Capítulo 1

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Edimbar , 3000.

Antiguo Edimburgo, Siglo XXX

El frío está congelándome, no se hacia dónde ir, no tengo nada, solo la fuerza que me da el querer encontrar la cura y salvar a mi hermana.

No tengo información de donde o cuando me encuentro. Solo los conocimientos vistos por Xela en sus visiones.

Había estallado la Sexta Guerra Mundial no mucho tiempo antes de mi llegada, esta tuvo su final unas semanas atrás, dejando como vencedor al Afral , según dijo Xela, antiguamente conocido como el continente Africano.

Luego de la Quinta Guerra Mundial, en el siglo XXVII, la Organización de Unión por el Bienestar Mundial (OUBM) propuso un nuevo comienzo mundial, una forma de dejar atrás las guerras y odiseas pasadas, cambiando así, las ataduras que nos encadenan al pasado, como los nombres de cada lugar en el mundo, pero, conservando un poco de el para no olvidar lo que habían dejado atrás.

"No más presidentes o gobernadores, para que la ambición y la corrupción no provoque tanta discordancia, para evitar nuevas guerras." Eso fue lo que propuso la OUBM, solo ellos para resolver los conflictos que puedan ocurrir. Un miembro por país o algo como eso fue lo que entendí sobre la información que Xela pudo decir.

Eso es todo lo que se, eso y que todos moriremos si no las encuentro.

La cura a la Gran plaga, como suele llamarla Xela y a mi hermana.

La cura a la plaga que ataco nuestra división, matando a más del cuarenta por ciento de los habitantes entre mi ellos mis padres. Se había controlado la plaga gracias a la OUBM, que puso en cuarentena a todos los afectados del virus hasta que una cura sea encontrada o mueran, de esos hace ya un año, no podrían vivir más de un mes como mucho algunos llegan a dos. Pero hace muy poco, una semana o menos surgió un nuevo brote del virus, y esta vez mi hermana Emallene, o Emma como solía llamarla mamá, está infectada.

Y yo debo encontrar la cura. Rápido.

Llevo horas caminando, no creo poder avanzar mucho más, el frío ha congelado cada uno de mis músculos, aun así debo poder encontrar un lugar donde pueda pasar la noche, pero mi cuerpo no me permite avanzar mucho más, el hambre y la debilidad que me poseo son muy intensas y la noche está a solo minutos de caer.

Me detengo un momento para analizar el lugar que me rodea, en una calle estrecha de no más de dos metros de ancho y con pequeñas casas alrededor de ella, tiene muy pocas que luces logran alumbrar la calle, al fondo de esta, en aproximadamente cincuenta metros logro divisar una posada con una fachada empobrecida que no resalta en nada con la condición del lugar que me rodea.

Me encamino hacia la posada.

Cuando he avanzado cerda de la mitad unos hombres empiezan a salir de los diminutos callejones que separan las casas, están vestido de maneras extrañas, cubiertos de negro, llevan armas en sus cinturas, por sus gestos puedo ver que no planean nada bueno para mí, están mirándome fijamente y el sonido de los frenéticos latidos de mi corazón no hace más que empeorar las cosas.

No sé que hacer, la calle está completamente desierta y las casas alrededor parecen vacías y abandonadas, solo algunas tienen ventanas abiertas y muy tenues luces encendidas.

Un hombre mayor con tatuajes en sus manos y brazos con una cicatriz que atraviesa la mitad de su rostro desde su ceja derecha hasta su mejilla izquierda, aparentemente el líder de estos hombres, destaca sobre los demás, con una sonrisa llena de maldad, se encamina hasta detenerse a unos pocos metros de mí, mirándome, analizándome detenidamente.

Mi mente no deja de pensar que hacer cuando él comienza al hablar dirigiéndose a mí.

—¿Qué hace una chica como tú por estos lugares?— Pregunta mirándome directo a los ojos. No respondo, debo encontrar la manera de salir de aquí –Ya veo, dime ¿Busca a alguien? o ¿Algo?

No creo que ellos tengan lo que necesito, pero este es otro lugar y debo intentar con y quien sea.

—Si. Busco medicina. La cura para una enfermedad. Un virus.

Él parecer meditar sobre lo que he dicho, sonríe y me mira nuevamente luego de mirar a sus compañeros.

—Grandioso, pero dime ¿Tienes con que pagar?

—¿Aquí?

—Si aquí.

—¿Tienes tú la medicina aquí?

—Dame el nombre del virus y ¡Por qué no el tuyo también! Digo solo si quieres.

—V*Icrosk, también conocida como la Gran Plaga, el otro no lo necesitas.

—Niña ese virus se extermino hace miles de año, por lo tanto, nadie conoce la cura— Sabia que no podía ser tan fácil, el parece pensar todo lo que dirá—Pero no te preocupes seguro que si pagas bien podremos ayudarte. No se talvez encontrar alguien que pueda crear una. Solo no será nada barato.

Es muy indiscutible que está mintiendo en la última parte, su mirada me rehuye, buscando un punto para no tener que mirarme, sus palabras suenan inseguras y aprieta sus manos.

—No, no es necesario, gracias por intentarlo.

—Bien. Ya veo.

—Bueno... ya que estas son las circunstancias no tengo nada más que buscar. Gracias.

Me giro para volver por donde vine, no quiero tener que encontrarme con más personas así.

—Tráiganla. Se perfectamente que hacer con ella.

Estay tan asustada que no puedo emitir sonido alguno y no reacciono más que para intentar alejarme de ellos corriendo.

Cada vez es más oscuro y no logro distinguir el camino que llevo por unos callejones, ellos están cerca puedo sentirlos.

Giro a la izquierda, entrando a un callejón sin salida. Cuando intento dar vuelta mis piernas no resisten más y caigo, mi vista es borrosa, pero logro ver a uno de ellos caminando hacia mí, intento retroceder pero ni arrastrando todo mi cuerpo lograría avanzar más allá de un metro, recluyéndome en una esquina del callejón maloliente.

No se supone que sería fácil, no en ningún momento se pensó que lo fuese, pero tampoco que sería tan difícil.

Lo siento tocarme y levantarme. Solo eso y nada más.

— ¡Pero qué demonios!

Mis ojos se cierran, y simplemente la inconsciencia me reclama.

BuenaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin