró los ojos suavemente, dejándose abrazar delicadamente sorprendiéndose de las palabras y así, comenzaba una aventura, volviendo a preguntar.

–Y... ¿desde cuándo me amas?

–Desde que me di cuenta... que no podía respirar sin ti, Ccino... –susurra bajo, para soltar una risa tonta.

Esa risa tonta que a Ccino le gustó desde que recordaba verlo, el joven que siempre le observaba con sigilo desde una mesa de aquella cafetería, ahora todo un hombre, sujetándolo de su delgada cadera haciéndole volar como nunca antes. Porque él no era ese chico solo del cuento, era el príncipe, que sin esperar nada, llegó aquel caballero, listo, terco y algo gruñón, él no vivía un cuento de hadas.

Nigthmare lo transportaba a uno.

Sweet danceWhere stories live. Discover now