Se encontraban tomando leche y comiendo las galletas que Hinata les había preparado cuando la madre superiora Shizune entró por la puerta.
–¡Dios bendito! Este año habéis decorado de manera mágica.
– Todos pusimos de nuestra parte.– comentó Naruto.
Shizune soltó unas pequeñas lágrimas de felicidad. Llevaba años trabajando en aquel orfanato. Se había encariñado con cada niño que pasaba por sus cuidados. Pero Hinata y Naruto eran muy especial para ella. Habían crecido allí. Se apasionaron por el cuidado de los niños y ahora solían cuidar todo el tiempo de ellos. Le entristecía tener que dar aquella noticia esa noche, pero debía hacerlo. Había llegado la hora.
–Naruto, cariño, podrías acompañarme.
Naruto se puso tensó. Imagino lo que iba a suceder, así que se puso de pie, no sin antes mirar a Hinata, la cual reflejó en sus ojos grises una profunda tristeza.
***
Naruro se encontraba en la oficina de la madre superiora Shizune. Le dijo que lo mejor sería tratar aquel asunto en privado por lo que lo hice abandonar el salón lo hizo y seguirla hasta allí.
–Se por que estoy aquí...– dijo Naruto rompiendo el incómodo silencio.
–Oh, cariño. No sabe la tristeza que me da tener que hacer esto pero son las reglas.
Y Naruto lo entendía. Lo que no podía entender era el hecho de que pronto tendría que separarse de Hinata. De su Dulce y hermosa Hinata. Y los Niño... oh Dios Konohamaru. Le partía el
Corazón tener que abandonarlos a todos.–Sabes que al cumplir la mayoría de edad debes dejar el orfanato y salir al mundo real.
–Lo se, pero aún me quedan tres meses antes de cumplir los dieciocho.
–Lo se. Lo que sucede es que ha surgido un asunto con el cual no contábamos.
–¿Asunto?
Shizune se puso de pie y camino hasta la puerta para luego abrirla. Por la puerta entro un señor de algunos setenta años con el pelo canoso y largo.
– Naruto, este señor se llama Jiraya, es el padre de tu difunto papá Minato. Es tu abuelo y está aquí por tu custodia.
Naruro se puso de pie rápidamente y fulminó con la mirada al extraño señor que venía por el.
– No me iré con el.– dijo con un tono de voz profundo y firme.
–Hijo...
– No me diga así.
– Naruto, habla con el. Lo que te dirá es importante. Los dejare solos. – Shizune abandonó la habitación y un profundo silencio acaparó el lugar.
– No se a que ha venido después de todos estos años pero no pienso perdonar el hecho de que se haya olvidado de su nieto.
– Las cosas no son así, Naruto. Según el informe que nos llevó del accidente no hubo sobrevivientes, ademas ni siquiera sabíamos que tu padre se había casado y había tenido un hijo.
Naruto observó como aquel hombre reflejaba una profunda tristeza en su mirada. La que tiene un padre al perder a un hijo.
– Continúa...
– Tu padre se fue a la universidad muy joven, tú abuela y yo estábamos muy cansados de lidiar con su carácter, así que solo lo dejamos marcharse. No supimos de él. Intente contactarlo en muchas ocaciones pero fue inútil. Después de casi siete años nos llegaron noticas de que el había fallecido en un accidente de auto que no hubo sobrevivientes. – Jiraya hizo una pausa y cerró los ojos un momento intentando borrar el dolor que se alojaba en su pecho.
Amor Eterno
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