Capítulo 16: Mi hombre, mi familia.

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—Me has dejado gratamente sorprendido ¡Quién diría que mi tierno doncel sería una fiera cuando se lo propone! —Exclamo Chris al finalizar su encuentro con los labios de Castiel.

Castiel se sonrojo un poco, y desvió la vista, se había comportado realmente mal, aunque en el interior no se arrepentía de nada. Después de todo, él podría soportar muchas cosas, pero el que alguien quisiera dañar a su familia era algo imperdonable. Simplemente no podía aceptar que esa mujer respirara su mismo aire.

—No podía hacer otra cosa. Yo definitivamente no puedo compartir el mismo espacio que esa persona, —afirmo.

—Y no tienes razones para hacerlo tampoco, —aseguro Chris.

El viaje al hotel fue extremadamente corto luego de aquel encuentro. Chris pidió en la recepción que les llevasen pronto de cenar, y subió con su hijo a cuestas, y su doncel cogido de la mano por el elevador.

Chris se dejó caer sobre las mullidas sabanas, al mismo tiempo que Castiel se metía en el baño y sumergía a su hijo en la inmensa tina con agua tibia, hasta quitarle el último grano de arena. Limpiecito y con pijama, le preparo un biberón, el cual termino bebiendo a medio dormir. Su tierno niño cayo rendido, probablemente dormiría tranquilito hasta la mañana siguiente.

En eso que estaba cobijando a su bebé, llego un muchacho del servicio. Traía un carro repleto de comida, era una cosa impresionante. Christopher soltó una carcajada al ver la expresión de Castiel. Mientras el muchacho colocaba cada uno de los platos sobre la mesa.

—Con su permiso, —soltó poco antes de retirarse.

—¿Te das cuenta de que somos solo nosotros dos? —Externo el doncel impresionado —¡Eres un exagerado! —Finalizo. Y Chris continúo carcajeándose camino a la mesa.

—Te equivocas, —corrigió cerca de su amado, —somos tres, —asevero palpando la casi imperceptible curvatura.

—¿Seguro esperas que nuestro, apenas en formación, hijo, devore todo esto? —Riño inflando sus mofletes. Acto a Chris se le antojo simplemente adorable.

—No molestes Castiel. Aún no hemos celebrado que la familia crece. Y quiero hacerlo con un festín como corresponde, —soltó el varón abriendo una costosa botella de espumante, dividiendo el líquido en dos copas, levanto una dispuesto a brindar, pero Castiel parecía enfurruñado y arrugaba la nariz.

—No puedo beber, —soltó el doncel molesto ¿Para qué le servía, si de todos modos sabía que no podía consumir esas cosas?

—Claro que puedes amor, no tiene alcohol, —confeso el pelinegro juguetón —¿De verdad crees que yo podría ignorar que "estamos" embarazados? —Las mejillas del doncel se tiñeron en carmín, y el varón sonrió conforme con la reacción de su amado doncel —¡Vamos a brindar! —Levanto las copas. Esta vez Castiel si cogió la suya, chocaron los cristales en un glorioso sonido, amos sonrieron felices y bebieron el dorado líquido.

La comida estaba simplemente deliciosa, había de todo, desde zumo de frutas, hasta helado de arándanos con salsa de chocolate como postre. Por supuesto Castiel partió por el final, apelando que el helado derretido no tenía buen sabor, a cucharadas se comió ambos tazones. Chris no replico, al contrario, estaba feliz. Esta vez quería hacer las cosas bien, esta vez, todo sería diferente.

A palabras mudas, el mayor extendió su mano al final de la cena. Observo a Castiel invitándole a seguir su paso, y el menor sin oponer resistencia camino aferrado a la mano del mayor. Tras un angosto pasillo, se encontraron el agua burbujeante y tibia. Chris había encendido el Jacuzzi, mientras Castiel bañaba a Theo.

—¿Me acompañas? —Consulto el pícaro varón. Las mejillas del doncel se sonrojaron, pero asintió sin demoras en acompañar a su hombre.

Se tendieron juntos en la enorme bañera, siendo recibidos por la grata sensación del agua tibia y burbujeante. Castiel sintió como sus músculos se relajaban, cerro sus ojos disfrutando al máximo la relajante sensación, al mismo tiempo sintió como las manos de Chris se colaban a su alrededor, buscando repartir caricias sobre el pequeño vientre.

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