- Victoria — masculló, levantándose. Se puso en pie y se detuvo a los pies de la cama —. Ven aquí — le ordenó.

Ella obedeció.

Niall la colocó exactamente enfrente del espejo de cuerpo entero.

- ¿Qué ves? — le preguntó.

- A ti.

Él le sonrió.

Inclinándose, apoyó la barbilla sobre el hombro de Victoria.

- ¿Qué ves cuando te miras?

- Veo a alguien que necesita perder de seis a nueve kilos y comprarse un cargamento de crema antimanchas para hacer desaparecer las pecas.

A él no pareció hacerle gracia.

Le pasó las manos por la cintura, hasta la parte delantera del albornoz, donde descansaba el nudo del cinturón.

- Déjame que te diga lo que yo veo — ronroneó justo sobre su oreja, mientras colocaba las manos sobre el cinturón, sin abrirlo —. Veo un hermoso cabello, oscuro como la noche. Suave y abundante. Tienes el cabello ideal para que caiga en cascada sobre el vientre desnudo de un hombre, para enterrar la cara en él y aspirar su aroma.

Victoria empezó a temblar.

- Tienes un rostro con forma de corazón, semejante al de un pequeño diablillo, con labios llenos y sensuales que piden a gritos ser besados. Y con respecto a tus pecas, son fascinantes.Añaden un toque juvenil a tu encanto que te hace única e irresistible.

No sonaba tan mal dicho por él.

Le desabrochó el albornoz e hizo una mueca ante la visión de la camisola rosa. Abriéndolo del todo, siguió hablando.

- ¿Qué tenemos aquí? — masculló, devorándola con los ojos.

Antes de poder pensar siquiera en protestar, Niall le bajó el albornoz por los brazos y lo dejó caer al suelo, a sus pies. Volvió a apoyar la barbilla en su hombro mientras sus ojos la contemplaban a través del espejo.

Le alzó la camisola.

- Niall — dijo ella, cogiéndole la mano.

Sus miradas se encontraron en el espejo. Victoria no pudo moverse, ya que la pasión y la ternura que se reflejaban en los ojos de Niall la sumieron en un estado de trance.

- Quiero verte, Victoria — le dijo en un tono que dejaba a las claras que no admitiría un no por respuesta.

Antes de poder volver a pensar con claridad, él le quitó la camisola y pasó sus manos sobre la piel desnuda de su estómago.

- Tus pechos no son pequeños — susurró, incorporándose tras ella

—. Tienen el tamaño perfecto para la mano de un hombre — y para demostrar su afirmación, acercó las manos y los cubrió con ellas. - Niall — balbució Victoria con un gemido y el cuerpo abrasado

—. Recuerda tu promesa.

- Me estoy comportando bien — respondió él con voz ronca. Apoyándose sobre sus duros pectorales, Victoria observó sin aliento en el espejo cómo Niall dejaba sus pechos y le acariciaba las costillas, descendiendo hasta las caderas y una vez allí, metía las manos bajo el elástico de sus braguitas.

- Tienes un cuerpo hermoso, Victoria — le dijo mientras le acariciaba el pubis. Por primera vez en toda su vida, lo creyó. Niall le mordisqueó el cuello mientras sus manos jugueteaban con los rizos oscuros de su entrepierna.

- Niall — lloriqueó, sabiendo que si no lo detenía ahora no sería capaz de hacerlo más tarde.

- ¡Shh! — le dijo al oído

—. Ya te tengo.

Y, entonces, separó los tiernos pliegues de su cuerpo y acarició su sexo. Victoria gimió, consumida por la pasión. Niall capturó sus labios y la besó plena y profundamente.

De forma instintiva, se dio la vuelta entre sus brazos para saborearlo mejor. La levantó del suelo, sin abandonar sus labios, mientras la llevaba hasta la cama. De algún modo, se las arregló para acomodarla sobre el colchón y tumbarse sobre ella sin dejar de besarla. Ciertamente tenía un gran talento.

Y ¡uf!, Victoria se sentía arder con sus caricias. Con su aroma escandalosamente sensual.Con la sensación de su cuerpo tendido junto a ella.

Comenzó a temblar de pies a cabeza mientras él le separaba los muslos con las rodillas y se colocaba, aún vestido, sobre ella. Sentir su peso era algo maravilloso. Su cuerpo duro y viril, mientras restregaba sus esbeltas caderas contra ella.Aun a través de los vaqueros, podía sentir su erección presionando sobre su entrepierna. Como si estuviesen atraídas por un imán, sus caderas se alzaron acompasándose al movimiento de Niall.

- Eso es, Victoria — murmuró sobre sus labios, mientras seguía rozando su miembro hinchado contra ella, de un modo tan magistral que Victoria supo que ya habría llegado al clímax si estuviese dentro de ella

—. Siente mis caricias. Siente mi deseo por ti, sólo por ti. No luches contra él. Victoria volvió a gemir cuando Niall abandonó sus labios y dejó un abrasador reguero de besos por su garganta, hasta llegar a sus pechos, que comenzó a succionar con suavidad.

Victoria deliraba de placer mientras enterraba las manos en el cabello de Niall. Él atormentó implacablemente sus pechos con la lengua.

Todo su cuerpo temblaba por el tremendo esfuerzo que le suponía mantenerse vestido. Quería introducirse en ella con tanta desesperación que su cordura se desvanecía poco a poco. Con cada envite de sus caderas contra las de Victoria, le daban ganas de gritar por la agonía del deseo insatisfecho. Era la tortura más deliciosa que jamás había experimentado.

Y todo empeoró al sentir a Victoria deslizar las manos por su espalda, e introducirlas en sus bolsillos traseros para acercarlo aún más, apretándolo con fuerza. Niall se estremeció ante la sensación.

- ¡Sí, oh, sí! — jadeaba Victoria cuando él aumentó el ritmo de sus embestidas.

Niall sintió que todo le daba vueltas. Tenía que hundirse en ella.

Y si no podía hacerlo de una manera, por todos los templos de Atenas que lo haría de otra. Se apartó de ella y se movió hacia abajo, pasando los labios por su estómago y besándole las caderas mientras le quitaba las braguitas.

Victoria temblaba de pies a cabeza al sentir el poder que él ostentaba en ese momento.

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2 capitulo!!!!, espero que les guste la historia y como siempre espero votos y comentarios chau

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