.- yo soy Sasuke Uchiha.- lo miro serio.- ¿que quieres?.

.- vaya carácter.- rodó los ojos.- ya veo porque me mandaron por ti.

Murmuró para sí mismo.

.- vengó a quedarme contigo estas fiestas.- le entrego una carta.- la señora Mikoto me mando.

.- ¿mi madre?.- preguntó extrañado, hace años no hablaba con su madre. Bajo la mirada leyendo la carta la cual le pedía por favor que lo dejara quedarse. Estaba dudando hasta que vio la típica firma infalsificable de su madre.- ya que, si ella te mando, aunque no sé qué harás aquí.

.- pues quedarme genio.- rodó los ojos.- ¿porque no tienes luces como los demás?.

.- ¿porque tenerlas?.- preguntó de forma retórica.- mejor entra.

Abrió la puerta siendo seguido por el rubio. En esos momentos se dio cuenta que le sacaba unos 15 centímetros y eso de alguna forma se le hacía tierno...

Un momento, ¿tierno?.

Sacudió su cabeza quitando esos pensamientos, nunca los había tenido y no sería la excepción ese rubio.

.- un poco apagada, pero es acogedora.-

.- ¿eres diseñador de interiores?.- preguntó burlón.

.- ¿te muestro mi diploma?.- le devolvió la pregunta notando que quedó mudo.- eso pensé.

Una pequeña sonrisa abandonó sus labios y por primera vez el azabache pensaba que una melodía si era bonita.

.- ¿me mostrarás mi habitación?.-

.- sígueme.- ordenó caminando escaleras arriba.

Por donde pasará la casa era de un color gris opaco, no había fotos, ni color...no había felicidad.

.- está será tu habitación.- señaló una puerta marrón.- la puerta del frente es mi habitación, ha dos puertas está el baño.

.- ¿que es la puerta del medio?.-

.- el closet, allí tienes más frazadas si necesitas, te dejare acomodarte, debo guardar las compras.-

Y sin dejarlo contestar lo dejo solo.

.- pues veamos cómo es la habitación.-

Al abrir la puerta quedó mudo. Como en toda la casa no habitaba ningún color. Las sábanas eran blancas con una frazada negra. La pared era de un gris bastante ceniza con cortinas prácticamente negras.

.- tendré mucho trabajo aquí.- sonrío y trono los dedos.

Las valijas se abrieron y con una lenta melodía la ropa comenzó a guardarse en el closet.

.- debo ir por algunos adornos.-

Saco su enorme saco mostrando un pantalón deportivo azul que se adhería a su cuerpo y un suéter color rojo pastel el cual le quedaba algo grande.

Naruto era la definición misma de ternura y sensualidad.

Al bajar las escaleras escucho ruidos en lo que parecía ser la cocina por lo cual camino hacia allí. Cuando paso una pared se encontró con el azabache de espaldas guardando unas cosas en la alacena.

.- "es grande".- murmuró mirando su cuerpo.- "y bastante musculoso"

Se dio una bofetada mental, estaba allí para ayudarlo, no para enamorarse.

.- Sasuke.- lo llamó haciendo que gire de prisa.- oye no soy un fantasma.

.- lo siento, secuelas de vivir años solo.- suspiró mirándolo fijamente.

.- ¿sucede algo?.-

.- no nada.- desvió la mirada algo sonrojado.- ¿para que me llamabas?.

.- ¿no adornarás tu casa? ya estamos a 15 casi 16 de diciembre.-

.- no le encuentro sentido a hacerlo, es solo gastar dinero.- levantó los hombros desinteresado.

No conforme con esa respuesta se acercó quedando casi frente a frente.

.- ¿porque estás tan cerca?.- preguntó algo incómodo.

.- nada, solo observaba.- sonrío haciendo que el corazón contrario latiera con fuerza.- a mi me gusta adornar la casa, ¿podemos hacerlo?.

Un silencio inundó la habitación. Una parte del azabache se negaba a querer decorar su casa, nunca lo había hecho, y no tenía pensado hacerlo, sin embargo otra parte quería complacer a la personita que estaba frente a él sin entender la razón.

.- hacemos esto, para que te brinde confianza porque no hacemos una cena y nos conocemos, ya mañana me dices si podemos decorar o no.- propuso sonriendo.

.- está bien, acepto más sin embargo no te prometo nada.-

.- nunca quise que lo prometieras.- se acercó dándole un beso en la mejilla.- Gracias.

Una pequeña sonrisa surcó en el rostro del mayor.

.- ¿la preparamos juntos?.- preguntó sin votar su sonrisa.

.- está bien.- contesto girando de nuevo para tomar algunas cosas.- ¿que te gustaría comer?.

.- estofado.- murmuró deslizando su lengua por los labios.

Un escalofrío le recorrió al verlo, tan tentador.

.- bien, haremos estofado.- comenzó a tomar ollas y verduras.- puedes comenzar a contarme de ti, así te conoceré.

.- oh claro.- sonrío sentándose en la isla.- vengó del polo norte, tengo 20 años, me gusta mucho comer.

Tomó un mechón de su cabello jugando con él.

.- ¿vienes del polo norte?.- preguntó algo sorprendido mientras ponía en la cocina la comida.- así que eres resistente al frío.

.- muy chistoso aburrido.- rodó los ojos.- si tú alegría es como tú sentido del humor será una convivencia bastante larga.

.- lo haces ver cómo si mis chistes fueran tan malo.-

.- son demasiado malos.- rio tapando su boca.

.- ve a sentarte, ya te llevaré de comer.-

.- pero no me haz contado de ti.- hizo un puchero recibiendo un pellizco en este.- oye mis mejillas.

.- fue inevitable.- se escudo divertido.- te contaré mientras cenamos.

Sirvió la comida en dos platos y caminaron a la mesa.

.- soy todo oídos.- sonrío tomando el tenedor.

.- pues no hay mucho que contar, tengo 21 años, vivo solo desde los 17, trabajo en una empresa, y...-

.- estás más solo que el uno.- soltó seco sorprendiendo al contrario.- lo siento, se me ha salido de la nada.

Rio nervioso tratando de destruir el incómodo silencio.

.- igual, no has dicho algo alejado de la realidad.- levantó los hombros restándole importancia.

——

.- bien, espero duermas cómodo, esa cama no se ha usado desde que la compre.- contó mientras subían las escaleras.

.- ¿nadie viene a visitarte?¿tú familia?.-

.- ellos viven en Tokyo, y es un viaje demasiado largo.- suspiró.

.- pues tus padres son malos, yo viajaría igual 3 veces para venir a pasar contigo unos días.- habló sin pensar y al darse cuenta tenía la mirada sorprendida del azabache.- eso no tendría que haber salido de mi boca.

Murmuró sonrojado y beso su mejilla.

.- hasta mañana.-

Y sin dejarle hablar se adentró a la habitación.

.- hasta mañana para ti también.- susurró sonrojado mientras entraba a la habitación.

Un sentimiento estaba naciendo de su pecho, algo tan reconfortante, realmente no le molestaría compartir más de unos días con el rubio.

——

Espíritu Navideño (SasuNaru) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora