Capitulo 11: El París de mis recuerdos

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—¡Te queremos, Rukia! Nunca nos dejes—dijo Yachiru dando un brinco de alegría—Ahora, vamos a jugar, por favor.

—Claro que si, hijita, vamos—todos se dirigieron a la salida, Sasakibe, quien estaba frente a la salida, le extendió una pequeña capa a Rukia para abrigarse del frío; ella agradeció y junto a los sirvientes se dirigió a una escalera en la entrada del castillo que estaba llena de nieve.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¿Ya puedo lanzarme? Dime que si, anda—pidió Yachiru dando pequeños brinquitos en el carrito de té.

—Claro que si, solo ten cuidado.

—¡Si!—gritó la tacita emocionada dando un gran brinco y deslizándose sobre la nieve, al final, su recorrido terminó al llegar a un suave montón de nieve en el que terminó enterrada—¡Rukia! ¿Me viste? ¿Qué tan rápido fui?

—Fuiste muy rápido, casi no te veo—dijo la chica sonriendo.

—Anda, lanzate conmigo aunque sea una vez—rogó la tacita haciendo un puchero.

—Me temo que si me lanzo en tu colina, no quedaría nada de ella, pero gracias.

—Vamos, Yachiru, yo me lanzaré contigo—le dijo Gin abrazándola—después lanzaremos a Aizen.

—¡A mi no me metan en sus juegos!—reclamó el reloj—alguien tiene que guardar compostura aqui.

—Por eso eres un aburrido, amigo—le dijo Gin—como sea, vamos Yachiru-chan—él y la tacita se lanzaron juntos, el candelabro empezó a reir y gritar en una mezcla de terror y diversión lo que causó que Unohana y Rukia rieran divertidas. Rukia al terminar de reír, giró la cabeza y lo vio, Ichigo estaba al otro lado del jardín sentado en una banca leyendo, al ver que los sirvientes no notarían su ausencia, empezó a caminar en dirección al joven.

Ichigo estaba muy concentrado en su lectura, muchas veces había visto ese libro en los anaqueles de la biblioteca, pero nunca llamó su atención hasta ahora, era un tanto trágico pero no era algo que no pudiera manejar.

—¿Qué estás leyendo?—oyó esa voz que tanto adoraba cerca del él, sin más cerró el libro tratando de lucir tranquilo.

—Nada…—contestó Ichigo tratando se hacerse el desentendido.

—Oh… al parecer es “Ginebra y Lancelot”—dijo Rukia en un ligero tono burlón.

—En realidad trata sobre el Rey Arturo, y tiene espadas, caballeros, mucha sangre, peleas y sangre… ya sabes, cosas de hombres.

—Pero igual… tiene un romance, y uno muy trágico para variar—respondió la chica sonriendo burlona.

—Ya, tu ganas, ahora deja de molestar—Ichigo desvío la mirada avergonzado, ahora la morena no lo dejaría en paz, Rukia lo miró aún sonriendo, recordó el tema del salón de baile y de algún modo tenia que sacarlo a relucir.

—Por cierto, Ichigo...—lo llamó haciendo que el girara a verla—yo… nunca te agradecí por salvar mi vida en el bosque—dijo ella sonriendo de manera dulce al joven, ésto provocó que el se sonrojara.

—Ah… pues—empezó a decir nervioso—yo no te agradecí por no dejar que me devoraran los lobos… asi que estamos a mano—dijo el desviando la mirada nuevamente, Rukia rió divertida por su actitud, a lo lejos pudieron escuchar la risa de los sirvientes que seguían jugando en su pequeña colina.

—Al parecer se están diviertiendo mucho ¿Porqué no vamos con ellos?—sugirió la chica.

—Me gustaria, pero cuando me aparezco se acaba la risa.

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