Entrelazados | KookV

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—Mierda, lo olvidé.

Jungkook hizo una mueca cuando el castaño rio del otro lado de la línea, pero en realidad no sentía un verdadero enojo con aquello.

—Que gran primer día —comentó un Taehyung bastante divertido con la situación—. Supongo que si querías que te despidieran ese fue un excelente plan.

—Ja-ja muy gracioso, voy para allá ahora mismo. ¿Tienes tiempo después?

El silencio volvió a la línea por un par de segundos que se volvieron incómodos para Jungkook. Iba caminando en dirección a la parada del autobús, pero se detuvo con la tonta idea de que si hacía eso la respuesta llegaría más rápido. Al final un suspiro de Taehyung se hizo presente antes que la respuesta.

—Claro. ¿Quieres charlar? —preguntó un tanto inseguro. Jungkook comprendió al instante que estaba siendo cauteloso de nuevo, los científicos no habían escuchado nada de su arreglo de ayer después de todo—. Podemos vernos en un café cerca de los departamentos.

Taehyung tenía razón, verse en los departamentos no era una opción y hablar sobre aquello por teléfono tampoco era buena idea. No sabía hasta qué punto ellos los vigilaban, pero debían tener las mayores precauciones como fuera posible.

Claro, aunque no podían hacerlo mientras monitorean sus cerebros.

—Sí, veámonos ahí.

—Bien, te mandaré un mensaje con la hora más tarde y tú dices si está bien. Ahora mismo tengo que regresar al trabajo.

—Claro, claro —Jungkook asintió, aunque sabía que Taehyung no podía verlo. Él también debía apurarse a llegar si no quería comenzar a estropear las cosas desde un inicio.

Más de lo que ya había hecho.

—Ten un buen día Jungkook, nos vemos más tarde.

Aquello había tomado por sorpresa al azabache, quien no estaba acostumbrado a escuchar ese tipo de deseos, por lo que tardó un par de segundos en reaccionar.

—Oh, sí. Tú también ten un bue- —Un pitido se escuchó en el aparato y Jungkook se lo retiró del oído para comprobar que la llamada ya había finalizado—. Día —terminó de decir mientras guardaba el celular en su bolsillo, frustrado consigo mismo por no ser lo suficientemente rápido en reaccionar.

La espera del autobús parecía eterna, pero una vez llegó a su destino quiso pensar que todo aquello debía ser una broma, pues el lugar que le marcaba el GPS era un local de comida rápida.

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Para Taehyung, recibir una llamada del azabache había sido toda una sorpresa y debía agradecer a su amable jefe el dejarlo llamar de vuelta, pero todo aquello lo había dejado con un presentimiento aún más extraño en su sistema.

No tenía problemas en verse con el azabache a solas, pero esa sensación de que Jungkook le mentía estaba latente dentro de él siempre. Y, para hacerlo incluso peor para él, no podía enojarse con él. Si le mentía quería saber el porqué, pero por una vez el miedo a la respuesta podía más que su curiosidad.

Desde que había encontrado esa nota en su bolsillo sentía que nada de aquello podía ser real.

—Taehyung, ¿puedes ayudarme con esto? —La voz a su espalda lo hizo dar un pequeño salto y giró hasta encontrarse con el chico pelinegro y bajito que además era su jefe: Park Jimin—. Vamos a poner estas prendas en exposición y tenemos que cambiar a los maniquíes. —Explicó, llevando una caja en sus manos mientras caminaba hacia el enorme ventanal que tenía la tienda con Taehyung detrás de él—. El verano ya está cerca y debemos adelantarnos a la temporada.