QUIERO SER ESE ALGUIEN

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- No lo sé – se encogió de hombros – Quizás ya me pareciste guapa – sonreímos a la vez – Ves el motivo. Encuentras las pruebas porque te mueves por el motivo del delincuente. Si es un robo, por qué roban. Si es un asesinato, por qué matan. Si son drogas, por qué se meten o trafican. Vas siempre un paso más allá de todos porque eres la única policía que se para a pensar en el sospechoso y en el motivo por el que lo hizo.

- Mi madre siempre me decía que la gente tiene un motivo que nosotros desconocemos; y cuando lo sabemos, todo nos parece más racional.

- Pues tu madre tiene toda la razón del mundo – sonreí – Sigo dándole vueltas al hecho de que hayas pedido parar – la miré – Quizás necesitas oír que estoy orgullosa de ti, Alex. Cada vez que enciendo la televisión o leo un periódico, me entran ganas de gritar que eres mi novia. Cuando escucho a Memo hablar de ti, es orgullo Te voy a apoyar en lo que decidas, pero tu sitio es en el país, no en una sola ciudad.

- Mi sitio es donde estés tú, Piper.

- No – se acercó – Porque si lo nuestro sale mal, tú te habrás parado por mí y yo no podría perdonármelo nunca – me agarró las manos – Llevo años siguiéndote, viéndote y admirándote; y eso, pase lo que pase, no va a cambiar. Es cierto que yo tampoco podría llevar ese ritmo, pero estoy segura que acabaríamos encontrando una solución.

- Perderte – asentí – Y no me voy a arriesgar a hacerlo. Tú accediste a guardar lo nuestro, a actuar delante de todos y no dijiste nada. Aceptaste mis faltas, mis promesas no cumplidas, todo Y te conformaste con ser el centro de mi mundo durante apenas horas. Y no es justo para ti – la acaricié la mejilla – Mereces a alguien que esté contigo, dedicándote su vida al completo. Y yo quiero ser ese alguien.

Sonrió tímidamente y se acercó aún más para abrazarme.

- Solo tú puedes ser ese alguien, Alex.

Que Piper me admirara profesionalmente, me alegraba; pero realmente, me parecía más importante que se sintiera bien conmigo Que quisiera estar conmigo.

Entramos en un bar con un objetivo, emborracharnos. Total, juntas no lo habíamos hecho aún. Empezamos con dos cervezas, pero acabamos con chupitos de tequila Donde yo perdí la cuenta a los seis. El limón comenzó a quedarse olvidado, dado que Piper en cuanto se tomaba el vaso; decidía que mis labios le quitarían el fuerte sabor de la bebida.

- Mira aquel barbudo – dijo tambaleando las sílabas – Seguro que le ganas en un pulso.

- Me saca treinta cuerpos.

- Bueno – protestó – Pues le enseñas las tetas y verás cómo le ganas.

- Ahora quieres que vaya enseñando las tetas por ahí – me miró - ¿Eso es lo que quieres?

- No – sonrió dándome un beso – Solo son para mí.

- Ya me parecía a mí – sonreí dándola otro – Voy a hacer pis.

- Pero si lo has hecho cinco veces ya – volvió a protestar - ¡Meona!

Sonreí yendo hacia el baño.

No era un bar muy ruidoso. Las luces eran tenues, lo suficiente para ver pero dejando intimidad a cada mesa. Los sillones eran de piel y negros, mientras que el resto de los muebles eran de cristal, prácticamente.

Los baños más de lo mismo. Desde luego que o el dueño era rico o le iba muy bien. Dado que estaba al lado de la playa; supuse que los turistas se dejaban allí más dinero del que imaginaba. Al final aunque subieras un poco el precio, acababan pagando Igual que hicimos nosotras, básicamente.

Mirada de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora