Capítulo 07.- Familia

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—Pero tú confiabas en Isabel y dejaste que experimentara contigo, el tratamiento funciono y te salvaste con pequeñas secuelas —dijo Sherlock en fingido tono aburrido, pero la verdad es que estaba genuinamente agradecido con su amiga por salvar la vida de su padre. El patriarca Holmes siempre tuvo un cuerpo débil y enfermaba con relativa facilidad, pero cuando su corazón comenzó a fallar... Sherlock creyó que lo perdería.

—Bueno, bueno, suficiente de hablar de este viejo y sus males —habló Arthur para tratar de recuperar el buen humor del momento —. John, ¿eres médico militar, no?

—Retirado.

—Estuvo en la guerra y le dispararon, ¿no es genial? —dijo Sherly emocionada haciendo que John se sintiera un poco incómodo y temeroso de lo que el señor Holmes creyera que ni Sherlock ni él eran aptos para educar a la niña; grande fue su sorpresa cuando Arthur sonrió.

—Un héroe de guerra, sin duda.

—Yo solo cuidaba a los heridos —se excusó un tanto avergonzado.

—No hay nada más heroico que salvar una vida, John, así que no menosprecies tu labor. Estoy en contra de la guerra, pero eso no significa que no aplauda la labor de ustedes los médicos militares que hacen cualquier cosa por ayudar —finalizó antes de llevarse un trozo de carne a la boca; hizo un gesto que alarmó a los menores Holmes.

—¿Se siente bien? —preguntó John confundido por el comportamiento de Sherlock, Mycrof y de Sherly.

—Abuelo —dijo la niña tendiéndole un vaso con agua.

—Estoy bien, es sólo que esta comida es algo insípida —suspiró con nostalgia —; nada comparado a la deliciosa sazón de mi querida Amanda.

Aquello tomó por sorpresa a John, pues jampas imaginó que una dama tan elegante y distinguida como lo era la señora Holmes, supiese si quiera como se encendía una estufa.

—Cuando los niños salían de vacaciones, Amanda y yo nos tomábamos una semana y los llevábamos a una pequeña casa que tenemos en el campo, ahí éramos solo nosotros cinco y la naturaleza.

—Supongo que mami y tú regresarán ahí pronto —dijo Mycroft y Arthur asintió con la cabeza.

...

Aunque Sherlock no quisiera admitirlo, había disfrutado mucho de su cumpleaños, en especial por el hermoso regalo que John le había dado en el baño.

Después de cena, Arthur y Mycroft se despidieron, el señor Holmes prometió ir a visitarlos tan pronto les fuese posible. Al llegar a Baker Street, la señora Hudson había salido de la ciudad esa mañana y Smaug tuvo que quedarse encerrado en la habitación de Sherlock y de su hija para evitar que hiciera algún desastre.

John preparó un poco de té, pues ninguno de los tres parecía tener intenciones de irse a la cama.

—¿Dónde dormiré hoy? —preguntó Sherly pasados unos minutos de silencio, en los que estuvo estudiando el comportamiento de su padre y del ex militar.

—En donde siempre has dormido, por supuesto —dijo John confundido por el cuestionamiento de la niña. —¿Por qué lo preguntas? —Sherly se encogió de hombros.

—Pensé que a padre y a ti les gustaría compartir la cama ahora que son novios.

John casi se ahoga con el té.

—¿Qué?

—Oh, John, es obvio que ella lo sabe —dijo Sherlock, orgulloso de las capacidades deductivas de su hija.

—Me alegro que por fin dieras el paso, padre —dijo Sherly dejando su taza en la mesa —. Mamá Greta, madre y yo teníamos una apuesta sobre eso —ambos hombres miraron a la niña interrogante. —Mamá Greta estaba segura —y cito textualmente —: Holmes es un hijo de puta que está más preocupado en su culo petulante que en darse cuenta de sus propios sentimientos —John tuvo que aguantarse la risa al ver la nariz arrugada de Sherlock —. Madre pensaba que padre debía ser engañado con un falso caso y seguramente lo descubriría en dos meses.

Sherlock juntó sus manos a la altura de los labios; resultaba extraño que Isabel fuese capaz de analizar los sentimientos, después de todo, ella era mucho más ignorante a las emociones humanas que él.

Si Sherlock no era considerado un humano, Isabel fácilmente podría pasar por un robot; pero cuando regresaron de aquella misión en la que rescataron a una mujer, Isabel cambió; en un principio sólo eran caricias aisladas que le daba a Sherly o a él, luego comenzó a interesarse por la psicología más que por la neurología, leía novelas románticas.

Poco antes de que Sherlock regresara a Londres, Isabel comenzó con sus teorías sobre la verdadera naturaleza de la relación que su esposo mantenía con John Watson; pero llegar al punto de apostar con su hija y su asistente... era algo que el detective jamás hubiera podido adivinar.

—¿Y tú, Sherly? —la niña se sonrojó un poco avergonzada por sus incorrecta deducción.

—Yo pensé que padre se declararía a más tardar un mes después del reencuentro.

John no pudo evitar enternecerse ante esto, se acercó a la niña y le besó la frente; en respuesta, ella se tensó, pero no tanto como la primera vez.

—Bueno, es hora de ir a la cama, lávate los dientes y ponte el pijama —Sherly arrugó la nariz y se quejó.

—No tengo sueño.

—No importa. Mañana tienes clases.

—La escuela es aburrida.

—Si quieres convertirte en la primera doctora detective consultora del mundo, debes estudiar.

Sherly miró a su padre, esperando que él intercediera por ella.

—Te dejare ir a un caso de asesinato y ver el cuerpo si haces caso a John.

—Sherlock... —dijo el doctor a modo de reproche.

—¿Puedo hackear la computadora del tío Mycroft? —preguntó ilusionada.

—Por supuesto que no —respondió John por Sherlock —. Eso no es correcto.

—Lo correcto es aburrido —dijeron ambos Holmes a la vez. John suspiró.

—Sherly, si te vas a dormir y si los dos se portan bien toda la semana; les prometo hacer lo que quieran el domingo.

—¿Promesa?

—Promesa — Sherly asintió sonriendo, se acercó a su padre y le dio un beso en la mejilla.

—Buenas noches padre —miró a John debatiéndose mentalmente si debía o no hacer lo que estaba pensando.

—Hazlo, es lo que él quiere, no le molestará. —John se mantuvo callado, observando a padre e hija sin entender de lo que hablaban.

Finalmente, Sherly se acercó a John, le dio un beso en la mejilla.

—Buenas noches... papá — dijo antes de irse corriendo al baño, dejando a John con el corazón a mil por hora.

Continuará...

La nueva familia de papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora