6: La Anatomia del Baseball

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¿Le alcanzó para ingeniería? Yo creí que iba a estudiar para ser cajero en McDonald.

—¿Y ustedes... —nos señaló— son algo?

—Sí —dijo Justin, pero lo interrumpí.

—No —corrijo—, es el novio de mi mejor amiga y—

—Y soy su ángel guardián. Siempre he protegido a Gaby para que nada malo le pase.

Jonathan asiente confundido, me dedica una pequeña y amistosa sonrisa y se retira, sumamente incómodo:

Cuando ya está muy lejos, golpeo la entre pierna de mi amigo, separándome de su agarre y parándome frente a él viendo como se retuerce de dolor. Me las pagará.

—¿Que rayos te pasa? ¿Por que dijiste eso, Hastings?

—Creí que Los Ángeles te había ablandado... —susurra adolorido mirándome de pies a cabeza.

—¿Ablandado? ¡Sigo siendo la misma Gaby que puede partirte el hocico si vuelves a tocarme!

—Luke me lo pidió —se defendió Justin mientras se paraba derecho, mirándome con pánico.

Luke...

—¿Que te pidió exactamente?

—Que te mantuviera a salvo... Que nadie se acercase a ti... y que te recuerde que te ama mucho.

Ofendida, miro al piso con los brazos cruzados. Luke había dejado de ser parte de mi vida hace mucho tiempo y realmente no necesito que Justin Hastings me venga a decir que Luke me extraña porque lo encuentro demasiado egoísta. Todo lo que yo me he esforzado para reconstruirme para que venga él y lo desarme todo.

¿Por que no me olvida de una buena vez?

—Pues dile a tu mejor amigo que me olvide... ahora salgamos de aquí y vayamos a tu juego de fútbol.

—Baseball... —me corrige caminando.

—Eso...

Ambos nos subimos al jeep, él de copiloto y yo al frente del volante. Antes de arrancar, noto como él se queda mirando la foto de Hanna sonriendo en el tapasol. Aunque no lo admita, la extraña mucho.

Tratando de hacer algo bueno por el, quito la foto de ahí y se la paso sonriendo, cual acepta riendo y mirándome agradecido.

—Sabía que Los Ángeles te había ablandado.

—Cállate.

Conduzco hacia el estadio de los Dodgers de Los Ángeles, teniendo que soportar a Justin cantando y bailando con la música que él mismo puso desde su teléfono. Parece motivado: la universidad también lo cambio. Ya no parece un chico malo y engreído, mas parece... una persona totalmente normal.

El estadio, según el GPS de mi celular, queda a treinta minutos, por lo que de mala gana tuve que aceptar a escuchar a Justin cantando Maroon 5 a todo volumen sin poder quejarme. No se como no nos hemos matado aún.

Al llegar, encuentro (mágicamente) un estacionamiento disponible y junto a Justin nos bajamos corriendo y entramos por la puerta que nos toca. Este me pasa mi entrada y ambos pasamos a la cafetería, donde compramos un vaso de cerveza y hamburguesas. Sorprendentemente, Justin Hastings me conoce bien.

Nos sentamos y esperamos a que el juego comience. Ambos tenemos gorras de los Dodgers que Mika me había dado por sí íbamos juntas, obviamente las acepté pero me negué a ir con ella: no estoy para eso.

Tomo mi cerveza junto a Justin mientras que vemos el inicio del juego. No entiendo mucho de baseball, pero este se ve emocionado.

—¿Cuando piensas ir a visitar a Hanna? —le pregunto mientras muerdo mi hamburguesa. Este me mira medio confundido, como inseguro si escucho bien o no—. ¿Hanna Green? ¿Tu novia? ¿Cuando la vas a visitar?

Él asiente entendiendo la pregunta, mira un rato el juego y luego me mira achinando los ojos por los rayos de sol.

—Pensaba que viniera para Navidad, pero ella quiere yo vaya. —Vuelve a mirar el juego medio triste, y yo sigo mirándolo a él—. Peleamos...

—¿No quieres ir? —le pregunto luego de tragar un pedazo de hamburguesa y mirarlo confundida. Me mira volviendo a achinar los ojos e inclino la cabeza.

—No es eso... es que parece que se olvido de Jennistown, ¿sabes? Siempre habla de lo genial que es vivir allá y si no estuviera yo en Texas creo que no volvería nunca. Y solo piensa volver porque está atada a ello.

—Justin —trato de animarlo mientras que el le da un trago a su cerveza—. Es Hanna Green de quien estamos hablando. Jennistown es su casa y siempre va a volver, así que no te pongas más idiota de lo que eres y anda a visitarla.

Asiente sonriendo y me abraza atrayéndome hacia él. Al sentir su agarre, me molesto y lo golpeo, pero este no me suelta.

—Ya no te tengo miedo, Williams.

—Sigue creyendo eso, Hastings.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora