Pero claro, la fría agua del lago los esperaba.
Ellos cayeron, con suerte de no golpearse en ninguna roca al sumergirse de golpe al agua.
—¡¡Mierda, no sé nadar, no sé nadar!! -ella gritó cuando pudo sacar su cabeza del agua.
—¡¡Maldición Cancer!! ¿Dónde estás?
Escorpio la tomó de la cintura cuando se acercó a ella. —¡Tranquilizate! ¡Maldición! ¿Ves lo que acabas de hacer?
—¡¿Yo?! ¡Una serpiente me mordió!
Ella se aferró a su brazo. —¡Joder! Solo sujetate de mí.
—Está helada. - ella se quejó del agua.
—Pues sí, genia. Estamos en invierno.
—¡Cállate!
Escorpio nadó con dificultad a la orilla. Cancer pudo poner sus pies en tierra firme pero pronto cayó al suelo, miró su pierna y notó dos puntos rojos en su muslo.
—¡Maldición, maldición!
Ella no sabía que hacer.
Escorpio la miró y se acercó. —A ver.
Tomó la pierna de ella y tocó la zona alrededor de la herida, que no se veía mal. —Aquí no hay serpientes venenosas...descuida, es una normal. Simplemente te dejó dos huecos pequeños.
—¿¡Cómo lo sabes!? -ella tembló del frío y del miedo.
—Solo lo sé, calmate. Vas a vivir, para mi desgracia. - él murmuró. Ella le dio un manotazo.
—¡Todo es tu culpa! Si no hubieras ido a fumar.
Cancer temblaba mientras se ponía de pie.
—¡¿Mi culpa?! ¡Tú fuiste a joder! - el gruñó levantándose.
—Claro claro, ¡Virgo me mandó!
—¡Ya calmate! No llegaremos a ningún lado así. - él suspiró y miró el cielo. —Ahí está el humo de la fogata, y probablemente escucharon tu maldito grito. De seguro tu novio te anda buscando así que vamos, andando.
—¡¿Cuál novio?!
—Tu preciado Libra. - él se burló.
—¡Él no es mi novio! - ella lo siguió.
—Mira por donde pisas, no vaya ser que te vuelva a morder algo. - él murmuró fastidiado.
—¡Oh cállate!
Ella gimió de dolor.
Tenían que subir por camino de tierra. La herida de ella sangraba, y obviamente le dolía, entre la mordida, el impacto del agua, el frío y el hambre, ella quería morir.
Lo único bueno, era que la luz de la luna no los abandonaba.
Subieron por un trecho algo feo, Escorpio se detuvo y la miró. —¿Vas bien?
—Ya no sé, solo sigamos. - ella estaba tiritando de frío.
—Dame la mano - él le extendió la suya. —Vamos subiendo y está resbaloso.
Cancer le dio su mano, él la sostuvo fuerte y continuó subiendo..
—Tenía un mal presentimiento de este viaje. - ella murmuró.
—Oh vamos, no está tan mal. Ya casi llegamos al camino que conecta al campamento.
—A ti no te mordió una maldita serpiente.