Mina no pudo evitar el jadear de la sorpresa, ¿Era japonesa? Se cuestionó completamente emocionada de conocer alguien mas que Momo, que compartiese su lengua materna.
—No puede ser... ¿Vienes de Japón? —preguntó la pelinegra queriendo conocer más a fondo aquella sorprendente confesión. Mientras tanto, Sana giró su rostro observando por sobre su hombro como Mina le veía, parecía emocionada, rebosando en entusiasmo—lo siento... es que yo también soy de Japón, bueno, mis padres lo son—confesó notando como la pelirosa se dedica a sonreírle olvidando por completo la verdadera razón del por qué había ingresado a la cocina—¿Has encontrado lo que buscabas? —preguntó al notar como Sana le observaba, sintiéndose verdaderamente nerviosa e incómoda por su mirada.
Luego de aquel incómodo silencio, Sana encontró lo que estaba buscando comenzando a servir el Bulgogi que había cocinado. Ambas mujeres caminaron en dirección de la sala principal, la pelirosa le indicó a la pelinegra donde podía tomar asiento, importándole bien poco que estuviesen frente a la televisión y no en su comedor. Se dedicaron a comer disfrutando el exquisito sabor de la comida queriendo verdaderamente que aquel majestuoso platillo jamás se acabara.
—¿Y estás soltera? —cuestionó Sana mientras tomaba la servilleta que colgaba de su muslo para llevarla hacia sus comisuras manchadas de salsa.
Mina casi se atraganta sino fuese porque había masticado bien. Los oscuros ojos de la joven se posaron en la pelirosa observando la intensidad de su mirada fija en sus facciones.
—Lo estoy—contestó la pelinegra mientras tomaba su propia servilleta limpiando sus dedos ensuciados—¿Y tú lo estás? —sinceramente no le interesaba la respuesta, pero tampoco quería parecer una mala educada completamente desinteresada de la vida sentimental de la mayor.
Sana sonrió para luego asentir con su cabeza, indicándole con aquel simple movimiento que ella estaba en la misma situación que la pelinegra.
—Mmmh, la chica, este... ¿Cómo se llamaba? ¿Chanyeon? ¿Nayon? Bueno algo así era—comentó la pelirosa cuestionando el verdadero nombre la castaña posesiva.
—Nayeon, Im Nayeon—contestó Mina con un toque arisco en sus palabras, a la joven no le agradaba que hablaran de la castaña, simplemente detestaba que alguien osara nombrar a su coreana.
—Esa misma, es un poco... como lo digo, ¿Extraña? —dio su opinión notando como la pelinegra apretaba su quijada—espera, no te molestes, es que estuvo muy callada, parecía como si le hubiesen cortado la lengua—intentó bromear sintiéndose realmente nerviosa de notar como la japonesa se colocaba de pie tomando su plato para luego dirigirse en silencio hacia la cocina—Mina, espera—pidió a la vez que seguía sus pasos notando como la joven mencionada se dedicaba a lavar su platillo.
—No le cortaron la lengua, solo tiene una jodida discapacidad auditiva—bramó Mina mientras que la ira fluía por sus venas—gracias por la comida, pero me debo marchar—se despidió sintiendo como la pelirosa tomaba su brazo con suavidad.
—Lo siento, no lo sabía, de verdad discúlpame Minachan—pidió Sana rebosando en una súplica, la joven verdaderamente se sentía arrepentida, se había cuestionado un par de veces de la razón en el silencio de la castaña, pero jamás pasó por su mente que esta tuviese alguna discapacidad.
Mina asintió con su cabeza, más que nada la perdonaba por que le salvó la vida, pero, sinceramente la joven pelinegra no quería seguir estando a solas con la pelirosa.
—Te perdono, pero de todas formas me debo marchar—aclaró la japonesa notando como la mayor hacia un adorable mohín—otro día nos vemos—se despidió impidiendo que Sana la acompañase hacia la salida.
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Silence
FanfictionLa vida de Im Nayeon se había construido en silencio, la joven observaba el mundo sin poder oír que era lo que esté podía ofrecerle. Nayeon siempre caminaba por los mismos pasillos, observaba con completa atención los mismos rostros que transcurría...
El canto japonés.
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