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I.

Hizo la misma rutina de siempre, lavar su cabello dorado dos veces y despues enjabonar su propio cuerpo, se dedicó a cepillar su cabello una vez que ya tenía puesta la ropa junto con una lavada de dientes, Luke salió de su casa en su auto con la radio puesta a un volumen alto, disfrutando de lo que era Happy Together de The Turtles en la radio.

Disfrutaba de la mañana que se mostraba a esos momentos, un sol cálido apuntando a toda la ciudad de Los Angeles. una vez que llegó a su lugar de trabajo, sacó todo lo necesario, su maleta (cual tenía lleno de cuadernos y plumones.), su chaqueta y su celular.

Observó como había muchos alumnos saludandose entre sí, contándose los secretos del verano, diferentes travesías que tuvieron e incluso viajes al viejo continente, estaba feliz de poder presenciar toda esa esencia joven a su alrededor; tenian mucho que vivir y a él le encantaba poder ver como sus alumnos se convertían en grandes profesionales, hasta el día de hoy recibe diversas visitas de muchos alumnos a los que les hizo clases y ya están graduados de la carrera que eligieron estudiar, él estaba sumamente orgulloso de ello.

Después de reencontrarse con muchos de sus colegas y tomar una tibia taza de café, el timbre sonó e indicó que las clases ya estaba por empezar haciendo que todos los presentes del lugar tuvieran los pelos erizados por él hecho de ver a diferentes alumnos, algunos conocidos y otros desconocidos, pero no se equivocaba al saber que todos los profesionales estaban curiosos por conocer a estudiantes nuevos, en especial Luke, quien ahora mismo le tocaba clases con una nueva generación y estaba ansioso por conocerlos.

Una vez que llegó a su clase designada, Luke simplemente puso todos sus cuadernos y maleta en la mesa de madera que estaba al frente de toda la clase. — Buenos días, alumnos, espero que hayan tenido unas buenas vacaciones y que estén preparados para lo que es... — Una pequeña doncella interrumpió la clase como una escena cliché y cursi para la niña buena.

— ¡Buenos días! ¡siento mucho llegar tarde pero mi madre se quedó dormida! — La castaña lo admitió apenada. Luke se quedó perplejo viendo a la pequeña desconocida, ese rostro tan infantil pero precioso, su falda estaba en la medida justa que pedía el Colegio pero aún así se veía cautivadora, sus ojos grandes y verdes con pizca de curiosidad, Luke había perdido la cabeza con solo mirarla y tuvo que golpearse mentalmente para salir del trance. — No ... no te preocupes, es algo que a todos nos pasa pero no quiero que se vuelva a repetir entre todos ustedes. — Esta vez habló de forma general pero en su cabeza aún estaba metido en su cuerpo lleno de curvas.

Se sentía culpable, tanto que quemaba como el infierno, pero lo ignoro. — ¿Cual es su nombre? — Preguntó el rubio, en el fondo y aunque no lo quisiera admitirlo, sentía bastante curiosidad por aquella chica si ignorara el hecho de que su cuerpo le atraía.

— Amelia, Amelia Clark. — La chica balbuceó un poco cuando dirigió la mirada hacia Luke, era algo intimidante la forma en que el mayor la miraba y claramente era alto que él no se daba cuenta pues seguía mirandole los ojos como si la fuera a comer. Ahora, Luke, no se olvidaría de su nombre jamás.

— Esta bien, señorita Amelia, puedes buscar un lugar para sentarte, aunque, espero que no se vuelva a repetir esto. — Saboreó su nombre cuando lo dijo como si fuera un dulce pecado que le encantaría volver a cometer una y otra vez. Amelia recorrió el salón de clases con su mirada hasta que pilló a su mejor amiga haciéndole señas para que fuera hasta allá, sonrió felizmente mientras caminaba hacia Ashley, obviamente Luke no la perdió de vista en ningún segundo mientras intentaba callar a la clase.

— Este señor me da un poco de miedo. — Susurro Ashley lo suficientemente fuerte como para que solo su amiga lo escuchará mientras que el profesor seguía hablando. — Ash, ¡Ni siquiera lo conoces! las clases empezaron hace poco y ya crees que es un manipulador compulsivo. — Amelia imitó su tono de voz mientras hacia lo posible para sacar el cuaderno y estuche a la máxima velocidad que pudiera.